Feminismo isl¨¢mico: ?ox¨ªmoron u oportunidad?
La lucha de la mujer en el mundo musulm¨¢n no puede esperar a la resoluci¨®n de viejos dilemas
Tengo mucho respeto hacia la postura de las feministas de la envergadura de Nawal El Saadawi o Wassyla Tamzali que contestan la legitimidad del feminismo isl¨¢mico, alegando su inadecuaci¨®n a acompa?ar la lucha por la igualdad de derechos. Ya que, seg¨²n ellas, la yuxtaposici¨®n feminismo/islam es un ox¨ªmoron.
Como feminista laica prefiero un feminismo sin etiquetas religiosas, pero independientemente de los clivajes conceptuales, considero que el feminismo isl¨¢mico tiene su lugar en el mundo musulm¨¢n. Porque el error ser¨ªa quedarse esperando el milagro de una conversi¨®n masiva a la laicidad cuando a¨²n persiste la confusi¨®n end¨¦mica entre el laicismo y el ate¨ªsmo. Asimismo, la imbricaci¨®n religi¨®n/Estado dificulta el advenimiento de tal prodigio. Sin olvidar que mientras haya Estados como Ir¨¢n, Arabia Saud¨ª, Catar, etc¨¦tera, que financian los movimientos islamistas m¨¢s oscurantistas, no va a suceder de pronto esta laicizaci¨®n tan anhelada por las feministas.
Si el objetivo es el triunfo del feminismo laico en el mundo musulm¨¢n, una cosa no impide la otra, ambos pueden ir de la mano y convivir perfectamente. F¨¢tima Mernissi, una de las pensadoras m¨¢s relevantes del mundo ¨¢rabe, as¨ª lo entendi¨® e hizo avanzar la causa del feminismo gracias a sus trabajos acad¨¦micos y publicaciones sobre las mujeres en el islam. Mernissi, partidaria del di¨¢logo y consciente de que el referencial religioso puede ayudar en la agilizaci¨®n de la emancipaci¨®n de la mujer, estudi¨® los textos religiosos para desmontar las creencias enraizadas sobre la inferioridad de la mujer en el islam. Asimismo, ha hecho hablar la historia del mundo musulm¨¢n para contestar a las preguntas que se hacen las feministas ¨¢rabes: ?de d¨®nde venimos? ?D¨®nde est¨¢n nuestros referentes? Y as¨ª, desde un enfoque militante ha ido en busca de figuras femeninas, olvidadas y ausentes de los anales oficiales de la historia, que lograron vencer los obst¨¢culos del patriarcado para destacar como literatas, pensadoras, regentes, reinas, etc¨¦tera. Su objetivo era hallar una identidad feminista propia, con el fin de deshacerse de la hegemon¨ªa del feminismo occidental, sospechoso de condescendencia y cuya pretendida universalidad est¨¢ cuestionada por el feminismo poscolonial.
Adem¨¢s no hay que perder de vista las especificidades de cada pa¨ªs dentro del mundo musulm¨¢n, incluso dentro del mism¨ªsimo mundo ¨¢rabe hay importantes diferenciaciones. Por tanto, no es una cuesti¨®n de relativismo cultural sino de realismo militante a la hora de optimizar la lucha feminista, teniendo en cuenta el entorno inmediato y eligiendo la senda m¨¢s apropiada. El islam precisa de una relectura y adaptaci¨®n a su tiempo y sobre todo necesita deshacerse de 14 siglos de purulencia mis¨®gina, y esta es justamente la labor que est¨¢n efectuando las investigadoras pertenecientes al feminismo musulm¨¢n.
As¨ª que desde la comodidad occidental, no se est¨¢ legitimado a dar lecciones, a validar o invalidar el feminismo isl¨¢mico. Sin embargo, en Occidente este movimiento no es ¨²til y hasta puede ser contraproducente. Una mujer puede ser feminista y practicante sin necesidad de abanderar reivindicaciones redundantes si vive en un pa¨ªs de derecho.
Mientras las activistas en pa¨ªses como Ir¨¢n o Arabia Saud¨ª pueden ser encarceladas y torturadas por quitarse el pa?uelo unos segundos para grabar un v¨ªdeo de protesta contra la obligaci¨®n de cubrirse el pelo, las pretensiones de las feministas isl¨¢micas en Europa que hablan de un supuesto empoderamiento por llevar el hiyab resulta aberrante. Es una insolidaridad y sobre todo es una manifestaci¨®n notoria de ausencia de empat¨ªa hacia esas mujeres que luchan para poder decidir si quieren salir a la calle con o sin pa?uelo. Es decir, hacer exactamente lo mismo que ellas.
Aunque es verdad que en Occidente cada vez que se toca el tema del hiyab se entra en la desmesura y en la exageraci¨®n. Ya que la pol¨¦mica sobre el hiyab solo es un pretexto que oculta los verdaderos motivos, que son el racismo y la voluntad de imponer un modelo dominante.
No obstante, la mundializaci¨®n ha perjudicado seriamente el islam, porque en la era de las tecnolog¨ªas, parad¨®jicamente, es la versi¨®n m¨¢s retr¨®grada la que triunfa en las redes. Aunque es verdad que asistimos a un fen¨®meno planetario. Las tendencias fascistas est¨¢n volviendo con fuerza, se desentierran los viejos fantasmas, m¨¢s de lo mismo, nada nuevo bajo el sol, a parte de la celeridad de la propagaci¨®n de las ideas y el influjo masivo de fake news que propician la manipulaci¨®n intensiva de una franja de la sociedad.
Por tanto, pienso que nuestro objetivo esencial como feministas deber¨ªa ser aprender a escuchar, dialogar, evitar hablar en el nombre de todas las mujeres sin conocimiento. Y, sobre todo, hay que dejar sitio al Otro porque en esta lucha lo humano deber¨ªa prevalecer sobre lo ideol¨®gico. Podr¨ªamos avanzar m¨¢s r¨¢pido haciendo hincapi¨¦ en lo que nos une m¨¢s que en lo que nos separa. Y para terminar, me permito tomar prestada la citaci¨®n de Mahatma Gandhi: ¡°No importa si tomamos caminos diferentes siempre y cuando alcancemos el mismo objetivo¡±.
Houda Louassini es hispanista y traductora marroqu¨ª.
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