20 fotosHay ¡®dos guatemalas¡¯ y esta es la que no comeUn 23,4% de la poblaci¨®n del pa¨ªs centroamericano no tiene lo m¨ªnimo para cubrir la canasta b¨¢sica de alimentaci¨®n. En las zonas rurales, donde el cambio clim¨¢tico destruye las cosechas, es peor. Es la Guatemala que pasa hambreAlejandra AgudoGuatemala - 04 nov 2019 - 08:06CETWhatsappFacebookTwitterBlueskyLinkedinCopiar enlaceLa Evaluaci¨®n de Seguridad Alimentaria y Nutricional (2018) realizada por el Gobierno de Guatemala, el PMA y Unicef, determin¨® que tres millones de personas se encontraban en situaci¨®nde inseguridad alimentaria moderada y severa en el pa¨ªs. Y un 2% de ni?os estaban en situaci¨®n de desnutrici¨®n aguda en las zonas afectadas por las sequ¨ªas axacerbadas por el cambio clim¨¢tico en el Corredor Seco. Entre ellos, dos de los tres hijos de Joana Hern¨¢ndez, de 23 a?os. Pese a que se recuperaron con ayudas de ONG, teme una reca¨ªda porque la tierra que cultiva el marido apenas ha dado un saco de ma¨ªz, con lo que tendr¨¢n para comer solo 15 d¨ªas.Alejandra AgudoEl paisaje verde que rodea las comunidades de Jocot¨¢n y Camot¨¢n, en el departamento de Chiquimula, enga?an. Como en tantos otros enclaves del Corredor Seco guatemalteco, no ha llovido durante meses y el ma¨ªz no ha crecido como deber¨ªa. As¨ª ha sucedido cada a?o desde 2012, lo que ha activado las alarmas y los mecanismos de respuesta a la emergencia humanitaria ante el incremento de casos de desnutrici¨®n aguda, con riesgo de muerte, en la zona.Alejandra AgudoV¨ªctor Sosa, coordinador de proyectos de ayuda humanitaria de Asedechi, la Asociaci¨®n de Servicios y Desarrollo Socioecon¨®mico de Chiquimula, abre una vaina de ma¨ªz para mostrar que ha perdido pr¨¢cticamente todo el grano. Su organizaci¨®n ayuda a las familias afectadas con fondos de ONG como Oxfam, tambi¨¦n de la Uni¨®n Europea o incluso los Ayuntamientos de Valencia y Barcelona, para hacer frente al hambre estacional. Para ello, proveen a los beneficiarios de harina fortificada y transferencias para adquirir alimentos durante tres meses.Alejandra AgudoVilvian Consuela es la m¨¢s peque?a de los ocho hijos de Juana L¨®pez, de 42 a?os. La beb¨¦ de un a?o reci¨¦n cumplido cay¨® en desnutrici¨®n aguda, como otros dos de sus hermanos. Su dieta se limitaba a tortillas de ma¨ªz con sal, frijol cuando pod¨ªan comprarlo, y beb¨ªan agua contaminada que la madre se encarga de ir a buscar cada d¨ªa a un arroyo.Alejandra AgudoLas condiciones de la vivienda de madera de la familia de Juana L¨®pez, que comparten con su gallina, con suelo de tierra y la cocina ¡ªun mont¨®n de le?a en el suelo¡ª en el interior, tampoco ayudan a mejorar la situaci¨®n nutricional de los ni?os. La falta de higiene y el humo del fuego, propician las enfermedades infecciosas y respiratorias. La falta de agua, tanto para beber como para el aseo personal y la limpieza de ropa y enseres, tambi¨¦n es sin¨®nimo de enfermedades. Su retrete es un hoyo en la tierra, sucio, pero que al menos est¨¢ en el exterior de la casa.Alejandra AgudoRosa Bolivia tiene 12 a?os. Es hija de Juana L¨®pez y va a la escuela. "Estoy aprendiendo las vocales", asegura. Tambi¨¦n ayuda a su madre en las tareas de la casa, como moler el ma¨ªz para hacer la harina con la que cocinar¨¢n las tortillas que comen pr¨¢cticamente cada d¨ªa. Al menos, en esta casa, tienen un molinillo. En otras, lo hacen con una piedra y mucha fuerza.Alejandra AgudoL¨®pez todav¨ªa tiene harina fortificada y alimentos variados en su despensa gracias a la ayuda recibida. Cada d¨ªa, prepara la sopa del suplemento alimenticio en su cocina para d¨¢rsela a sus hijos y tomarla ella misma, pues todav¨ªa da el pecho a su beb¨¦.Alejandra AgudoAdem¨¢s de la desnutrici¨®n aguda, bajo peso para la talla por una falta de alimentos abrupta, en Guatemala es un problema la desnutrici¨®n cr¨®nica (o retraso en el crecimeinto) provocada por una carencia de nutrientes esenciales durante un per¨ªodo prolongado en la primera infancia, sobre todo los primeros mil d¨ªas (desde la concepci¨®n hasta los dos a?os). La lactancia materna es un protector y un seguro para que el beb¨¦ est¨¦ bien alimentado. Cuando se interrumpe y no hay una dieta adecuada, suficiente y variada entre los seis meses y los dos a?os, per¨ªodo en el que los ni?os doblan su talla, se padece desnutrici¨®n cr¨®nica.Alejandra AgudoLas hijas en edad escolar de Juana L¨®pez van al colegio. Aqu¨ª, una de ellas muestra los dibujos que ha hecho en clase. En la escuela, durante el curso, les dan una comida en el marco de la estrategia nacional contra la desnutrici¨®n. Con ello se evitan casos de bajo peso con riesgo de muerte. Sin embargo, el retraso en el crecimiento, es irreversible a partir de los cinco a?os y requiere de medidas preventivas desde el embarazo.Alejandra AgudoCatalina Casiani, de 33 a?os, ha acudido con su hija Micalea, de un a?o, al centro de salud en El Naranjo, una de las comunidades de Jocot¨¢n (Chiquimula). La ni?a tiene diarrea. Glendi Otajaca, una de las tres auxiliares de enfermer¨ªa de la cl¨ªnica, le entrega unos sobres de suero y medicamentos. Le explica c¨®mo se los tiene que administrar y, de paso, le da un tratamiento para los piojosAlejandra AgudoTimotea Garc¨ªa, de 28 a?os, y su marido Antonio Mart¨ªnez, de 27, posan frente a su vivienda, paja sobre palos. "Aqu¨ª somos pobres, como decimos", constata ella. Ninguno sabe leer ni escribir. ?l trabaja de jornalero en el corte de caf¨¦, pero hace tres semanas que no hay labor. Su sue?o es construirse una casa con chapa met¨¢lica, pero ahora solo pueden pensar en qu¨¦ hacer para comer cada d¨ªa.Alejandra AgudoLa cuna de Pastora, de seis meses, es un saco colgado en una esquina. Sus padres, Timotea Garc¨ªa y Antonio Mart¨ªnez, la mecen mientras duerme. El cuidado de los hijos, as¨ª como el resto de tareas no remuneradas como recoger le?a, ir a por agua y cocinar, recae en las mujeres.Alejandra AgudoLas mujeres caminan por las subidas y bajadas de las monta?as de Jocot¨¢n con el agua sobre sus cabezas. Normalmente, tienen quebradas en los arroyos no muy lejos de sus casas. Pero la sequ¨ªa las deja sin gota, lo que les obliga a ir m¨¢s lejos a por agua cada d¨ªa.Alejandra AgudoBertila Ram¨ªrez, de 25 a?os, Tila para los amigos, tiene tres hijos: dos ni?as y un ni?o. La mayor, Mar¨ªa Cruz, tiene ocho y cay¨® en desnutrici¨®n. La segunda, Brenda Araceli, "est¨¢ en parvulito, para seis a?os va", dice la madre. El peque?o tiene tres a?os y todav¨ªa le da pecho. A diferencia de la mayor¨ªa de familias vecinas en Matasanos, donde vive, es madre soltera. "El padre me dej¨®", se limita a decir y deja caer un silencio. Normalmente, la din¨¢mica familiar en estas comunidades ind¨ªgenas es que ellos trabajan y ellas se encargan de las tareas de cuidados y el hogar. Pero ?c¨®mo se apa?a Tila? "Traigo le?a para vender. No me da para comer suficiente", responde. Por no tener, esta madre carece de molino para hacer harina de ma¨ªz, ni el techo sobre su cabeza es un resguardo cuando llueve. "?Ustedes me pueden ayudar?".Alejandra AgudoEl peque?o de Bertila Ram¨ªrez todav¨ªa no va a la escuela. La madre espera cada d¨ªa a que regresen sus dos hijas del colegio para cuidarle y salir ella en busca de le?a, o vender la que cortase el d¨ªa anterior. "Voy a venderla a Tapu¨¢n, de Camot¨¢n. A una hora caminando", cuenta. Y lo hace con la carga a cuestas. Por eso, aunque la comercializa a 20 quetzales (2,30 euros) el tercio (50 pedazos), ella solo transporta medio tercio porque no puede con m¨¢s. Lo que significa que gana 10 quetzales (1,15 euros) cada dos d¨ªas. Para una familia de tres.Alejandra AgudoEnma Gonz¨¢lez, 35 a?os; Rosa Elvira Gonz¨¢lez, 49 a?os; y Marta Alicia Suchile Ram¨ªrez, de 42, son l¨ªderes comunitarias en Matasanos. Hasta hace no mucho, la membres¨ªa del Consejo Comunitario de Desarrollo (Cocode) y cualquier labor representativa estaba reservada a los hombres. Ya no. ¡°Tenemos derecho a participar y decidir¡±, afirma Enma Gonz¨¢lez. Su labor consiste en conocer a los vecinos y velar por el bienestar de la comunidad. "Hacemos reuniones para hablarles de salud. Apoyamos a las enfermeras del puesto. Lo primero es que hay falta de alimentaci¨®n en casi todas las familias. Por culpa de la falta de lluvias porque se secan las milpas y se pierde la cosecha", explica Rosa Elvira Gonz¨¢lez. "Este a?o hay 23 ni?os con bajo de peso, pero solo dos forman parte del programa de ayuda [de Asedechi y Oxfam]¡±, detalla Suchile.Alejandra AgudoCuando los ni?os padecen desnutrici¨®n aguda grave ya no pueden ser tratados en el puesto de salud en la comunidad y son derivados al Centro de Recuperaci¨®n Nutricional en el municipio, donde permanecen de media un mes hasta su completa recuperaci¨®n. En el de Jocot¨¢n lleva ocho d¨ªas est¨¢ madre de 38 a?os con su beb¨¦ de tres meses. Tiene bajo peso, se lo detectaron en una sesi¨®n de monitoreo y la derivaron aqu¨ª. "Se hab¨ªa quedado bien delgadita", dice la madre, que asegura que es la ¨²nica de sus 10 hijos que ha tenido este problema. A todos, contin¨²a, los ha parido en su casa; a los primeros, con ayuda de una comadrona; con los ¨²ltimos ya no lo consider¨® necesario.Alejandra AgudoLa cocinera del Centro de Recuperaci¨®n Nutricional prepara la comida para los ni?os ingresados, sus madres y padres. El tratamiento consiste en harina fortificada, micronutrientes y una dieta adecuada por un nutricionista.Alejandra AgudoJuan Manuel Mej¨ªa Camanza es el m¨¦dico del Centro de Recuperaci¨®n Nutricional de Jocot¨¢n. "Se miran unos 100 ni?os al a?o. Llegan los casos m¨¢s graves de desnutrici¨®n: aguda moderada y aguda severa. Algunos han tenido tratamiento ambulatorio en su comunidad y no han respondido. Este a?o ha habido un repunte", explica. El centro tiene capacidad para ingresar a 15 ni?os "un poco hacinados", confiesa. Y siempre han de estar acompa?ados por un adulto, lo que a veces se convierte en un problema, pues que una madre est¨¦ un mes fuera de la casa significa que el marido u otro familiar se tiene que hacer cargo de las tareas de cuidado.Alejandra Agudo"Mejor que se me pelen las cosas que tengo en el monte a que se me enfermen los ni?os". Leuterio P¨¦rez, de 48 a?os, tiene cinco ni?os. La mayor, Elsa P¨¦rez, de 11, dej¨® de comer. Se le hincharon los pies, le sali¨® sarna y ya no pod¨ªa ni caminar para ir a la escuela. Tampoco ten¨ªa ganas. "As¨ª que cog¨ª la camioneta y nos vinimos", cuenta el hombre. La peque?a ten¨ªa un tipo de desnutrici¨®n aguda que se llama Kwashiorkor que se da cuando los ni?os comen solo carbohidrato y nada de prote¨ªna. Ha pasado casi un mes ingresada, siempre acompa?ada por su padre, y ya est¨¢ pr¨¢cticamente recuperada. "Uno tiene que que trabajar y creo que el ma¨ªz est¨¢ al caer ya¡", dice con preocupaci¨®n P¨¦rez porque lleva muchos d¨ªas fuera. Pronto regresar¨¢n a casa con final feliz.