Ruina, vodka y sexo: las confesiones del ¨²ltimo amante de Judy Garland
Con motivo de un 'biopic' sobre la actriz y cantante, el pianista John Meyer relata c¨®mo fue su relaci¨®n con la estrella meses antes de su muerte, cuando ¨¦l ten¨ªa 28 a?os y ella 46
La vida de las estrellas del Hollywood dorado sigue despertando fascinaci¨®n. En enero de 2020 llegar¨¢ a los cines de todo el planeta la esperada Judy, la pel¨ªcula que retrata la vida de la gran estrella del cine y la canci¨®n Judy Garland. Por ese motivo, son muchas las revelaciones que estos d¨ªas se est¨¢n conociendo sobre la diva de Minesota.?
Uno de los que se han pronunciado ahora al respecto ha sido el pianista John Meyer, que ahora tiene 79 a?os pero que apenas llegaba a los 28 cuando conoci¨® a la cantante. Les present¨® un amigo com¨²n en un estudio de grabaci¨®n de Manhattan a finales de 1968. Entonces ella ten¨ªa 46 a?os y era una diva venida a menos en sus d¨ªas m¨¢s pobres y tristes. Meyer toc¨® un tema que hab¨ªa escrito ¨¦l mismo. "Le gust¨® la canci¨®n y le gust¨¦ yo", rememora ahora la revista People, a la que ha concedido una entrevista en la que tambi¨¦n repasa lo ya contado en su libro de memorias, Heartbreaker (Rompecorazones), que sac¨® a la venta en 2006 y en el que relataba su historia de amor.
Cuando se conocieron, Garland ya se hab¨ªa divorciado en cuatro ocasiones y ten¨ªa tres hijos de dos de esos maridos. Estaba completamente arruinada, puesto que ten¨ªa deudas con Hacienda despu¨¦s de que su agente hiciera una mala gesti¨®n de sus ganancias.?No ten¨ªa d¨®nde vivir y se alojaba en el hotel Saint Moritz de Nueva York con sus dos hijos peque?os. La echaron por no pagar la cuenta.
"Ella ten¨ªa una maleta, un vestidito negro, un par de medias de rejilla y unos zapatos de tac¨®n. Eso era todo. Ah, y un abrigo de vis¨®n", recuerda ahora Meyer.?R¨¢pidamente se fueron a vivir a Park Avenue, una de las calles m¨¢s lujosas de la ciudad... pero al apartamento de los padres de ¨¦l. "Al fondo hab¨ªa una habitaci¨®n libre, se la ense?¨¦ y me dijo: 'Perfecto, me mudar¨¦ aqu¨ª". Entonces Garland estaba tan arruinada que "solo ten¨ªa un billete de cinco d¨®lares en el monedero", como cuenta ¨¦l.?Viv¨ªa, explica, a base de vodka y Ritalin, un f¨¢rmaco usado para tratar la?hiperactividad.?
Meyer trat¨® de sacarla del atolladero. Llam¨® a un conocido, el due?o de un bar donde tocaba el piano a menudo y le dio el bombazo: "Le dije: 'Te puedo poner a Judy Garland a cantar por 100 d¨®lares. En efectivo. M¨¢s la carrera del taxi". Pas¨® a ser, aunque no por mucho tiempo, el pilar en su vida. "Me convert¨ª en su m¨¢nager, su agente, su amante, su compa?ero, el hombro sobre el que apoyarse", relata. "Era incre¨ªble. Confiaba absolutamente en la amabilidad de cualquier extra?o".?
"La m¨¢xima motivaci¨®n alrededor de la que giraba su vida era 'qui¨¦reme'. Y hac¨ªa que la gente lo demostrara en todas sus relaciones. Ella iba aumentando el nivel de compromiso, hasta que ten¨ªas que estar despierto con ella 36 horas al d¨ªa", reflexiona Meyer, que asegura que la actriz siempre iba a m¨¢s, hasta que ella misma rozaba la decepci¨®n. "Ella iba moviendo y moviendo los postes de la porter¨ªa, hasta que la persona que fuera no daba m¨¢s de s¨ª y entonces te soltaba: '?Ves? Me has abandonado".
Meyer y Garland charlaban juntos de todo, cocinaban, se re¨ªan de an¨¦cdotas pasadas que ella le contaba sobre rodajes como el de El mago de Oz ("bromeaba sobre que a [el perro] Toto le ol¨ªa el aliento"). Pasaban horas metidos dentro de su habitaci¨®n; tantas, que al final los padres de Meyer les echaron de casa. No era una cuesti¨®n solo de cama, sino que jugaban, ensayaban juntos en su cuarto, montaban sus propias funciones. "Era divertid¨ªsimo, para ella era m¨¢s importante que el sexo", cuenta su pareja. Meyer reflexiona sobre la vida que tuvo la actriz y asegura que ella misma la ve¨ªa "ligera, como un globo": "No creo que su vida fuera dolorosa. Ella era muy divertida. Vivi¨® la alegr¨ªa, le encantaba el sexo. No le gustaba mucho la comida. Adoraba cantar y ser el centro de atenci¨®n".?
Poco despu¨¦s, la suerte de Garland comenz¨® a remontar gracias a una serie de conciertos que realizar¨ªa, durante cinco semanas, a principios de 1969, en el local de Londres Talk of the Town. Precisamente en esa etapa se centra la pel¨ªcula Judy, que protagoniza Ren¨¦e Zellweger?y por la que est¨¢ nominada al Globo de Oro. Sin embargo, Meyer no pudo acompa?arla a aquellos recitales porque ten¨ªa unas fiebres muy altas. Garland conoci¨® en Reino Unido a Mickey Deans, el gerente de un club. Y se enamor¨® de ¨¦l. Se casaron en marzo de ese a?o.
"Mickey era un estafador", cuenta medio siglo despu¨¦s el pianista. "Y cuando yo no pude llevarla a los programas, ella llamaba a Mickey. Y ¨¦l, igual que yo, dej¨® toda su vida para irse con ella. Ella me dej¨® tirado y lleg¨® otro que ocup¨® mi lugar", relata Meyer, que lleg¨® a volar a Londres para intentar recuperarla. "Me di cuenta de que esa misi¨®n que me hab¨ªa propuesto de recuperar su antigua grandeza y ser el tipo que la rescat¨® no iba a funcionar".?
Deans fue, precisamente, quien la encontr¨® muerta en el ba?o el 22 de junio de 1969, d¨ªas despu¨¦s de su 47? cumplea?os, por una sobredosis accidental de pastillas. Tomaba barbit¨²ricos para dormir. Por supuesto, Meyer acudi¨® a despedirla en Manhattan, junto a otras 15.000 personas que la lloraron: "Ya no habr¨¢ m¨¢s chistes, m¨¢s alegr¨ªa. Ella era pura alegr¨ªa, y eso no lo cuenta nadie".?
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