Las mil y una denuncias (Avenida El Dorado, Bogot¨¢)
En los ¨²ltimos diez a?os, Noticias Uno se ha ganado nueve veces el premio al mejor noticiero colombiano
No hay noticia m¨¢s triste que la noticia de que se acaba un noticiero. Pero si el noticiero en cuesti¨®n es Noticias Uno, que en veintisiete a?os de labores ha revelado las mentiras que se han repetido sobre las tomas del Palacio de Justicia, las pruebas de supervivencia de la candidata secuestrada Ingrid Betancourt, las componendas para aprobar el deshonroso art¨ªculo que permiti¨® la reelecci¨®n presidencial, las bajezas jam¨¢s vistas de ciertos magistrados de las altas cortes, las corrupciones de las empresas prestadoras de salud, de ciertos caraduras de las Fuerzas Armadas y de esas campa?as salvajes y c¨ªnicas financiadas por la sobornadora brasilera Odebrecht, entre mil y una denuncias m¨¢s, entonces se siente uno ante una buena noticia para esos pol¨ªticos del subsuelo ¨Cesos politiqueros al margen de la ley¨C que envejecen entre vivas y abucheos.
En los ¨²ltimos diez a?os, Noticias Uno se ha ganado nueve veces el premio al mejor noticiero colombiano, ?nueve de diez!, pero su gran reconocimiento, su consagraci¨®n, sin duda ha sido el odio de esos poderos¨ªsimos barones manchados por sus propias jugadas.
Es cierto que desde el siglo XIX los medios colombianos, como los del mundo entero, se han visto obligados a funcionar a pesar de los intereses de sus due?os. Es verdad que luego de la firma del llamado Frente Nacional, el pacto de paz que cerr¨® la guerra bipartidista de nuestro sanguinario y sangriento siglo XX, el periodismo nacional se sum¨® para bien y para mal ¨Ccomo si fuera una instituci¨®n m¨¢s de un Estado tan endeble¨C a la tarea de contarnos los hechos sin azuzar esa violencia que tantas veces ha puesto en jaque esta democracia. Es innegable tambi¨¦n que a partir de los a?os setenta, gracias a una generaci¨®n de reporteros que consiguieron montar unidades investigativas independientes dentro de los medios de siempre, el periodismo de ac¨¢ ha estado evitando que sea peor y sea en vano este horror de masacres y robos y secuestros.
A esa tradici¨®n de hombres y de mujeres que han revelado y documentado la verdad, pase lo que tenga que pasar en este pa¨ªs en el que pasa todo, pertenece el noticiero Noticias Uno. Preg¨²ntenles a las decenas de periodistas extraordinarios que han trabajado en sus peque?os estudios en la Avenida El Dorado de Bogot¨¢, y preg¨²ntenles a sus jefes corajudos y brillantes y obligados por una vocaci¨®n indeclinable, a Daniel Coronell y a Ignacio G¨®mez y a Cecilia Orozco, por los exilios, por las persecusiones, por los asedios, por las amenazas que han estado viviendo en las noches de estos veintisiete a?os. Seguro que se encoger¨¢n de hombros: ¡°As¨ª es ser periodista ac¨¢ en Colombia¡±, dir¨¢n. Y quedar¨¢ en manos de los espectadores, que en este caso tambi¨¦n son ciudadanos, notar qu¨¦ habr¨ªa pasado ac¨¢ sin el trabajo de ellos.
No hay tiempo que no sea duro e incierto: Noticias Uno sale de la televisi¨®n porque la pauta publicitaria sigue bajando en todos los medios, porque los televidentes que cumpl¨ªan horarios y eran fieles a los canales est¨¢n en v¨ªas de extinci¨®n, y porque muy pocos poderosos est¨¢n interesados en que siga adelante. Yo no creo que se acabe, no, creo que va a seguir haciendo lo que hizo el fin de semana pasado: salir por Facebook o por Twitter en vivo y en directo para obligarnos a pensar qu¨¦ tanto nos importa enterarnos de lo que est¨¢ pasando en la trasescena, qu¨¦ tanto nos interesa financiar la fiscalizaci¨®n de esos falsos prohombres, qu¨¦ tanto estamos dispuestos a reconocer que, a diferencia de los espectadores de las pel¨ªculas o de los partidos de f¨²tbol, los espectadores de las noticias somos testigos de la suerte que hemos estado permitiendo. Yo creo que s¨ª nos va a importar. Yo pienso que Noticias Uno va a seguir.
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