De la O
No todas las preguntas se responden sobre el escenario de la obra 'Firmado Lej¨¢rraga'. Pero al espectador le queda mucho m¨¢s que una firma: la restituci¨®n del fantasma que ten¨ªa un nombre, y no solo un hombre
Hay muchos negociados en la memoria hist¨®rica, y el m¨¢s esencial es el que m¨¢s molesta a una de las dos Espa?as, inclinada a reescribir con sentido torcido el inolvidable verso del Gimferrer joven: ¡°Si pierdo la memoria, qu¨¦ pureza¡±. Recordar nunca es del todo puro, porque al caudal del pasado se le acumulan el lodo del dolor y los desgastes del tiempo. Aun as¨ª se impone hacerlo, por sanidad y justicia: enterrar dignamente a los muertos, desposeer de honras a los deshonrosos, darle al c¨¦sar civil lo que se apropi¨® la Iglesia con trapicheos. Son los grandes deberes democr¨¢ticos, algunos llevados a cabo y otros no. Junto a ellos est¨¢ la letra peque?a de las vidas personales.
La historia con ribetes de vodevil de Mar¨ªa de la O Lej¨¢rraga ya se sab¨ªa: una mujer dotada e inteligente que le escribe las obras triunfales, sin firmarlas ella, al marido infiel Gregorio Mart¨ªnez Sierra, en una especie de versi¨®n amorosa de la ¡°servidumbre voluntaria¡± tratada por La Bo¨¦tie, el amigo de Montaigne. La negra de Mart¨ªnez ser¨ªa en este caso un buen t¨ªtulo de sainete antiguo (tambi¨¦n les hizo arreglos, entre otros, a los ?lvarez Quintero), aunque la trayectoria de Mar¨ªa como escritora de obra propia, feminista, socialista y traductora en su largo exilio tiene perfiles tr¨¢gicos. Esa figura tan sugestiva la ha plasmado con riqueza documental Vanessa Montfort en Firmado Lej¨¢rraga, texto de buen teatro que puede disfrutarse en Madrid hasta el 22 de diciembre con acertada direcci¨®n de Miguel Lamata y el gran trabajo de cinco actores que encarnan a Mar¨ªa y su c¨ªrculo masculino de famosos: Juan Ram¨®n, Turina, Falla, y Lorca, de quien hay una evocaci¨®n graciosa y emocionante. No todas las preguntas se responden sobre el escenario. Pero al espectador le queda mucho m¨¢s que una firma: la restituci¨®n del fantasma que ten¨ªa un nombre, y no solo un hombre.
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