Pol¨ªticas inciviles

Ahora que ha regresado a la moda de la mano del cine, el pensamiento de Unamuno tiene la virtud de advertir que la proliferaci¨®n de ideas tendentes al fomento del odio, puede acabar destruyendo la democracia y abriendo el camino a una cat¨¢strofe colectiva. Suele citarse su expresi¨®n "la guerra incivil" para designar el infierno surgido el 18 de julio de 1936, pero se olvida que el diagn¨®stico de "guerra incivil" es aplicado por el fil¨®sofo vasco, en un art¨ªculo del diario Ahora, a la situaci¨®n de enfrentamientos vigente en la Espa?a de 1936. En la atm¨®sfera cargada de electricidad, casi nadie piensa que va a estallar una tormenta mort¨ªfera, como nadie lo esperaba en Bosnia durante el proceso de disgregaci¨®n de Yugoslavia, pero un d¨ªa salt¨® la chispa y el incendio no pudo ser controlado.

La guerra incivil es, en este sentido, no el producto de choques militares, sino de pol¨ªticas inciviles, en que unos partidos o l¨ªderes pol¨ªticos desencadenan un enfrentamiento violento al buscar, despreciando el conjunto, la obtenci¨®n de sus propios fines frente a la resistencia del adversario convertido en enemigo. Muestra: la esperp¨¦ntica moci¨®n de censura de Ciudadanos en Catalu?a, dirigida a desprestigiar al PSOE. La feroz competencia establecida entre las fuerzas constitucionalistas es el mejor ejemplo de esa deriva hacia la propia impotencia al abordar el problema de los problemas, el problema de Catalu?a.

An¨¢lisis y ponderaci¨®n son aqu¨ª tan necesarios como para delimitar las responsabilidades de la reciente crisis, emborronada por la l¨®gica deformaci¨®n en los medios de la derecha pol¨ªtica en contra del Gobierno y por medio de la equidistancia en el resto a favor de Pablo Iglesias. Sondeos hablan.

En el caso catal¨¢n, la ceguera voluntaria viene de los or¨ªgenes, cuando fue f¨¢cil percibir que no se trataba de una reivindicaci¨®n nacionalista de la mayor¨ªa de una sociedad, sino de una bien pensada estrategia de manipulaci¨®n sociopol¨ªtica para, desde una minor¨ªa constatable en las urnas, apoderada eso s¨ª del poder auton¨®mico, imponer la construcci¨®n de una independencia catalana, no deseada por la mayor¨ªa de la poblaci¨®n. La Generalitat, envuelta en declaraciones de democracia, se encarg¨® desde 2012 en evitar precisamente la democracia de debate en torno al futuro de Catalu?a. Est¨¢bamos ante la democracia declarativa de Carl Schmitt.

Como m¨¢scara, una revuelta pac¨ªfica tipo primavera ¨¢rabe. En la pr¨¢ctica, movilizaci¨®n xen¨®foba del sector nacionalista, conjugada con el esquema de "transici¨®n" del magistrado Carles Viver, para saltar por encima de la legalidad democr¨¢tica en el Parlament (septiembre de 2017). Y desde ah¨ª, presi¨®n permanente en espera de la movilizaci¨®n social violenta ¡ª20 septiembre¡ª como medio indispensable. Rebeld¨ªa incivil institucionalizada, plataforma para la rebeli¨®n. Lo veremos pronto.