El mausoleo de la familia Franco-Polo, en im��genes

Los restos del dictador pueden tener a partir de ahora como destino la cripta del pante��n familiar donde fuera sepultada su esposa, Carmen Polo Mart��nez-Vald��s, en 1988, en la colonia militar de Mingorrubio, en El Pardo, a 15 kil��metros de la Puerta del Sol.Luis Sevillano

La cripta fue decorada por Santiago Padr��s; se halla ubicada en la planta subterr��nea del pante��n funerario distribuido en tres plantas, de 15 metros de altura y 40 de lado, con muros de granito, revoco de cal y techado de pizarra, rematados por una espada?a con campana y cruz.Luis Sevillano

El sepulcro de Francisco Franco se encuentra a tres metros de profundidad, en un suntuoso s��tano funerario y con capacidad para albergar, todav��a, una decena m��s de sepulturas.Luis Sevillano

En la fachada anterior, un porche con artesonado en madera muestra dos puertas enrejadas en bronce marr��n con motivos sacros, como mitras, b��culos y c��lices, m��s otros prosaicos, como un cuchillo de carnicero.Luis Sevillano

El pante��n, situado sobre terrenos de Patrimonio Nacional, cedidos por a la Empresa Municipal de Servicios Funerarios de Madrid, fue un regalo del alcalde Carlos Arias Navarro a Francisco Franco y a su familia en 1960.Luis Sevillano

No lejos del camposanto, donde est��n enterrados estrechos colaboradores del dictador, como Luis Carrero Blanco o Pedro Nieto Ant��nez, se ubica el Palacio Real de Carlos I donde Franco residiera desde 1940 hasta su muerte, 35 a?os despu��s.Luis Sevillano

Fue entonces cuando del entorno pol��tico de Franco surgi�� la idea de enterrarle en el Valle de los Ca��dos, pese a no ser ��l ca��do en la guerra civil desencadenada a iniciativa suya en 1936- y como una suerte de desaf��o frente al a��n futuro rey Juan Carlos de Borb��n, en una encrucijada pol��tica sin apenas margen de maniobra para impedirlo.Luis Sevillano

Pese al aval del Tribunal Supremo al plan del Gobierno para sacar los restos del dictador del Valle de los Ca��dos, una causa secundaria a��n demorar�� su salida de la bas��lica de Cuelgamuros.Luis Sevillano