La vida jordana de los ni?os refugiados

Zakaria, de 7 a?os, rodea con el brazo a su hermano Hamza, de 6. Estos dos ni?os refugiados sirios viven en Am��n (Jordania). El mayor naci�� en Siria, el menor ya lo hizo en Jordania. Sus padres son originarios de Alepo.Samuel S��nchez

Los ni?os se levantan de madrugada con la ciudad a��n a oscuras. Lo primero que hacen son sus abluciones bajo la atenta mirada de su padre, Mohamed.Samuel S��nchez

Hamza y Zakaria rezan con su padre Mohamed. Los ni?os viven junto a su padre, su madre y su peque?a hermana en un apartamento en una de las zonas m��s humildes de Am��n.Samuel S��nchez

Jordania es el segundo pa��s del mundo con m��s refugiados ��per capita�� (tras L��bano). Acoge a 1,3 millones de sirios, de los cuales unos 660.000 han sido registrados oficialmente como refugiados por ACNUR. En la imagen, Hanan, la madre, prepara un bocadillo para sus hijos. Su nevera est�� casi vac��a.Samuel S��nchez

Hanan, la madre, ayuda a sus hijos a vestirse para ir al colegio jordano mientras Shams, la beb��, juega. La mayor��a de personas que han huido del conflicto sirio no viven en los campos de refugiados sino en las zonas m��s deprimidas de la ciudad.Samuel S��nchez

La mitad de los refugiados sirios que viven en Jordania son ni?os. Los colegios de Am��n se han visto obligados a duplicar los turnos para acoger a todos en sus aulas. En la fotograf��a, la madre despide a sus hijos antes de ir a clase.Samuel S��nchez

Zakaria nunca suelta de la mano a su hermano Hamza cuando van de camino al colegio por calles polvorientas. ��Es mi mejor amigo��, dice el mayor. ��Le quiero y le respeto��. Ambos asisten a la escuela jordana en el turno de tarde, que comienza a mediod��a.Samuel S��nchez

Un peque?o alboroto en el autob��s escolar. Los profesores cuentan que muchos de los ni?os sirios tienen un comportamiento agresivo. Cuando Zakaria entr�� en el colegio pas�� por una ��poca de frecuentes peleas. Hoy es uno de los mejores alumnos en la escuela.Samuel S��nchez

Zakaria y Hamza son como calcos en el aspecto exterior. Pero el mayor tienen un car��cter m��s lanzado y nervioso; el peque?o es algo m��s retra��do. El autob��s les lleva hasta un centro Makani (��mi espacio ��, en ��rabe), una escuela gestionada por Unicef en uno de los barrios m��s vulnerables de la ciudad.Samuel S��nchez

En el centro Makani se mezclan ni?os sirios, sudaneses, egipcios, jordanos (la mayor��a de origen palestino) y de la etnia dom. Dan clase de ingl��s, de matem��ticas, de ��rabe. Aprenden a trav��s del juego. Pero es sobre todo un lugar que trata de integrar y dar pautas de vida a los m��s peque?os.Samuel S��nchez

La familia vive en un barrio congestionado, lleno de coches y sin espacios p��blicos. Los ni?os no pueden jugar en la calle. Pero los viernes, el d��a de descanso, los padres los llevan caminando hasta el parque m��s cercano, a unos 30 minutos de su casa.Samuel S��nchez

Mohamed y Hanan se casaron en 2011, el a?o en que comenz�� la guerra en su pa��s, Siria. Ella ten��a 15 a?os, ��l 26. Los dos dejaron la escuela muy pronto, a los 12 a?os. El padre empez�� a trabajar a los 9. ��No tuve infancia��, dice. ��Me negaron el derecho a ser ni?o��.Samuel S��nchez

Hora del almuerzo en el parque. La familia, que sol��a vivir del empleo del padre como confeccionador y tapicero, ha dejado de tener ingresos. Vive de cupones de comida. Y hace una semana vendieron su ��ltima joya de oro (el anillo de boda de la madre) para hacer frente a las deudas acumuladas.Samuel S��nchez

El padre a��n conserva un peque?o taller de costura. Trabaj�� de sastre y le fue bien como tapicero, pero ya no logra vender g��nero. La presi��n que ejercen los refugiados sobre la econom��a jordana se suma al desgaste de una regi��n en declive. La situaci��n de las personas vulnerables sigue empeorando. Hamza y Zakaria suelen dejarse caer por el local cuando regresan de clase.Samuel S��nchez

El padre ha taladrado una canasta en el recibidor de la casa para jugar al baloncesto con sus hijos. Quiere recuperar con ellos la infancia que ��l no tuvo. A Zakaria, que no para quieto, tambi��n le gusta colgarse de las cortinas de la cocina.Samuel S��nchez

Hora de hacer los deberes en el cuarto de Hamza y Zakaria. El padre, tapicero, se encarg�� de alfombrar el suelo, las camas (emulando coches) e incluso la c��moda. A los ni?os les gustan los dibujos de los Angry Birds y los Minions.Samuel S��nchez

La pizarra del cuarto de los ni?os. En ella, Zakaria inventa a menudo cuentos como el de ��Zakaria y el monstruo��, en el que un bicho trata de comerse a su hermana peque?a, pero Hamza y ��l logran matarlo.Samuel S��nchez

Otro momento de estudio de Zakaria sobre una mesa tapizada por su padre. ��De mayor me gustar��a ser ingeniero para poder construir casas��, dice el peque?o.Samuel S��nchez

Zakaria y Hamza juegan al f��tbol al atardecer en la azotea de su bloque. Uno vestido de Messi y el otro de Salah, el ��dolo egipcio que juega en el Liverpool.Samuel S��nchez

Atardecer en Am��n visto desde la azotea del bloque donde viven Zakaria y Hamza, junto al barrio de Jabal Al Natheef, que alberg�� a los refugiados palestinos que huyeron de Israel en 1948 y desde entonces ha seguido acogiendo a nuevos refugiados. Su estructura laber��ntica y ca��tica parece un resumen de la historia reciente de la regi��n.Samuel S��nchez