Acci¨®n positiva para una amenaza real
Frente a los anacr¨®nicos negacionistas, el autor subraya los peligros actuales y futuros en forma de incendios devastadores, fusi¨®n del hielo ant¨¢rtico, huracanes y todo tipo de fen¨®menos extremos. Y propone, frente a actitudes de miedo y pesimismo, una ¡°acci¨®n clim¨¢tica positiva¡± que ser¨¢ beneficiosa en lo sanitario, lo econ¨®mico y lo social m¨¢s all¨¢ de las fronteras. Los Acuerdos de Par¨ªs son, asegura, el punto de partida perfecto para la ofensiva
EL MOVIMIENTO NEOCONSERVADOR que promueve nacionalismos populistas incluye entre sus postulados un intento desesperado de devolver la cuesti¨®n clim¨¢tica a un debate ya superado entre negacionistas y cient¨ªficos del clima. Se trata de una pataleta abocada al fracaso que, no ya la evidencia cient¨ªfica, sino el propio sistema clim¨¢tico se encarga de ridiculizar casi a diario.
En este a?o hemos sido testigos de r¨¦cords de temperatura en casi todos los puntos del globo, fusi¨®n de hielo en el ?rtico, fuegos devastadores y un arranque sonado de la temporada de huracanes en el Atl¨¢ntico, entre otros fen¨®menos extremos que evidencian que los cambios anunciados desde hace d¨¦cadas ya est¨¢n aqu¨ª, con sus graves consecuencias.
Pero es que adem¨¢s ahora contamos con el Acuerdo de Par¨ªs, que fija objetivos claros de lucha contra el cambio junto a una hoja de ruta para lograrlos, lo que nos deber¨ªa llevar a un prudente optimismo. Precisamente el optimismo es una actitud necesaria para resolver esta cuesti¨®n, a pesar de que escaseen las voces que nos hablen de los beneficios de la acci¨®n positiva contra el cambio clim¨¢tico.
Hasta ahora el debate se ha alimentado de pesimismo y negatividad: para unos, las grandes cat¨¢strofes a las que el cambio clim¨¢tico nos abocaba irremediablemente; para otros, la negaci¨®n del mismo cambio por las grandes cat¨¢strofes que las acciones contra ¨¦l traer¨ªan a la econom¨ªa global. El mensaje machac¨®n, quiz¨¢s influido por el papel central de la culpa en la r¨ªgida moral cristiana protestante, es que deber¨ªamos combatir el cambio clim¨¢tico para evitar arder para siempre en un merecido infierno. Es esta moral la que inspira los mensajes del movimiento por el clima de escolares de pa¨ªses desarrollados, como ejemplifica la preocupante declaraci¨®n de intenciones le¨ªda por Greta Thunberg, la Dorothy Gale (*) ¡ªen versi¨®n malhumorada¡ª del clima, en el Foro Econ¨®mico Global de Davos: ¡°Quiero que entr¨¦is en p¨¢nico y que sint¨¢is el miedo que yo siento a diario¡±.
Lo ¨²ltimo que necesitamos es, precisamente, ¡°entrar en p¨¢nico¡±, pues ser¨ªa garant¨ªa de estrellarnos en la gesti¨®n irreflexiva de la crisis clim¨¢tica. La culpa y el miedo llevan exactamente a la inacci¨®n y la negaci¨®n, actitudes recogidas en nuestra expresi¨®n ¡°de perdidos al r¨ªo¡±. No es eso lo que necesitamos. La prioridad ahora ha de ser la aceleraci¨®n firme y sostenida de la acci¨®n clim¨¢tica positiva y efectiva para alcanzar los objetivos del Acuerdo de Par¨ªs en el escaso tiempo que nos queda para ello. Pero esa aceleraci¨®n solo se puede alcanzar a trav¨¦s del impulso que aportan los muchos beneficios de la acci¨®n positiva contra el cambio.
La acci¨®n clim¨¢tica positiva es lo ¨¦tica y moralmente correcto, porque somos ya plenamente conscientes de las transformaciones que est¨¢n ocurriendo y las que est¨¢n por venir, y de que los m¨¢s vulnerables son, precisamente, los m¨¢s desfavorecidos, los n¨¢ufragos clim¨¢ticos.
Porque es positivo para nuestra salud. Las emisiones derivadas de la quema de combustibles f¨®siles y el aumento de gases de efecto invernadero afectan negativamente a la salud p¨²blica y tienen una gran responsabilidad en la crisis de calidad del aire en ambientes urbanos que sufrimos a nivel global. Incluso una dieta clim¨¢ticamente sostenible, que no requiere prescindir de alimento de origen animal, es una dieta m¨¢s sana.
Porque el cambio de modelo energ¨¦tico promueve el desarrollo y despliegue de nuevas tecnolog¨ªas que cambiar¨¢n el modelo de sociedad impulsando una revoluci¨®n de una escala similar a la revoluci¨®n industrial. El despliegue de energ¨ªas renovables, coches el¨¦ctricos e h¨ªbridos, sistemas urbanos de movilidad sostenible, consolidaci¨®n de sistemas de iluminaci¨®n led y otros desarrollos que contribuyen a disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero est¨¢ aceler¨¢ndose a un ritmo que fomenta el optimismo.
Porque es bueno para la econom¨ªa y el empleo. En un a?o nefasto para la Bolsa, las inversiones en sectores de nuevas energ¨ªas y tecnolog¨ªas ambientales est¨¢n generando retornos de en torno al 20%. No en balde las Bolsas se conocen como mercados de futuros, y el futuro est¨¢ en la acci¨®n clim¨¢tica positiva. Las grandes corporaciones han visto en los impactos de un cambio desbocado un riesgo para la estabilidad de sus inversiones y ahora consideran que la acci¨®n contra el cambio clim¨¢tico y, de manera m¨¢s general, los objetivos de sostenibilidad de Naciones Unidas son buenos para sus expectativas de negocio. Los mercados apuestan claramente por la transici¨®n ecol¨®gica. La codicia es, en grado ¨²ltimo, el motor m¨¢s potente para buena parte de la sociedad, su ¡°sue?o americano¡±: el bot¨®n de encendido del emprendimiento. Mientras mejores sean las perspectivas de negocio en torno a tecnolog¨ªas e inversiones que ayuden a mitigar el cambio clim¨¢tico, m¨¢s r¨¢pidamente crecer¨¢ nuestra capacidad de alcanzar los objetivos del Acuerdo de Par¨ªs. De hecho, estoy convencido de que el crecimiento exponencial de nuestra capacidad de actuaci¨®n clim¨¢tica positiva nos llevar¨¢ a mejorar esos objetivos e incluso a poder deshacer parte de los da?os clim¨¢ticos a los que estamos ya abocados por las emisiones de gases de efecto invernadero acumuladas hasta ahora.
Resolver este problema pasa por mejorar la solidaridad global y la equidad y justicia social
Porque resolver este problema pasa inevitablemente por mejorar la solidaridad global y la equidad y justicia social m¨¢s all¨¢ de fronteras jurisdiccionales. La acci¨®n clim¨¢tica positiva tiene una dimensi¨®n intr¨ªnsecamente global que se opone diametralmente a los postulados neoconservadores, lo que explica que estos encuentren su bestia negra en la lucha contra el cambio. El crecimiento econ¨®mico impulsado por la acci¨®n clim¨¢tica positiva solo ser¨¢ sostenible si se acompa?a de pol¨ªticas de solidaridad y redistribuci¨®n de beneficios.
Porque es fundamental para que los logros en la conservaci¨®n y protecci¨®n de los oc¨¦anos no nos sean arrebatados. El despliegue de pol¨ªticas de conservaci¨®n de la fauna y ecosistemas, sostenibilidad de la pesca, mejora de la calidad del agua, control de la contaminaci¨®n y restauraci¨®n de h¨¢bitats est¨¢ abriendo un nuevo horizonte en el que la recuperaci¨®n de un oc¨¦ano saludable parece posible tras tocar fondo al inicio de este siglo. Desde mi perspectiva como investigador de los oc¨¦anos, el cambio clim¨¢tico es la amenaza que podr¨ªa dar al traste con los evidentes s¨ªntomas de recuperaci¨®n de la vida de estos.
De hecho, un aumento de bosques, en tierra y en el mar (manglares, corales, praderas submarinas, marismas y bosques de algas), contribuir¨ªa a mitigar el cambio clim¨¢tico. Dado que el carbono es el principal material de la vida, la expansi¨®n de bosques marinos y terrestres retirar¨¢ carbono en exceso de la atm¨®sfera para construir organismos vivos, mitigando as¨ª el cambio. Es mucho m¨¢s positivo transformar carbono atmosf¨¦rico en bosques y ecosistemas que enterrarlo en simas geol¨®gicas, porque el carb¨®n vivo retorna m¨²ltiples beneficios adicionales a la sociedad, como la provisi¨®n de alimento y agua a las sociedades m¨¢s desfavorecidas.
Consideremos, desde nuestras diversas responsabilidades como ciudadanos, los beneficios de una acci¨®n positiva frente a la crisis del clima como gu¨ªa para nuestra aportaci¨®n y la que, como votantes, queremos que aporten nuestros Gobiernos. El ¡°miedo¡± y el ¡°p¨¢nico¡± dej¨¦moslos para las salas de cine y limitemos los sentimientos de ¡°culpa¡± a nuestro inevitable encuentro privado con la balanza tras las fiestas navide?as.?
(*) Dorothy Gale es una adolescente, personaje de ficci¨®n, protagonista de la pel¨ªcula El Mago de Oz, interpretada a los 16 a?os por la actriz norteamericana Judy Garland. En el filme, Dorothy es arrastrada a un mundo ficticio por un tornado.
Carlos Duarte es catedr¨¢tico de Ciencias Marinas de King Abdullah University of Science and Technology, Arabia Saud¨ª, y secretario del jurado del Premio Fundaci¨®n BBVA de Fronteras de la Ciencia en Cambio Clim¨¢tico.
?
EL PA?S forma parte de Covering Climate Now, una iniciativa global de m¨¢s de 220 medios de comunicaci¨®n, enfocada a poner atenci¨®n en la crisis clim¨¢tica.