Autopistas abiertas

M¨¢s de 24 horas despu¨¦s de producido el corte en la autopista AP-7 (Barcelona/Francia), la Gendarmerie francesa y (en menor medida) los Mossos d'Esquadra restablecieron ayer el orden. Es lo que correspond¨ªa. Pero el episodio deja unas cuantas lecciones que ser¨ªa inoportuno olvidar. La principal es que a la hora de abortar un altercado, hay que ponderar cierto margen de tolerancia ante los derechos de quienes protestan, pero proteger los derechos de la mayor¨ªa de la poblaci¨®n a la libre circulaci¨®n y al uso del espacio p¨²blico. Una democracia incorpora la protecci¨®n incluso a sus revoltosos, pero siempre que discurran por cauces legales, con el oportuno aviso previo y sin ocupaci¨®n indefinida de la v¨ªa p¨²blica.

La m¨¢s en¨¦rgica actuaci¨®n de los gendarmes ilustra bien a sus colegas catalanes, en este caso menos eficaces que en la proporcionada represi¨®n de los altercados de Barcelona, a mitad de octubre. Los gendarmes practicaron 18 detenciones, por solo una de sus colegas de este lado de la frontera. Y lo que es m¨¢s eficiente: la polic¨ªa francesa retir¨® DNIs y abri¨® expedientes para imponer multas dinerarias a los m¨¢s manifestantes agresivos, segun la norma de que deben reponder de los cuantiosos costes econ¨®micos de los altercados. La sanci¨®n monetaria es, en estos casos, mucho m¨¢s terap¨¦utica que los arrestos que desembocan en la c¨¢rcel.

La otra gran lecci¨®n de los sucesos de La Jonquera es m¨¢s pol¨ªtica. Sus protagonistas fueron apenas unos centenares de personas y resulta grotesco que una minor¨ªa tan exigua pueda mantener un corte de carreteras estrat¨¦gicas tan prolongado. Eso tiene que ver con la peculiar organizaci¨®n de corte, enmascarado en un concierto de un cantautor retirado, que parecia tener mejor derecho a la v¨ªa p¨²blica que los camioneros de productos perecederos. En realidad,lo que ocurri¨® es que se violentaron las libertades de muchos ciudadanos, algo que el president Quim Torra pas¨® por alto en sus encomios a los activistas.

Tal y como est¨¢n estructuradas, las c¨¦lulas clandestinas, las caras encapuchadas y los movimientos secretos de Tsunami se dirigen a promover un movimiento de seres sumisos, sin debate de ideas, sin discusi¨®n de alternativas, totalmente hu¨¦rfano de mediaciones democr¨¢ticas. La organizaci¨®n Tsunami es lo m¨¢s parecido ¡ªen su despliegue tecnol¨®gico y en sus r¨ªgidas relaciones con las bases¡ª a algunas de las m¨¢s autoritarias sectas secretas de otros enclaves geogr¨¢ficos.

Alguien paga sus plat¨®s, financia su transporte y mantiene las redes de este aparataje, mientras lo aplica una minor¨ªa ultrarradicalizada. Los servicios de inteligencia deben descifrar su modus operandi, desarmar sus planes y destruir sus formas de financiaci¨®n. Una senda que seguramente arrojar¨¢ sugestivas sorpresas.