Es muy complicado
Aprobar el acuerdo no acabar¨¢ con los problemas del Brexit porque no resuelve la futura relaci¨®n entre el Reino Unido y Europa, que tendr¨¢ que ser objeto de una nueva negociaci¨®n
Lo malo del Brexit es que es muy complicado. Me impresiona una y otra vez la locura que es pensar que podr¨ªamos tomar una decisi¨®n de tanto peso y complejidad mediante una simple votaci¨®n ¨²nica para elegir entre ¡°s¨ª¡± y ¡°no¡±, ¡°dentro¡± y ¡°fuera¡±.
Los detalles, giros y vericuetos del debate son dif¨ªciles de seguir incluso para los expertos m¨¢s avezados. Para la gente que se dedica a otra cosa, es casi imposible. Y esa es la oportunidad que tiene el Gobierno. ¡°Hazlo de una vez¡± se ha convertido en un mantra muy eficaz pero completamente falso. Es tal el hartazgo, que los partidarios de la permanencia corren el peligro de ganar el proceso pero perder la batalla de la opini¨®n p¨²blica.
Incluso se ha empezado a hacer ver que la culpa de la distracci¨®n que supone el Brexit ¡ªque nos impide afrontar las decisiones importantes para el Reino Unido, que se toman en el Reino Unido, por supuesto, y no en Bruselas¡ª no es de quienes crearon esta insensatez del Brexit sino de quienes nos oponemos a ¨¦l. Y, como siempre, una situaci¨®n que est¨¢ pidiendo a gritos una disecci¨®n forense cre¨ªble se ve agravada por el desaf¨ªo de organizar ese an¨¢lisis en un ambiente pol¨ªtico tan cargado.
Se le dice a la gente que aprobar el acuerdo pondr¨¢ fin al caos del Brexit, cuando no es as¨ª, y muchos diputados, incluidos algunos laboristas, est¨¢n convencidos de que ¡°el acuerdo¡± es la opci¨®n menos mala porque elimina la salida sin acuerdo, cosa que claramente no hace.
A los parlamentarios les intimida la cantinela del Gobierno y sus peri¨®dicos afines de que son est¨²pidos, truhanes y estafadores, cuando lo que est¨¢n haciendo ¡ªa menudo, en detrimento de su carrera¡ª es la tarea que les corresponde. Han analizado el acuerdo y comprendido que esa es la verdadera ¡°estafa¡±. Aprobar el acuerdo no acabar¨¢ con los problemas del Brexit porque no resuelve la futura relaci¨®n entre el Reino Unido y la Uni¨®n Europea, que tendr¨¢ que ser objeto de una nueva negociaci¨®n. La salida sin acuerdo no est¨¢ descartada porque sigue siendo un resultado muy posible de esa negociaci¨®n.
Acordamos salir antes de que empezaran las negociaciones
El error catastr¨®fico fue que el Reino Unido accediera a la idea de que deb¨ªamos separar el acuerdo de retirada de la negociaci¨®n sobre nuestra relaci¨®n en el futuro. Acordamos salir antes de que empezaran las negociaciones. Nunca deber¨ªamos haberlo hecho, igual que nunca deber¨ªamos haber puesto en marcha el art¨ªculo 50 antes de saber lo que quer¨ªamos. Pero, como siempre, la pol¨ªtica import¨® m¨¢s que la sustancia.
El tema de Irlanda ha sido dif¨ªcil porque se acord¨® que hab¨ªa que tomar una decisi¨®n antes de la salida, es decir, dentro del acuerdo de retirada. La futura relaci¨®n entre el Reino Unido y la UE no se ha sometido todav¨ªa al mismo escrutinio porque no est¨¢ incluida. Pero el problema irland¨¦s est¨¢ a punto de convertirse en el problema brit¨¢nico. Y aunque, por supuesto, es mucho m¨¢s importante para el Reino Unido en su conjunto, las decisiones se tomar¨¢n despu¨¦s de habernos marchado, no antes.
En la cuesti¨®n de la frontera irlandesa, b¨¢sicamente, ten¨ªamos que decidir c¨®mo conciliar los dos objetivos de tener una frontera abierta y cumplir el compromiso de abandonar el sistema comercial de Europa, el mercado ¨²nico y la uni¨®n aduanera. No era posible hacer las dos cosas.
Al final, Boris Johnson cedi¨® y acept¨® que Irlanda del Norte permaneciera dentro del sistema. La cl¨¢usula de salvaguardia se convirti¨® en un puesto de guardia. Y as¨ª traicion¨® al DUP y dej¨® una divisi¨®n entre el Reino Unido e Irlanda del Norte. Ahora, Irlanda del Norte estar¨¢ sujeta a las normas europeas pero sin tener voz ni voto en ellas: el ¡°Brexit sin sentido¡±. Johnson lo hizo porque no le quedaba m¨¢s remedio: sin esa concesi¨®n, no habr¨ªa existido un acuerdo de retirada.
La nueva negociaci¨®n se enfrenta exactamente al mismo dilema de dos objetivos diferentes: una parte de la Declaraci¨®n Pol¨ªtica establece la ambici¨®n de un acceso f¨¢cil y sin aranceles al mercado europeo, que tanto necesitan las empresas brit¨¢nicas. La otra parte presenta la insistencia europea en que haya ¡°competencia leal¡±, igualdad de condiciones fiscales y reguladoras y equivalencia normativa en ¨¢mbitos como los servicios financieros.
Estoy en completo desacuerdo con Nigel Farage sobre el Brexit, pero tiene raz¨®n en su an¨¢lisis de que los objetivos del Gobierno para la nueva negociaci¨®n de la relaci¨®n del Reino Unido con la Uni¨®n? Europea son incompatibles. Farage cree que, en esa negociaci¨®n, Johnson traicionar¨¢ a los partidarios del Brexit. Pero traicionar a 10 parlamentarios del DUP es sencillo. A lo mejor, un nuevo Gobierno conservador respaldado por un mont¨®n de nuevos diputados partidarios de marcharnos ¡ªy esos son los que el partido est¨¢ seleccionando como candidatos¡ª podr¨ªa decidir traicionar a los moderados.
La verdad es que no lo sabemos.
Ahora, Irlanda del Norte estar¨¢ sujeto a las normas europeas pero sin tener voz ni voto en ellas: el ¡°Brexit sin sentido¡±
Lo que s¨ª sabemos es que la negociaci¨®n girar¨¢ en torno al choque entre una Europa que dice que, si queremos acceso preferente a sus mercados, limitar¨¢ nuestra divergencia reguladora, y los partidarios del Brexit, que dicen que el objetivo de irnos es precisamente seguir nuestro propio camino. Ellos prefieren una salida sin acuerdo. O lo que llaman una clara ruptura.
Los europeos, como ya est¨¢ indicando Angela Merkel, piensan que un acuerdo comercial con Reino Unido es una amenaza para la competencia mucho mayor que los acuerdos firmados con pa¨ªses a miles de kil¨®metros.
?La negociaci¨®n sobre Irlanda les ha parecido de pesadilla? Esperen a ver esta.
?La negociaci¨®n sobre Irlanda les ha parecido de pesadilla? Esperen a ver esta
Boris Johnson, que vive en el corto plazo pol¨ªtico, est¨¢ diciendo a los diputados laboristas que no va a ejercer una competencia desleal con la UE en materias como los mercados de trabajo y el medio ambiente. Y a los partidarios del Brexit, que la salida sin acuerdo no est¨¢ descartada, y desde luego que no lo est¨¢.
Sin embargo, es indudable que no pueden ser verdad las dos cosas.
Los diputados laboristas, pese a la tentaci¨®n de dejarse arrastrar y ¡°acabar de una vez¡±, por lo menos deber¨ªan insistir en que se descarte definitivamente la salida sin acuerdo como posible resultado de la futura negociaci¨®n, cuando, fuera de la Uni¨®n Europea, no tendremos pr¨¢cticamente armas para negociar y una gran parte del movimiento pro-Brexit tendr¨¢ la motivaci¨®n opuesta a esos diputados.
En el pa¨ªs hay actualmente un sentimiento de ira y consternaci¨®n contra el Parlamento. Ahora bien, pido a los diputados que piensen c¨®mo ser¨¢ de aqu¨ª a dos a?os: que imaginen la ira que habr¨¢ entonces, cuando tengamos que volver a enfrentarnos a la misma elecci¨®n entre una salida sin acuerdo o un mal acuerdo, salvo que ya fuera de Europa y con el nivel de vida de sus electores en peligro.
Tony Blair fue primer ministro del Reino Unido.
Traducci¨®n de Mar¨ªa Luisa Rodr¨ªguez Tapia.
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