De san Ignacio a don Tancredo
Bruselas tendr¨¢ raz¨®n, pero ha perdido un tiempo precioso para convencer a brit¨¢nicos y continentales de su proyecto
Dec¨ªa san Ignacio: ¡°En tiempo de desolaci¨®n no hacer mudanza, m¨¢s estar firme y constante en los prop¨®sitos y determinaci¨®n en que estaba el d¨ªa antecedente a tal desolaci¨®n¡±. La frase, normalmente cortada y habitualmente mal interpretada, llevada al extremo conduce al dontancredismo. Don Tancredo era una figura que aguardaba inm¨®vil la salida del toro a la plaza, momento en el que como todo el mundo sabe le gusten los toros o no, el animal sale con ¨ªmpetu y poco dispuesto a hacer amigos. El don Tancredo sab¨ªa que de su inmovilidad depend¨ªa su supervivencia y el toro, normalmente, lo ignoraba y pasaba de largo.
Probablemente el golpe m¨¢s desolador que ha recibido el proyecto de construcci¨®n europea se produjo cuando en junio de 2016 la mayor¨ªa de los brit¨¢nicos que votaron convocados por David Cameron se expresaron a favor de que el Reino Unido abandonara la UE. Se puede discutir sobre si hasta el mismo d¨ªa de la votaci¨®n no hubo un cierto dontancredismo por parte de la Uni¨®n. Si hubiera podido hacerse m¨¢s por convencer al electorado brit¨¢nico de la trascendencia del refer¨¦ndum y sus consecuencias. O si hubiera sido posible y conveniente persuadir al primer ministro brit¨¢nico del riesgo que corr¨ªa. En cualquier caso, es agua pasada. El morlaco ya est¨¢ en el ruedo y la pregunta es qui¨¦n y c¨®mo lo torea.
Y aqu¨ª es donde evocando ¡ªa¨²n sin saberlo¡ª el pensamiento ignaciano, los responsables de la Uni¨®n parecieron alcanzar un consenso en cuanto a que lo importante era mantener la cabeza fr¨ªa, no hacer tonter¨ªas y mantener los principios del proyecto justo como ¡°el d¨ªa antecedente a tal desolaci¨®n¡±. Pero aun siendo as¨ª, la UE se ha deslizado al dontancredismo. En l¨ªneas generales el proceso se ha caracterizado por diferentes Gobiernos del Reino Unido ¡ªninguno de ellos elegido en las urnas, sino fruto de las dimisiones de los primeros ministros anteriores¡ª tratando de salir airosos de una situaci¨®n m¨¢s que complicada y una UE esperando a ver qu¨¦ sucede y pendiente de que se cumplan los procedimientos, incluyendo los plazos. Un poco la actitud del funcionario que, tras la ventanilla, espera a que el ciudadano saque todos los formularios que necesita para realizar una gesti¨®n y, adem¨¢s, rechaza la mitad de los papeles aduciendo ¡ªcon raz¨®n¡ª que no tienen nada que ver con su negociado.
Puede dar la impresi¨®n de que la UE va ganando en la discusi¨®n. Bruselas tiene raz¨®n y es Londres ¡ªm¨¢s Downing Street que Westminster¡ª quien no est¨¢ haciendo las cosas bien. Pero ¡ªafortunadamente Unamuno vuelve a estar de moda¡ª vencer no es convencer. Los l¨ªderes, si los hay, de la UE han desperdiciado un tiempo precioso para convencer ¡ªa los brit¨¢nicos y a los continentales¡ª no de la validez de su posici¨®n en la discusi¨®n, sino de lo verdaderamente importante, que es la vigencia y atractivo del proyecto de Uni¨®n.
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