La faja de Kim
Resulta rid¨ªcula la pretensi¨®n de Kardashian de vendernos sus fajas integrales como el colmo de la modernidad y la libertad femenina solo porque las tiene en todas las tallas y tonos del color carne
Hace no tanto, cuando me divorci¨¦ tras dos d¨¦cadas de matrimonio, tir¨¦ toda mi ropa interior a la basura, aunque la hubiera estrenado la v¨ªspera. Nada ins¨®lito, supongo. Vida nueva, bragas nuevas. Como quien pinta las paredes o cambia el inodoro al entrar a un nuevo domicilio aunque est¨¦n en buen uso. En mi caso, sin embargo, m¨¢s que con ese b¨¢sico acto de higiene mental y f¨ªsica, la quema de sostenes tuvo que ver con una tard¨ªa toma de conciencia. A los cuarenta y muchos, sin pareja por primera vez en la vida, era la misma pero distinta, o quer¨ªa serlo. Y la nueva yo iba a ir por el mundo a pecho descubierto. Enti¨¦ndaseme: sigo llevando bragas y sujetador hasta durmiendo. Pero sin truco, o no tanto. Hasta ese d¨ªa, eleg¨ªa mi lencer¨ªa para tapar mis verg¨¹enzas y ocultar mis complejos. Sostenes efecto dos tallas m¨¢s, bragas tres tallas menos. A¨²n llevo las ballenas clavadas en los ijares. Todo mentira, s¨ª, pero colaba. Mis sobras y mis faltas, o las que yo sent¨ªa que lo eran, estaban a buen recaudo. El p¨²blico de casa sab¨ªa lo que hab¨ªa debajo y el de fuera no ten¨ªa por qu¨¦ saberlo. En esa etapa, sin embargo, iba a tener que exponerme de nuevo y me plant¨¦ de una vez por todas. Decid¨ª que esa era yo y mis circunstancias. Que eso era lo que hab¨ªa. Y que quien viniera, arreara o huyera. No es muy ¨¦pica, pero fue mi particular liberaci¨®n del ?autoimpuesto? yugo de la lycra y los rellenos tras lustros de sometimiento. Ahora solo los uso en ocasiones especiales. Yo controlo.
Dir¨¢n que a santo de qu¨¦ viene este estriptis. Pues de que ha fallecido Andr¨¦s Sard¨¢, el modisto que sac¨® del armario la lencer¨ªa en los 80 adapt¨¢ndola al cuerpo de las mujeres y no a la inversa. A su lado resulta a¨²n m¨¢s rid¨ªcula la pretensi¨®n de Kim Kardashian de vendernos sus fajas integrales como el colmo de la modernidad y la libertad femenina solo porque las tiene en todas las tallas y tonos del color carne. No, Kim, no cuela.
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