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La ciudad en llamas D¨¦cadas de actividad minera han convertido Jharia, un rinc¨®n remoto del estado indio de Jharkhand, en un paisaje lunar ardiente donde los gases nocivos cargados de mon¨®xido de carbono y ¨®xido de azufre se filtran a trav¨¦s de fisuras en el suelo D¨¦cadas de incesante miner¨ªa han dejado a la ciudad carbon¨ªfera de Jharia, situada en un rinc¨®n remoto del estado indio de Jharkhand, como un ardiente paisaje lunar. La regi¨®n, hoy el coraz¨®n de la industria del carb¨®n de la India, fue explotada por primera vez por brit¨¢nicos en 1890. Pero fue en 1973, cuando la empresa Bharat Coking Coal Ltd (BCCL) comenz¨® la miner¨ªa a cielo abierto a gran escala. La destrucci¨®n se intensific¨®. Con el tiempo, grandes extensiones de bosques y tierras han sido destruidas por maquinaria pesada para cavar pozos de 400 pies de profundidad como el que se muestra arriba, que hoy producen m¨¢s de 32 millones de toneladas de carb¨®n al a?o. Esta expansi¨®n no regulada ha sido a expensas del medio ambiente y las comunidades que una vez vivieron de la tierra, muchas de las cuales ahora trabajan como cargadores de carb¨®n o arriesgan sus vidas recolectando carb¨®n ilegalmente de las minas para venderlo en el mercado en la cercana ciudad de Dhanbad. Aqu¨ª, se puede ver a los residentes de la aldea Kusanda N¨²mero 7 calent¨¢ndose las manos y sec¨¢ndose la ropa alrededor de una hoguera de carb¨®n de coque, que debe quemarse para que pueda venderse para eliminar las impurezas. En el proceso libera gases t¨®xicos en el aire que, cuando se inhalan, pueden provocar enfermedades respiratorias como bronquitis y asma. Los recolectores de carb¨®n de las aldeas cercanas ingresan ilegalmente en las minas al amanecer para buscar carb¨®n y luego cargarlo en cestas para transportarlo de regreso a su aldea. Cada carga puede pesar hasta 40 kilogramos. Realizan hasta 20 veces este viaje por ma?ana y alrededor de 50 rupias (alrededor de 60 centavos) por canasta. Un vigilante en una mina subterr¨¢nea en Baghmara. La miner¨ªa del carb¨®n ha destruido el bosque y contaminado el suelo, el agua y el aire. El activista y empresario Ashok Agarai cree que Jharia tiene un futuro sombr¨ªo: "Incluso si la miner¨ªa del carb¨®n se detiene ma?ana, habr¨¢ muchas cavidades en la tierra debido a la miner¨ªa, la gente no podr¨¢ vivir o trabajar all¨ª. Alg¨²n d¨ªa este lugar estar¨¢ desolado¡±, dice. En la imagen de arriba, un ni?o mira por encima del borde de una mina al ternero que qued¨® atrapado en una grieta en la roca y muri¨®. Detr¨¢s, los gases emanan de las fisuras en el suelo. Ni?os jugando a las cartas en una mina de carb¨®n. Muchos cr¨ªos comienzan a recolectar carb¨®n desde los siete a?os antes de la escuela para ayudar a mantener a sus familias. Devi, de 26 a?os, (en rosa) limpia el carb¨®n con su hermana y otras mujeres de su pueblo en la mina de Decco. Ella ha estado recolectando carb¨®n desde que era una adolescente para complementar los ingresos de su esposo que trabaja como cargador de carb¨®n en una bah¨ªa de carga cercana. "Esta es la ¨²nica opci¨®n para trabajar aqu¨ª, es dif¨ªcil y agotador, pero me da un poco de dinero", declara. Los accidentes y las muertes no son infrecuentes en las minas. El a?o pasado, Chanda Kumari, de 13 a?os, Pankaj Kumar, de 16, y Nageshwar Mahto, de 20, perecieron cuando cuando el techo de una mina de carb¨®n se les derrumb¨® encima. Hab¨ªan estado buscando el carb¨®n de coque antes de la escuela. Aqu¨ª, se puede ver a los familiares de los fallecidos regresando de enterrar a sus seres queridos en un bosque cerca del r¨ªo Damodar, que corre a lo largo de la frontera que separa los Estados de Jharkhand y Bengala Occidental. El carb¨®n de coque se embolsa despu¨¦s de haber sido quemado y luego se transporta al mercado en bicicleta para su venta. Los premios otorgados a BCCL por la seguridad de sus minas, se muestran dentro de la oficina del Gerente General en la mina Modidh. Los trabajadores de BCCL trabajan las 24 horas para tratar de extinguir incendios de carb¨®n que rompen la superficie. El incendio en la foto es uno de, al menos, 67 que han estado ardiendo debajo de las minas desde 1916. Nadie sabe con certeza c¨®mo se iniciaron, pero los cient¨ªficos sospechan que el carb¨®n se quem¨® espont¨¢neamente en una mina que no se hab¨ªa desmantelado correctamente. Cr¨¢teres de fuego en la aldea de Laltanganj, a las afueras de Jharia, arrojan gases t¨®xicos al aire. Los vecinos se quejan de tos persistente, dolores de cabeza y "dolor en los pulmones". SK Bhagania, m¨¦dico de una cl¨ªnica privada en la ciudad de Jharia, a 10 minutos a pie de la aldea, estima que m¨¢s del 25% de las enfermedades respiratorias que trata pueden haber sido provocadas por los humos. La mayor¨ªa de los residentes de Jharia son pobres y no pueden pagar el tratamiento. La mayor¨ªa de los residentes de Jharia trabajan como cargadores de carb¨®n en uno de los muchos dep¨®sitos dispersos por las periferias de las minas. Es un trabajo agotador para un ingreso semanal de alrededor de 1000 rupias, el equivalente a unos 13 euros. Se pueden ver incendios subterr¨¢neos que rompen la superficie. En junio de 2017, el adolescente Rahim Khan y su padre Bablu Khan, de 40 a?os, fueron absorbidos por el suelo cuando un incendio subterr¨¢neo que se extendi¨® debajo de ellos provoc¨® que se abriera un sumidero. Sundari Devi enfrent¨® un destino similar mientras caminaba a su casa por el pueblo de Indra Nagar. Su cuerpo nunca fue recuperado. En 2008, BCCL comenz¨® a implementar un programa de reasentamiento, administrado por un organismo llamado Jharia Rehabilitation and Development Authority, para reubicar a las personas que viven en ¨¢reas afectadas por incendios. En su plan, la JRDA calcul¨® que al menos 79.159 familias necesitar¨ªan ser reubicadas para 2021. Pero en 2016, el ex ministro Piyush Goyal, admiti¨® ante la C¨¢mara Baja del parlamento de la India, que hasta entonces solo se hab¨ªa reasentado a 4.049 familias, aproximadamente el 5% de los elegibles. El municipio de Belgharia, en la foto, es el sitio emblem¨¢tico de reasentamiento de los programas. Las condiciones en el municipio son precarias. Adem¨¢s de una escuela primaria, se ha proporcionado poco m¨¢s: no hay instalaciones de salud, no hay sistema de alcantarillado y, lo peor de todo, no hay oportunidades de trabajo. Como resultado, muchas personas terminan viajando de regreso a Jharia en busca de empleo en las minas.