Quieren doblegar al bast¨®n
La Organizaci¨®n Nacional Ind¨ªgena de Colombia denuncia al menos 125 asesinatos en los ¨²ltimos 15 meses
Las voces son jadeantes, llenas de af¨¢n, de desespero, y luego de dolor. ¡°Reg¨¢lenme el n¨²mero de alg¨²n compa?ero, un dato, un dato, por favor, urgente, urgente, en La Luz echaron a rodar un carro, es la camioneta de Crescencio¡ El protegido est¨¢ herido, acaba de pasar por la vereda La Playa un carro cargado de guerrilla y va para La Luz". Llanto, sonidos de dolor... Y nuevamente una voz que da la noticia: "Mataron, mataron, mataron a Asdr¨²bal¡.¡±. Hablan de Crescencio Petech¨¦ y Asdr¨²bal Cayap¨², ambos guardianes de sus territorios. Petech¨¦ qued¨® herido.
Ocurri¨® a las cinco de la tarde del martes 29 de octubre, en el Cauca, en el suroccidente colombiano. Fueron cinco los ind¨ªgenas asesinados en el resguardo de Tacuey¨®. Entre ellos hab¨ªa una mujer que el 13 de agosto durante una audiencia p¨²blica en Toribio, en otro resguardo, el de San Francisco, hablaba sobre el crimen de dos guardias ind¨ªgenas. Sab¨ªa lo que iba a pasar: ¡°Si hay alguno aqu¨ª presente de los grupos armados, que tal vez est¨¦ muy seguramente, lo invito a que se una a la paz, no queremos m¨¢s v¨ªctimas (¡) Est¨¢ pasando con las comunidades afro, est¨¢ pasando con los campesinos, y hemos dicho, si nos quedamos callados nos matan y si hablamos tambi¨¦n. Entonces hablamos¡±. Y la mataron. Cristina Bautista est¨¢ muerta, gobernadora ind¨ªgena y autoridad espiritual.
Seg¨²n la ONIC, la Organizaci¨®n Nacional Ind¨ªgena de Colombia, 125 ind¨ªgenas han sido asesinados en los ¨²ltimos 15 meses. La Defensor¨ªa del Pueblo dice que ha emitido 70 alertas que no fueron atendidas. El territorio bajo fuego es el norte del Cauca, donde vive el conocido pueblo Nasa, famoso por su resistencia pac¨ªfica. Fueron ellos los que crearon la guardia ind¨ªgena, los que se han enfrentado hist¨®ricamente a paramilitares y guerrilleros y traficantes de todo: armas, insumos y personas.
Y es all¨ª donde cada semana se visibilizan los hechos y los muertos. Pese a eso, se queda sin mayor an¨¢lisis la din¨¢mica de una regi¨®n que muestra claramente el fracaso del Estado, del modelo centralista, de la negociaci¨®n penosa de la dirigencia nacional con los poderes locales para mantener el estado de las cosas.
Hablar del estado actual de las cosas es reconocer el rol c¨®mplice de la fuerza p¨²blica cuando por sus narices pasan insumos de droga. Y la absoluta ausencia del cumplimiento de los compromisos, de la institucionalidad y tambi¨¦n del papel de la comunidad internacional que ha estado vinculada a estudiar y diagnosticar lo que pasa sin soluciones a la vista.
La tercera parte del territorio colombiano es ind¨ªgena. Viven amparados en resguardos y solo en el Cauca hay 267 comunidades. Sus din¨¢micas se han visto afectadas por el narcotr¨¢fico, la presencia de carteles mexicanos, disidencias de las FARC, el poder corruptor una y otra vez. El 25% de los cultivos il¨ªcitos sembrados en la zona est¨¢ en territorios de los ind¨ªgenas que defienden su autonom¨ªa y que ven abandonadas sus apuestas por la legalidad cuando no es posible la transformaci¨®n de esos cultivos a trav¨¦s de la ruta ¨¦tnica de sustituci¨®n de coca que se plante¨® en ¨¦poca de los acuerdos de paz con las FARC. Tambi¨¦n son testigos de la imposibilidad de participar en la industria del cannabis medicinal.
A quienes venden insumos, trafican con armas no les interesa que la guerra se acabe y frente a ellos se levanta la voluntad pol¨ªtica de las comunidades ind¨ªgenas que hoy est¨¢n viendo morir a los suyos asesinados. Las autoridades ind¨ªgenas dicen que la Fuerza P¨²blica s¨ª es bienvenida a sus territorios pero los militares dicen que no los dejan entrar. La interlocuci¨®n al m¨¢s alto nivel es la ¨²nica manera en que se construya un consenso y se llegue a la posibilidad de un entendimiento para proteger a las comunidades. Sin contar con la situaci¨®n de confinamiento de m¨¢s de 15.000 ind¨ªgenas en otras zonas del pa¨ªs. El Gobierno anunci¨® el env¨ªo de una fuerza especial de 2.500 hombres para recuperar el territorio de las garras de los delincuentes, pero se desconoce c¨®mo se realizar¨¢ un trabajo que les d¨¦ confianza a los ind¨ªgenas.
Di¨¢logo social, sustituci¨®n y acompa?amiento real. Es el ¨²nico camino posible, de lo contrario los fusiles de unos y otros terminar¨¢n por confundirse, como siempre, por d¨¦cadas. El desembarco de esos hombres debe hacerse de la mano del Estado en el cumplimiento de sus obligaciones, pero no por un d¨ªa. Tienen que quedarse.
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