Anomal¨ªas

Espa?a no suele salir bien parada en las pruebas de PISA. Aunque ha mejorado en los ¨²ltimos a?os, los alumnos espa?oles est¨¢n lejos de la excelencia. M¨¢s bien se encuentran en el rango medio y con muchas dificultades para subir puestos. Pero esta vez, el informe PISA correspondiente a la evaluaci¨®n de 2018 ha sido noticia antes de tiempo por una raz¨®n diferente: la decisi¨®n de la OCDE de excluir la publicaci¨®n de una parte de los resultados correspondientes a Espa?a en el informe que se dar¨¢ a conocer en diciembre. La raz¨®n es que se han encontrado ciertas anomal¨ªas en una de las pruebas de lectura, concretamente en la nueva secci¨®n dedicada a evaluar la fluidez lectora. All¨ª donde los alumnos evaluados, estudiantes de 15 a?os, emplean normalmente entre 50 segundos y 2 minutos para responder a veinte preguntas, unos 2.000 alumnos de un n¨²mero considerable de colegios de diferentes zonas de Espa?a tardaron mucho menos, en algunos casos menos de 25 segundos, y algunas respuestas parecen obedecer adem¨¢s a patrones predeterminados. Tambi¨¦n se han observado anomal¨ªas en las pruebas de ciencias y matem¨¢ticas, pero en este caso no se ha suspendido la publicaci¨®n de resultados.

Mientras no concluya la investigaci¨®n abierta no ser¨¢ posible establecer las causas de estas anomal¨ªas. En su comunicado oficial, la OCDE descarta que puedan deberse a un fallo t¨¦cnico o a una manipulaci¨®n posterior de las pruebas, de modo que el margen para que la causa sea de naturaleza fortuita se estrecha, aunque no es descartable del todo. Dado que la prueba se hizo por ordenador y quedaron registrados todos los pasos, no deber¨ªa ser dif¨ªcil averiguar qu¨¦ ha ocurrido exactamente. Las autoridades educativas espa?olas deben poner todo el empe?o en esclarecer este extra?o incidente.

Las pruebas de PISA han sido cuestionadas por algunos expertos por su capacidad para condicionar la actividad docente de los centros y por el hecho de que solo eval¨²an una parte de las competencias de los alumnos, las orientadas al rendimiento laboral, dejando fuera otras habilidades necesarias para desenvolverse en la vida. Pero sigue siendo la principal herramienta para poder comparar la eficacia de los m¨¦todos educativos y los modelos organizativos de los diferentes pa¨ªses.

Uno de los efectos negativos de los informes PISA es la fuerza que tienen para fijar en la opini¨®n p¨²blica la imagen de la calidad docente de un pa¨ªs, lo que provoca una fuerte presi¨®n sobre las autoridades educativas y los propios colegios evaluados. A lo largo de la historia de esta prueba se han detectado maniobras en algunos pa¨ªses para lograr una mejor posici¨®n en las listas, como excluir ciertos colegios situados en zonas desfavorecidas o facilitar la ausencia de alumnos desaventajados el d¨ªa del examen. El valor del informe PISA depende de su credibilidad como fuente de datos comparativos fiables y fidedignos, de ah¨ª en inter¨¦s en esclarecer qu¨¦ ha ocurrido. La prueba ahora en cuesti¨®n se celebr¨® en mayo de 2018, bajo el mandato del ministro de Educaci¨®n ??igo M¨¦ndez de Vigo, del PP, y en ellas se evaluaba el rendimiento de los escolares bajo la controvertida ley Wert aprobada en 2013. Esperemos que no sea as¨ª, pero si la investigaci¨®n revelara alguna maniobra para mejorar la puntuaci¨®n de Espa?a, ser¨ªa un esc¨¢ndalo que deber¨ªa tener consecuencias. Hacer trampas es peor que quedar en mala posici¨®n.