Cinco errores sobre el cambio clim¨¢tico
Hay cinco creencias equivocadas ante el calentamiento global: la indiferencia, la poca percepci¨®n de su velocidad y de su alcance, minusvalorar su severidad y pensar que la ciencia abarca toda la amenaza
A veces, las cosas cambian tan deprisa que casi no nos damos cuenta de que, de pronto, estamos viviendo en un mundo nuevo. Hace un a?o no hab¨ªamos o¨ªdo hablar de Greta Thunberg, que acababa de comenzar sus huelgas delante del Parlamento sueco: una chica de 15 a?os, sin amigos, que protestaba de forma solitaria contra la indiferencia de su Gobierno ante la crisis clim¨¢tica. Hoy, apenas 12 meses despu¨¦s, es el rostro de un movimiento mundial de millones de adolescentes que se manifiestan desde Nueva York y Montreal hasta Ciudad del Cabo, Delhi y Se¨²l, para exigir que los poderosos traten sus futuros como si les importaran.
Es tentador contemplar estas huelgas y pensar que son un punto de inflexi¨®n en la pol¨ªtica del clima. Por desgracia, las protestas sin precedentes del ¨²ltimo a?o no son suficientes, en absoluto.
M¨¢s de la mitad del carbono de la quema de los combustibles f¨®siles se ha emitido en los ¨²ltimos 30 a?os
Naciones Unidas dice que, para evitar unos niveles de calentamiento ¡°catastr¨®ficos¡±, el mundo tendr¨ªa que disminuir sus emisiones de carbono a la mitad de aqu¨ª a 2030, lo cual requerir¨ªa, aseguran los expertos, una movilizaci¨®n equiparable a la de la II Guerra Mundial a partir de ahora mismo. El a?o pasado alcanzamos un nuevo r¨¦cord de emisiones; es probable que en 2019 volvamos a alcanzarlo. No solo no estamos actuando tan deprisa como deber¨ªamos, es que estamos yendo en la direcci¨®n equivocada. Y, aunque se suele decir que las emisiones de carbono se deben a la generaci¨®n de electricidad, gracias al desarrollo de las energ¨ªas renovables, esa es seguramente la parte de la ecuaci¨®n m¨¢s f¨¢cil de resolver. Los dem¨¢s sectores son mucho m¨¢s complicados: infraestructuras, industria, transporte y agricultura. Lo que significa que, para cumplir el plazo de Naciones Unidas, en realidad deber¨ªamos haber empezado a trabajar hace decenios.
Ahora bien, el cambio clim¨¢tico no es binario, no se trata de si lo vamos a derrotar o vamos a ser derrotados por ¨¦l. De hecho, esa es una de las cinco grandes equivocaciones que incluso los progresistas m¨¢s comprometidos cometen a prop¨®sito del calentamiento, que es un problema que seguir¨¢ agrav¨¢ndose mientras sigamos emitiendo gases de efecto invernadero. El cambio clim¨¢tico ya est¨¢ aqu¨ª: tenemos un planeta 1,1 grados Celsius m¨¢s caliente que antes de la industrializaci¨®n, es decir, m¨¢s caliente que en ning¨²n otro momento de la historia de la humanidad. La evoluci¨®n del animal humano, el desarrollo de la agricultura y el desarrollo de la civilizaci¨®n son resultado de unas condiciones clim¨¢ticas que ya no existen.
Y la temperatura va a seguir subiendo; casi con certeza, al doble. A ese ritmo de calentamiento, dos grados, la ONU calcula que los da?os causados por las tormentas y el aumento del nivel del mar podr¨ªan multiplicarse por 100; las ciudades m¨¢s grandes del sur de Asia y Oriente Medio podr¨ªan alcanzar tales temperaturas en verano que ser¨ªa imposible andar por ellas sin arriesgarse a sufrir un golpe de calor o incluso la muerte; y podr¨ªamos llegar a tener 200 millones de refugiados por el clima, o m¨¢s. Eso es con dos grados, el nivel de calentamiento que los cient¨ªficos mundiales denominan ¡°catastr¨®fico¡±. Las naciones isle?as lo llamar¨ªan ¡°genocidio¡±. En la pr¨¢ctica, probablemente sea inevitable, y nos quedan pocos decenios para llegar a ese punto, si no cambiamos las cosas.
La pregunta, ahora, es: ?c¨®mo nos transformar¨¢ el cambio clim¨¢tico a nosotros?
Puede parecer una situaci¨®n inhabitable o, al menos, intolerable. Pero casi seguro que nos adaptaremos a esas condiciones e incluso las normalizaremos. Sin embargo, seremos nosotros quienes decidamos a qu¨¦ temperatura vamos a tener que adaptarnos. Porque, por mucho que empeore la situaci¨®n, siempre existir¨¢ la posibilidad de que la d¨¦cada siguiente implique m¨¢s sufrimiento... o menos.
El principal motor del calentamiento global es la acci¨®n humana, por lo que, cre¨¢moslo o no, el grado de agravamiento siempre depender¨¢ de nosotros. Podemos sentirnos intimidados por la dimensi¨®n del cambio clim¨¢tico, pero la responsabilidad es completamente nuestra.
Ese es un hecho que no vemos con claridad porque nos lo impide la pol¨ªtica; porque los que se benefician de nuestra indiferencia tienen demasiado poder; porque, en casi todas las situaciones, preferimos no cambiar las cosas, y porque nuestro juicio est¨¢ nublado por otras ideas equivocadas.
La segunda de esas concepciones err¨®neas es la relativa a la velocidad. El cambio clim¨¢tico no est¨¢ produci¨¦ndose poco a poco, como nos dijeron hace mucho, sino con una rapidez aterradora. M¨¢s de la mitad del carbono despedido a la atm¨®sfera por la quema de los combustibles f¨®siles se ha emitido en los ¨²ltimos 30 a?os. Es decir, desde que Al Gore public¨® su primer libro sobre el clima y desde el estreno de la serie televisiva Seinfeld. La crisis clim¨¢tica no es herencia de nuestros antepasados, sino obra de una sola generaci¨®n: la nuestra.
El tercer error es el del alcance que tiene. Mucho de lo que nos han ense?ado a temer del calentamiento global se refiere al aumento del nivel del mar, as¨ª que tend¨ªamos a pensar que, si no vivimos en la costa, no nos pasar¨¢ nada. En realidad, si el calentamiento no se detiene, a finales de este siglo ya no habr¨¢ ninguna forma de vida en el planeta que no est¨¦ afectada. Algunos cient¨ªficos estiman que para entonces, y como consecuencia del calentamiento, el mundo podr¨ªa tener el doble de guerras, la mitad de alimentos y un producto interior bruto global un 20% inferior al que habr¨ªa sin cambio clim¨¢tico; unas consecuencias m¨¢s profundas que las de la Gran Depresi¨®n, y permanentes.
El cuarto enga?o es sobre la severidad del agravamiento: casi con seguridad, el cambio clim¨¢tico superar¨¢ el umbral de los dos grados que, durante decenios, los cient¨ªficos consideraron que era inconcebible y que nos llevar¨ªa a unas condiciones inimaginables. Pero esas condiciones son solo el resultado directo, y la quinta gran equivocaci¨®n es pensar que la ciencia es capaz de abarcar y describir todas las amenazas. La verdad es que las consecuencias indirectas pueden ser todav¨ªa m¨¢s profundas: en nuestra psicolog¨ªa, nuestra cultura, el lugar que nos atribuimos en la naturaleza y la historia, nuestra relaci¨®n con la tecnolog¨ªa y el capitalismo. Para no hablar de la geopol¨ªtica.
As¨ª como el fin del pasado siglo estuvo dominado por la globalizaci¨®n, y el siglo anterior por la modernidad, este siglo estar¨¢ dominado por el calentamiento. Necesitamos unas nuevas humanidades del cambio clim¨¢tico que nos orienten a trav¨¦s de los dilemas y las paradojas que traer¨¢ consigo.
Hemos transformado el clima mundial. La pregunta, ahora, es: ?c¨®mo nos transformar¨¢ el cambio clim¨¢tico a nosotros?
David Wallace-Wells es periodista y autor de El planeta inh¨®spito. La vida despu¨¦s del calentamiento (Debate).
Traducci¨®n de Mar¨ªa Luisa Rodr¨ªguez Tapia.
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