Agon¨ªa de la unidad rota
El proyecto de la independencia resulta imposible, al menos por bastantes a?os
En la Diada de hoy saldr¨¢ mucha gente a la calle. Quiz¨¢ menos, pero en todo caso mucha. Es un rito. Y una palanca para reclamar la unidad indepedeclinante, de hecho fracturada.
Porque todo en la dirigencia de la alianza del Govern es divisi¨®n. Esquerra sugiere una cuesti¨®n de confianza si no logra aprobar presupuestos y van a en¨¦sima pr¨®rroga, su tercera ejecuci¨®n; Waterloo (Carles Puigdemont y Quim Torra), que de ninguna manera. Oriol Junqueras propone convocar elecciones tras la sentencia del proc¨¦s, quiz¨¢ para abrir el Govern a los comunes, y Torra se niega rotundamente. Esquerra patrocina la v¨ªa libre a la investidura de Pedro S¨¢nchez y los posconvergentes votan y votar¨¢n en contra.
Aunque esta agon¨ªa se interrumpa con respiros espor¨¢dicos ¡ªla manifestaci¨®n de hoy, las protestas contra la futura sentencia del proc¨¦s¡ª, la unidad pol¨ªtico-estrat¨¦gica del secesionismo se ha evaporado para largo tiempo. ?Por qu¨¦?
Porque su argamasa unitarista quebr¨® en su c¨¦nit. El fracaso del oto?o de 2017 fue el detonante. Todo fall¨®. El Estado democr¨¢tico resisti¨®. Las empresas trasladaron sus sedes. Europa no apoy¨®. Ni la mayor¨ªa del pueblo catal¨¢n respald¨®. Cuando ning¨²n c¨¢lculo ni promesa se cumplen, los platos rotos permanecen rotos.
El desacuerdo entre intransigentes y posibilistas ¡ª¨²til clasificaci¨®n del historiador Joan Esculies¡ª destrenza el futuro com¨²n, entre dos estrategias contrapuestas: la ¡°confrontaci¨®n¡± con el Estado de los waterloos, y el pactismo de Junqueras y Pere Aragon¨¨s. Descompone incluso el pasado: los pactos locales de ambos con aquel al que denunciaban como enemigo interno o botifler, al que se le negaba el pan y la sal (el PSC), indican que las l¨ªneas de alianzas antes postuladas y los cordones sanitarios antiespa?olistas se esfuman. Eso s¨ª, entre ¨¢speras recriminaciones mutuas.
Pero la quiebra pol¨ªtica y moral del secesionismo se multiplica desde aquel fiasco de 2017. Seis a?os despu¨¦s de la primera Diada soberanista, el exbloque indepe no ha proporcionado a los catalanes m¨¢s prosperidad econ¨®mica ni empresarial; no ha recuperado los niveles de atenci¨®n social (colas hospitalarias, cerrojazo a la financiaci¨®n de guarder¨ªas) previos a sus dr¨¢sticos recortes; no ha logrado incrementar el nivel de autogobierno... ¡Y ha deteriorado las instituciones de la Generalitat. Con cierres del Parlament a lo Boris Johnson; con la aton¨ªa legislativa del Govern (r¨¦cord de improductividad normativa); con el ninguneo al Consell de Garanties Estatut¨¤ries; con la par¨¢lisis de gobernanza de los entes aut¨®nomos.
M¨¢s sangrante a¨²n para los seguidores fieles. Los organismos inventados por el feraz intervencionismo de Waterloo desaparecen, como el Consejo Asesor para el Proceso Constituyente (el chiringuito vac¨ªo que encabezaba Llu¨ªs Llach) sin ofrecer ning¨²n fruto. O se difuminan, como el Consell per la Rep¨²blica, convertido en una agencia de viajes de prestaci¨®n inane y de incierta y sospechosa financiaci¨®n.
Rota pues la unidad de prestigio, de diagn¨®stico y de prop¨®sito, y reconocido en privado el fracaso de la operaci¨®n levantisca de 2017, solo queda un duro axioma que no se verbaliza: el proyecto de la independencia resulta imposible, al menos por bastantes a?os. As¨ª que liberados de su yugo sus protagonistas, cada uno opta por acomodarse a su propia concepci¨®n particular, unos por persistir en el sue?o, otros por aterrizar en la realidad.
Su drama es que a ambos les ser¨¢ arduo conciliar programa y trayectoria. Pues si los posconvergentes part¨ªan de un perfil de centroderecha, ?c¨®mo concitarlo con la agitaci¨®n y el enfrentamiento permanente, cuando de momento ha desaparecido la causa profunda, la Gran Recesi¨®n, que llev¨® a los bienestantes de clase media a pasear su malestar por las calles? Y si Esquerra se reclama de un proyecto de centroizquierda y socialdem¨®crata ?c¨®mo lo cohonesta con su trayectoria de valet de chambre de la derecha, y adem¨¢s, pujolista?
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
M¨¢s informaci¨®n
Archivado En
- Coaliciones pol¨ªticas
- CDC
- Catalu?a
- Refer¨¦ndum
- Elecciones
- PdeCat
- Comunidades aut¨®nomas
- Fiestas
- Opini¨®n
- JuntsxCat
- Carles Puigdemont
- Independencia
- Diada
- ERC
- Fiestas auton¨®micas
- Coaliciones electorales
- Independentismo
- Partidos pol¨ªticos
- Conflictos pol¨ªticos
- Ideolog¨ªas
- Administraci¨®n auton¨®mica
- Espa?a
- Administraci¨®n p¨²blica
- Pol¨ªtica