Dios salve a Instagram
Para Isabel II la familia es importante, pero la Corona lo es m¨¢s
El uso de las redes sociales hace tiempo que se fue de las manos. Las decisiones pol¨ªticas comunicadas a trav¨¦s de Twitter antes que a los propios interesados ¡ªDonald Trump es, hasta el momento, el m¨¢ximo exponente¡ª parec¨ªa un list¨®n dif¨ªcil de superar. Pero el pr¨ªncipe Enrique lo ha subido todav¨ªa m¨¢s al anunciar por Instagram que decide apartarse de sus deberes reales. Y ha utilizado este medio para dec¨ªrselo a todo el mundo, incluida su abuela, la reina Isabel II.
Otro asunto que hace tiempo se fue de las manos es el de la informaci¨®n sobre la realeza. Es cierto que se trata de una mezcla complicada donde se enmadejan los asuntos de Estado, los del coraz¨®n y, por ejemplo, los de la moda, entre otros. Y no es menos verdad que la propia Casa Real brit¨¢nica se ha valido de esta caracter¨ªstica multifac¨¦tica para, a menudo, fomentar a los segundos ¡ªa veces con notables dosis de jab¨®n¡ª para evitar que se hable de los primeros. En ocasiones se les ha ido un poco el tiro. Como cuando en 1969 se grab¨® un documental donde aparec¨ªan los royals haciendo vida de familia en el sal¨®n de casa. Casi casi similar a cualquier familia. La versi¨®n brit¨¢nica de la coletilla ¡°como cualquier joven de su edad¡± que se escuch¨® durante bastante tiempo a este lado de los Pirineos algunos a?os despu¨¦s.
Y si los vaivenes en la Casa Real brit¨¢nica de Enrique y su esposa, Meghan Markle, nutr¨ªan p¨¢ginas y minutos de informaci¨®n amable ¡ªque si se lleva mal con Catalina que si a la reina le cae muy bien, que si los hermanos se distancian¡ª hay una atenta lectora ¡ªy tal vez follower en Instagram¡ª que ha captado desde el primer momento que el movimiento de Enrique podr¨ªa saltar del rosa coraz¨®n al negro del asunto de Estado. Y antes de que otros lo hicieran ella ha decidido dar el primer paso.
Porque si hay algo de lo que Isabel II es conocedora es del papel de la monarqu¨ªa en el Reino Unido, una instituci¨®n que, salvo una sangrienta interrupci¨®n, lleva representando al pa¨ªs desde la conquista normanda y que en su forma de monarqu¨ªa parlamentaria, de decir, en democracia, protagoniz¨® el periodo de mayor esplendor en la historia del pa¨ªs.
Enrique tal vez no ser¨¢ rey. Pero es que el padre de Isabel II tampoco lo iba a ser. El asunto de la sucesi¨®n no es menor. Bromas aparte sobre su posible inmortalidad, Isabel II tiene 93 a?os y durante d¨¦cadas ha visto c¨®mo su heredero, el pr¨ªncipe Carlos ¡ªde 71¡ª no genera precisamente la simpat¨ªa de los brit¨¢nicos. En una encuesta de septiembre Carlos ocupaba el s¨¦ptimo lugar entre las preferencias de sus compatriotas, superado por sus padres, sus hijos y sus nueras. A la cabeza, claro, la reina, con el 72% de aprobaci¨®n. Aseguran que est¨¢ bajando el ritmo, pero lo cierto es que durante el a?o pasado tuvo 295 actos oficiales ¡ªm¨¢s que en 2018, donde apenas asisti¨® a 283¡ª y en Navidad filtr¨® que no hay planes ni de traspaso de poderes ni de regencia a la vista. Pero eso, es un suponer, m¨¢s pronto que tarde cambiar¨¢.
Isabel II no quiere l¨ªos ni en su familia ni, sobre todo, en la Corona, jefatura del Estado en un pa¨ªs donde est¨¢ hecho un l¨ªo casi todo lo dem¨¢s. Ayer impuso la paz institucional y la tregua familiar al decir que apoya a su nieto. Y no hay que descartar que haya pedido a todos que, por si acaso, vigilen lo que hacen los bisnietos con el TikTok.
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