Discurso real como terapia colectiva
El objetivo del Rey ha sido subir la moral a un pa¨ªs sumido en el des¨¢nimo, desconcertado, esc¨¦ptico y rasgado por fuertes divisiones pol¨ªticas
Esta Nochebuena el rey se enfrentaba a uno de sus discursos de Navidad m¨¢s dif¨ªciles -el del 3 de octubre de 2017 ya pertenece a otro g¨¦nero, el de la excepcionalidad-. Era dif¨ªcil por muchas razones. La primera y fundamental, porque por primera vez en nuestra democracia la direcci¨®n de la vida p¨²blico-institucional no va a estar solo en manos de actores con firmes adscripciones constitucionalistas. Como todo el mundo sabe, Podemos es declaradamente anti-mon¨¢rquico y, de producirse al final la abstenci¨®n de ERC, al republicanismo de este partido se une su expl¨ªcito rechazo al actual Estado. Pero ah¨ª no queda la cosa. ?Qu¨¦ decir de tan larga interinidad pol¨ªtica, o de la creciente fragmentaci¨®n y polarizaci¨®n entre nuestras fuerzas pol¨ªticas? Por mucho que su figura deba sobrevolar los detalles de la confrontaci¨®n pol¨ªtica partidista, su propia figura va asociada a la defensa de las instituciones, la integridad del Estado y el bienestar de Espa?a. ?Se deslizar¨ªa alguna cr¨ªtica, aunque sea entrel¨ªneas, a la incapacidad de nuestros actores pol¨ªticos para alcanzar acuerdos o al deterioro institucional?
Es obvio que la profesionalidad de la Casa Real no lo permitir¨ªa, y que tendr¨ªa que elevarse a consideraciones m¨¢s abstractas. Es m¨¢s, ya casi desde el mismo comienzo, ha dejado claro lo que la Constituci¨®n le exige, el m¨¢ximo respeto al Congreso ¡°para tomar la decisi¨®n que considere m¨¢s conveniente para el inter¨¦s general de todos los espa?oles¡±. Pero, ojo, esta idea, la de velar por el bien com¨²n, se asocia tambi¨¦n al deseo de concordia, la voluntad de entendimiento, y el encauzamiento de nuestras disputas en el marco de la Constituci¨®n. Y, a la vista de la serie de problemas que enumera al comienzo -Catalu?a, el deterioro de las instituciones y los desaf¨ªos para la cohesi¨®n social de la revoluci¨®n tecnol¨®gica entre otros- afirma que para resolverlos debemos implicarnos todos. La democracia es tarea de todos, y ha subrayado particularmente la importancia de las virtudes c¨ªvicas como el combustible imprescindible para afrontar los retos a los que hemos de hacer frente.
No se trata de exigir un voluntarismo vano. Espa?a ya demostrado en otros momentos la madurez y resiliencia suficientes para salir de situaciones similares. Como pa¨ªs, aparte de compartir un conjunto de sentimientos y valores comunes, tenemos las suficientes fortalezas para conseguirlo. Sobran, por tanto, los agoreros, los extremistas y los autocomplacientes. Los recursos est¨¢n ah¨ª, ahora solo falta saber enhebrarlos en una ambiciosa acci¨®n com¨²n ¨C¡°todos juntos¡±-, porque ¡°sabemos hacerlo y conocemos el camino¡±.
La conclusi¨®n es que se trata de un discurso dirigido a subir la moral a un pa¨ªs sumido en el des¨¢nimo, desconcertado, esc¨¦ptico y rasgado por fuertes divisiones pol¨ªticas. Una visi¨®n de Espa?a en positivo. Terap¨¦utica. Falta por saber si sabr¨¢ reaccionar el paciente, porque los otros liderazgos, los que nos han conducido a esta situaci¨®n, no parecen estar en la misma onda.
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