Una transici¨®n energ¨¦tica con sello europeo
La agenda clim¨¢tica del UE implica ayudar a aquellos pa¨ªses y a aquellos sectores de la poblaci¨®n vulnerables a los profundos cambios que deben experimentar para alcanzar la descarbonizaci¨®n
Ante el monumental desaf¨ªo que representa el cambio clim¨¢tico, el l¨ªder de la primera potencia global sigue lav¨¢ndose las manos. A principios de noviembre, el presidente Trump notific¨® oficialmente la retirada estadounidense del Acuerdo de Par¨ªs, confirmando as¨ª una decisi¨®n ya anunciada en 2017. La notificaci¨®n oficial ha llegado tan pronto como permit¨ªan las provisiones de Par¨ªs, y la retirada se har¨¢ efectiva justo el d¨ªa despu¨¦s de las elecciones presidenciales estadounidenses, en noviembre de 2020. De este modo, Estados Unidos se convertir¨¢ en el ¨²nico pa¨ªs del mundo que no forme parte del pacto.
Todos los candidatos presidenciales del Partido Dem¨®crata han prometido que, si salen victoriosos de las elecciones, Estados Unidos retornar¨¢ al Acuerdo de Par¨ªs. Pero el problema es mucho m¨¢s amplio: la Administraci¨®n de Trump ha adoptado una pol¨ªtica medioambiental absolutamente nefasta, que ha consistido en desmantelar sistem¨¢ticamente las regulaciones de la era Obama. Afortunadamente, los esfuerzos continuados de Estados, ciudades, organizaciones de la sociedad civil y empresas privadas ¡ªjunto con algunos factores econ¨®micos, como la competitividad del gas natural¡ª han permitido paliar los impactos negativos de las pol¨ªticas de Trump. Sin embargo, es obvio que Estados Unidos ser¨¢ incapaz de liderar la lucha contra el cambio clim¨¢tico mientras su Gobierno federal siga dando la espalda a la evidencia cient¨ªfica.
Entre tanto, otros pa¨ªses se muestran mucho m¨¢s dispuestos a abrazar la causa. La gran potencia emergente a nivel mundial, China, todav¨ªa tiene un gran margen de mejora desde un punto de vista medioambiental, pero los esfuerzos que viene haciendo son muy notables. En el campo de la diplomacia clim¨¢tica, China ha pasado incluso a ocupar un espacio central, donde ha coincidido con la Uni¨®n Europea. Hay que recordar que el liderazgo europeo en esta materia viene de muy atr¨¢s, y que la Uni¨®n ha dado ya muchas se?ales de su fuerte compromiso con acelerar la transici¨®n energ¨¦tica.
Es de esperar que la Comisi¨®n Europea de Ursula von der Leyen llegue con mayor ¨ªmpetu si cabe. La decisi¨®n de elevar la cartera clim¨¢tica a una de las tres vicepresidencias ejecutivas, situ¨¢ndola bajo la responsabilidad del socialdem¨®crata Frans Timmermans, ha supuesto un excelente punto de partida. Timmermans se encargar¨¢ de dise?ar un ¡°acuerdo verde europeo¡±, que deber¨¢ presentar durante sus primeros 100 d¨ªas de mandato, y que habr¨¢ de sentar las bases para que Europa se convierta en el primer continente en alcanzar la neutralidad de carbono. Una tarea a abordar urgentemente por la nueva Comisi¨®n ser¨¢ la de garantizar un elevado grado de coordinaci¨®n entre sus distintas ¨¢reas, con tal de que todas ellas remen en la misma direcci¨®n.
Al igual que el ¡®Green New Deal¡¯,el ¡°acuerdo verde europeo¡± posee una dimensi¨®n marcadamente social
Al igual que el llamado Green New Deal, por el que abogan destacados pol¨ªticos dem¨®cratas en Estados Unidos, el ¡°acuerdo verde europeo¡± posee una dimensi¨®n marcadamente social. A este respecto hay que enfatizar que, por razones de equidad y de pragmatismo, la transici¨®n energ¨¦tica no puede estar re?ida con el crecimiento econ¨®mico. Todo discurso que abogue por revertir el crecimiento es pol¨ªticamente inviable, y est¨¢ abocado al fracaso. Esto es cierto en los pa¨ªses desarrollados, y m¨¢s cierto si cabe en los pa¨ªses en v¨ªas de desarrollo.
En el n¨²cleo de la agenda clim¨¢tica europea se halla el imperativo de emprender una ¡°transici¨®n justa¡±. Esta idea implica ayudar a aquellos pa¨ªses y a aquellos sectores de la poblaci¨®n ¡ªcomo los trabajadores de las cuencas mineras¡ª que son particularmente vulnerables a los profundos cambios que deben experimentar nuestros modelos energ¨¦ticos. La creaci¨®n de un ¡°fondo para la transici¨®n justa¡±, que ha recibido el espaldarazo de Von der Leyen, podr¨ªa facilitar que todos los pa¨ªses de la Uni¨®n Europea se comprometiesen a alcanzar la neutralidad de carbono en 2050. Hasta ahora, no ha sido posible construir un consenso en torno a este prop¨®sito, que sigue sin contar con el benepl¨¢cito de Polonia, Hungr¨ªa y la Rep¨²blica Checa.
Superar estas trabas es esencial, como tambi¨¦n lo es que los miembros de la Uni¨®n acuerden cuanto antes, a nivel comunitario, su siguiente ronda de contribuciones voluntarias bajo el Acuerdo de Par¨ªs. Seg¨²n estipula el acuerdo, todos los Estados parte est¨¢n obligados a presentar sus nuevas contribuciones antes de que finalice el a?o 2020. Si la Uni¨®n Europea se afana en adoptar un objetivo ambicioso de reducci¨®n de emisiones para 2030, otros pa¨ªses podr¨ªan verse espoleados a hacer lo propio.
Von der Leyen ha propuesto convertir el Banco Europeo de Inversiones en un ¡°banco clim¨¢tico¡±
Como es evidente, la Uni¨®n Europea no puede contentarse con establecer objetivos ambiciosos, sino que debe crear las condiciones necesarias para que estos objetivos se cumplan. En este sentido, la Uni¨®n tiene una valiosa palanca en sus manos: el Banco Europeo de Inversiones (BEI), que Von der Leyen ha propuesto convertir en un ¡°banco clim¨¢tico¡±. De hecho, el BEI es ya el mayor inversor multilateral en proyectos relacionados con la sostenibilidad medioambiental (en 2025, un m¨ªnimo del 50% de su financiaci¨®n se canalizar¨¢ hacia este tipo de proyectos). Adem¨¢s, el banco acaba de confirmar que, dentro de dos a?os, dejar¨¢ de financiar nuevos proyectos de combustibles f¨®siles sin mitigaci¨®n de emisiones. Dar este paso permitir¨¢ dedicar m¨¢s recursos a las energ¨ªas verdes y a explorar opciones de mitigaci¨®n, como la captura y el almacenamiento de carbono.
Asimismo, la Uni¨®n Europea est¨¢ trabajando en clasificar las actividades econ¨®micas y los productos financieros en funci¨®n de cu¨¢n verdes pueden considerarse. Este avance regulatorio ¡ªque recibe el nombre de ¡°taxonom¨ªa¡±¡ª supondr¨¢ una herramienta extremadamente ¨²til para los inversores, ya que pondr¨¢ coto a la pr¨¢ctica de hacer pasar por verdes productos financieros que, en realidad, no lo son. Si la Uni¨®n Europea fuese capaz de elaborar una taxonom¨ªa s¨®lida y fiable, esta podr¨ªa convertirse en un modelo de referencia a nivel global, del que hoy por hoy carecemos.
Que la Uni¨®n Europea est¨¦ predicando con el ejemplo en la lucha contra el cambio clim¨¢tico es, sin duda, motivo de celebraci¨®n. El valiente ofrecimiento del Gobierno espa?ol de albergar la cumbre clim¨¢tica anual de Naciones Unidas ¡ªla COP25¡ª va en esta misma l¨ªnea. Tras la renuncia de Chile a acoger la cumbre a ra¨ªz de las protestas populares que se han extendido por el pa¨ªs, finalmente esta tiene lugar en Madrid, aunque bajo presidencia chilena. Esta soluci¨®n, fraguada contra reloj, simboliza el esp¨ªritu voluntarioso y colaborativo desde el que debemos afrontar la crisis clim¨¢tica. En lo que se refiere al reto colectivo de la descarbonizaci¨®n, est¨¢ claro que falta mucho camino por recorrer, que no avanzamos tan r¨¢pido como deber¨ªamos, y que solo podremos alcanzar la meta si todos los pa¨ªses ponen de su parte.
Javier Solana es distinguished fellow en la Brookings Institution y presidente de ESADEgeo, el Centro de Econom¨ªa y Geopol¨ªtica Global de ESADE.
? Project Syndicate, 2019.
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