El hijo de Michael Douglas cuenta que siendo ni?o su padre le hizo repartir marihuana en sus fiestas

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La vida para los hijos de las estrellas de Hollywood no parece sencilla a tenor de la cantidad de casos en los que los que fueron ni?os, en ese mundo que se intuye dorado, terminan confesado las secuelas que la vida de sus padres ha ido dejando en la suyas.

El ¨²ltimo en confesar sus secretos ha sido Cameron Douglas, hijo de Michael y nieto de Kirk Douglas. En un libro que se publica este martes, Long Way Home, cuenta que haber nacido en una de las familias que se considera como la realeza de Hollywood no ha hecho que su vida haya sido un cuento de hadas. Durante a?os, Cameron fue adicto a la coca¨ªna y la hero¨ªna, se convirti¨® en vendedor de metanfetaminas y su vida parec¨ªa abocada a la autodestrucci¨®n, hasta el punto de que en 2009 fue condenado a ocho a?os de prisi¨®n.

Ahora, rehabilitado de sus adicciones y proclamando a los cuatro vientos que la culpa de su deriva fue exclusivamente suya, tambi¨¦n descubre detalles sobre la vida de un ni?o en las fiestas de su famoso padre: "Cuando era un ni?o muy peque?o, recuerdo que mi padre me hac¨ªa repartir porros entre los invitados a sus fiestas". Tampoco le debi¨® resultar sencillo asumir en su juventud la enorme fama de sus familiares: "Es extra?o crecer viendo a tu padre y a tu abuelo como gigantes proyectados en pantallas y vallas publicitarias", escribe Cameron Douglas en su libro. "?C¨®mo compites con Kirk Douglas? ?C¨®mo vives a la sombra de Michael Douglas?".

Las memorias giran en torno a este tema, a la din¨¢mica de una familia no convencional en la que crece un ni?o y despu¨¦s un joven con un padre acostumbrado a fiestas sin fin. "Mi padre me dec¨ªa: 'oye, lleva esto a tu t¨ªo', y yo lo hac¨ªa sin darme cuenta hasta a?os despu¨¦s de lo que realmente hab¨ªa hecho. A medida que crec¨ªa iba de un lado a otro, sub¨ªa a los balcones [afirma en referencia a la mansi¨®n familiar] y ve¨ªa m¨¢s de los que se supon¨ªa deb¨ªa ver: A adultos haciendo las cosas que hacen los adultos que viven vidas excesivas", dice Cameron Douglas en sus memorias. Despu¨¦s esperaba a que amaneciera, a que los amigos de su padre se retiraran a descansar a sus habitaciones y ¨¦l revolv¨ªa entre sus cosas para ir recogiendo las sobras de las sustancias que hab¨ªan dejado.

Cameron, que ha recuperado una cercana relaci¨®n con su padre, reconoce ahora que entonces su uni¨®n iba a saltos: "Explosiva cuando est¨¢bamos juntos y largos per¨ªodos en los que est¨¢bamos separados". Una tensi¨®n en la que la carrera y las fiestas de su padre, ten¨ªan mucho que ver. Cuando la profesi¨®n de Michael Douglas comenz¨® a exigir que pasara per¨ªodos m¨¢s largos fuera de casa, encontr¨® una soluci¨®n para remediarlo: durante un almuerzo con Diandra, la madre de Cameron, se fij¨® en uno de los camareros que les atend¨ªan y tras una breve conversaci¨®n, le contrat¨® para que viviera en su casa e hiciera de canguro de su hijo para que tuviera una influencia masculina permanente en su vida. El camarero, de origen salvadore?o, se convirti¨® en la sombra de Cameron que afirma que le rompieron el coraz¨®n cuando a los 10 a?os, esta persona que se hab¨ªa convertido en su figura paterna, fue despedido porque encontraron botellas de vodka debajo de su cama y se neg¨® a dejarlo de forma definitiva.

Despu¨¦s lleg¨® la separaci¨®n de sus padres, el tratamiento por adicci¨®n al sexo de su progenitor a quien su madre pill¨® en la cama con otra mujer y la imparable progresi¨®n del hijo en sus adicciones. De adolescente comenz¨® a fumar marihuana y a beber en exceso. Cuando ten¨ªa 20 a?os llevaba pistola y traficaba con metanfetaminas para conseguir dinero. A los 25 a?os afirma que se inyectaba coca¨ªna hasta tres veces cada hora. "Odiaba lo que quedaba de mi vida a causa de las drogas, pero no pod¨ªa parar", afirma ahora que tiene 40 a?os y ha recuperado el control despu¨¦s de pagar el precio de estar en la c¨¢rcel.

Su padre, Michael Douglas, de 75 a?os tambi¨¦n se ha manifestado sobre esta dura etapa: "Hubo momentos en los que casi perdimos la esperanza... La vida se convirti¨® en una serie de crisis. Pens¨¦ que lo iba a perder".