Celebrar una amputaci¨®n
Con acuerdo o sin acuerdo el Brexit es un desastre para la UE
Aunque en el mundo se ha visto de todo, no resultar¨ªa muy reconfortante observar a un grupo de m¨¦dicos celebrar efusivamente la amputaci¨®n de la pierna de un paciente con el argumento de que podr¨ªa haber sido peor. Pero esa es la sensaci¨®n que transmit¨ªan los jefes de Gobierno de la Uni¨®n Europea cuando en Bruselas se felicitaban ¡ªy felicitaban al primer ministro brit¨¢nico, Boris Johnson¡ª tras el acuerdo que hab¨ªan alcanzado para permitir una salida menos traum¨¢tica del Reino Unido de la UE el pr¨®ximo 31 de octubre. Sonrisas por aqu¨ª, alguna palmadita por all¨¢ y en general orgullo y satisfacci¨®n por el deber cumplido. ?Qu¨¦ estaban celebrando exactamente? En realidad, la amputaci¨®n de uno de los miembros m¨¢s importantes del proyecto de construcci¨®n europea.
Luego vino el s¨¢bado el Parlamento brit¨¢nico a aguar la fiesta. Ya se sabe, siempre hay gente que considera que las componendas son componendas y que hay que hacer las cosas como Dios manda. Una pesadez, s¨ª, pero es que es as¨ª como funcionan las democracias parlamentarias.
Es verdad que hay veces en que las din¨¢micas se vuelven tan endiabladas que una mala soluci¨®n nos parece aceptable, pero eso no puede enmascarar el fondo del asunto. Igual que un equipo no puede celebrar un empate en el ¨²ltimo segundo como si fuera una victoria, los gobernantes de los respectivos Estados de la Uni¨®n deber¨ªan ser m¨¢s comedidos a la hora de expresar su alivio. M¨¢s que nada porque la tozuda realidad parlamentaria ¡ªbrit¨¢nica, todo hay que decirlo. De los otros, ni noci¨®n¡ª ha demostrado una y otra vez a lo largo de todo este proceso que si bien las negociaciones, llamadas, reuniones, presiones y favores ¡ªsi los hay¡ª son importantes, al final lo que cuenta es el s¨ª o el no de unas personas que se deben a sus electores. Precisamente esa ausencia de parlamentarismo para tomar las decisiones en ¨²ltima instancia ha sido algo que siempre se ha criticado a la UE y una de las banderas de los brexiters, pero, mira por d¨®nde, Johnson ha tenido que sufrir en carne propia las consecuencias de enarbolar la defensa de la soberan¨ªa nacional como valor supremo. Porque da la casualidad de que en una democracia la soberan¨ªa reside precisamente en el Parlamento.
Pero lo que no hay que perder de vista es que, con acuerdo o sin acuerdo, el Brexit es un desastre para todos y a m¨²ltiples niveles. No es un peque?o retroceso en una triunfal e ininterrumpida marcha hacia el proyecto de una Europa pacificada y unida, sino un torpedo en la l¨ªnea de flotaci¨®n de un nav¨ªo que avanza renqueante y a veces, parece, que a la deriva. Con su marcha ¡ªo mejor, simplemente, con todo el proceso vivido hasta ahora¡ª Londres ha construido una puerta de salida donde antes no la hab¨ªa. Claro que podr¨ªa ser peor. Alguno podr¨ªa proponer el 31 de octubre como nueva fecha para celebrar la unidad de Europa.
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