El adversario siempre es culpable

El 90% de los pol¨ªticos da al otro 10% mala reputaci¨®n, dijo Henry Kissinger, mientras que seg¨²n Tom Wolfe un intelectual es alguien que es experto en un campo concreto pero solo habla de todo lo dem¨¢s. Los v¨ªnculos entre la tarea pol¨ªtica y el prestigio profesional operan de formas muy distintas. La versi¨®n m¨¢s habitual es la del experto que se encarga de utilizar su reputaci¨®n profesional para justificar la posici¨®n que su partido preferido ha adoptado esta semana. Pero hay otras posibilidades.

Lo hemos visto con el caso de Manuel Cruz, presidente del Senado, catedr¨¢tico de Filosof¨ªa y ensayista prestigioso. Una noticia de Abc se?alaba que unas frases de su manual Filosof¨ªa contempor¨¢nea eran pr¨¢cticamente iguales a fragmentos de otros libros. Eran unas l¨ªneas en una obra que se acerca a las 400 p¨¢ginas y no transmit¨ªan ideas originales, sino que eran frases de transici¨®n, resumen, contexto: al escribir un manual es frecuente acumular materiales, que luego se reformulan o sintetizan. Es un error, pero parece m¨¢s un descuido que un fraude.

Representantes de otros partidos atacaron a Cruz. El comunicado de su equipo, que recordaba su trayectoria profesional, fue criticado porque algunos lo consideraban arrogante. No es f¨¢cil imaginar qu¨¦ explicaci¨®n habr¨ªa sido satisfactoria. La respuesta a una acusaci¨®n suele ser discutible, entre otras cosas por la exposici¨®n y porque, como dec¨ªa un personaje de El proceso cuando Josef K. reivindicaba su inocencia, ¡°Todo eso es cierto, pero precisamente as¨ª es como suelen hablar los culpables¡±.

El reproche hac¨ªa pensar en otros episodios: las inveros¨ªmiles credenciales acad¨¦micas de Pedro S¨¢nchez o la dimisi¨®n de una ministra por un plagio. En el PP hemos visto el m¨¢ster de Cristina Cifuentes o el curr¨ªculum de Pablo Casado, que exige una suspensi¨®n del escepticismo que ya la quisiera Coleridge.

En esos casos, se critica que la influencia pol¨ªtica sirva para obtener t¨ªtulos acad¨¦micos. El de Cruz es opuesto: se intenta desprestigiar su reputaci¨®n profesional, con una combinaci¨®n de atenci¨®n minuciosa ¡ªy comprensible¡ª al detalle y tosquedad e inquina en la acusaci¨®n, precisamente porque es un rival pol¨ªtico. Su permanencia en el cargo depende, sobre todo, de lo que le cueste al l¨ªder; pero puede haber otros efectos. Al final, quien encontrar¨¢ razones para entrar en pol¨ªtica no ser¨¢ quien no tenga nada que ocultar, sino quien no tenga nada que mostrar. @gascondaniel