Luis Merlo: ¡°He elegido quererme solo¡±
El actor, que triunfa en el teatro con 'El m¨¦todo Gronholm', confiesa que la soledad es el peaje que ha tenido que pagar por seguir siendo una buena persona a los 53 a?os
Hablamos sobre el escenario donde, en 20 minutos, se meter¨¢ en el traje de Fernando, el m¨¢s trepa de los aspirantes al empleo en liza de El m¨¦todo Gronholm. Acaba de llegar del plat¨® de La que se avecina, la teleserie donde interpreta a Bruno, un pianista neur¨®tico adicto a su terapeuta. Y viene reventado, seg¨²n confiesa arrastrando las palabras, aunque no hace falta que lo jure. Aun as¨ª, saluda con la naturalidad y disciplina de quien ha crecido viendo a periodistas entrevistar a sus padres en casa y el teatro. ¡°Ven¨ªan hasta a mis cumplea?os porque les hac¨ªa gracia el ni?o¡±, r¨ªe. En junio cumple los 54.
?Cu¨¢ndo dej¨® de ser el ni?o?
Sin memeces ni pamplinas, hay una parte de m¨ª que quiere seguir si¨¦ndolo, seguir sorprendi¨¦ndome de determinadas cosas. Pero uno deja de ser hijo cuando se convierte en padre de sus padres, y ya me ha sucedido.
?En qu¨¦ es realmente bueno?
Aqu¨ª encima [toca las tablas].
?Ha nacido para esto?
S¨ª, lo que pasa es que tuve que mejorar mucho porque nac¨ª con tics antiguos como actor. Crec¨ª con un pie en la movida de los ochenta y noventa y otro en la tradici¨®n de la que ven¨ªa por mis padres.
?Reconversi¨®n en propia piel?
Total. Veo trabajos m¨ªos y digo, madre m¨ªa, qu¨¦ horror. Hemos conquistado otra manera de comunicarnos con el mundo, y si te olvidas de ella en el escenario, est¨¢s perdiendo gente a qui¨¦n cont¨¢rselo. Una de las tradiciones de las que tengo que huir es la de ser espectador y actor a la vez. Empec¨¦ si¨¦ndolo. Y tengo que olvidarlo y centrarme en mis compa?eros.
El m¨¦todo Merlo
Luis Larra?aga Merlo (Madrid, 53 a?os), es el mismo y es otro desde que le vio ¡°las orejas al lobo¡± f¨ªsica y an¨ªmicamente por estr¨¦s y otras penas en 2017. Hoy representa 'El M¨¦todo Gronholm' en el teatro y 'La que se avecina' en la tele. Dice que ¨¦l puede. Ahora est¨¢ sereno.
Hijo de la Merlo. Los hombres no tienen derecho al art¨ªculo. ?Discriminaci¨®n inversa?
Lo del art¨ªculo es algo muy espa?ol que me parece un rollo. La capacidad de ser ¨²nico la tienes que aportar t¨² aqu¨ª arriba. Yo s¨¦ que lo soy. Ser ¨²nico no significa no tener defectos. Los tengo, pero aqu¨ª sucede algo extra?o. Mi capacidad de comunicaci¨®n aqu¨ª es muy bestial, y eso se nota, porque veo a la gente muy pillada.
?Lo nota desde el estrado?
S¨ª. Ver a la gente metida en el cuento que le est¨¢s contando me emociona, no sabes de qu¨¦ forma.
Viene de ser Bruno y va a a ser Fernando. ?Cu¨¢ndo es Luis?
Podr¨ªa hacerme el interesante y decirte otra cosa, pero siempre soy Luis, haciendo de Fernando o de Bruno. Dicen que hay actores que se olvidan de s¨ª mismos. Yo no lo he vivido. Si logras un minuto de eso en una hora de funci¨®n, puedes estar muy contento.
Ya pet¨® una vez por estr¨¦s. ?No le da miedo petar otra?
Bueno, soy lo suficientemente apasionado para creer que, de alguna forma, hay que caer para levantarte pero, ?sabes?, a los 53 a?os da mucha pereza caer de verdad. Porque levantarte de algo lo haces casi todos los d¨ªas. Pero, s¨ª, es que hoy me pillas en un d¨ªa...
?...Flojo?
Hoy es un d¨ªa de libro, velita, olor a chimenea en mi casa. A veces, dejar de ser otras personas y ser solo uno mismo es un sue?o incontenible. Yo lo tengo.
?Se ha topado en su carrera con tipos como Fernando?
Pobre. Fernando es un desgraciado que cree que est¨¢ ante su ¨²ltima oportunidad, le han dicho que tiene que ir a deg¨¹ello porque buscan a un hijo de puta que parezca una buena persona y, al final, es una buena persona que parece un hijo de puta. Me he encontrado gente much¨ªsimo peor en el trabajo y en la vida.
?Tiburones?
Tiburoncillos, porque luego viene un tibur¨®n de verdad y se los come vivos.
?Qui¨¦nes han sido los tiburones de su vida?
Mis tiburones... Madre m¨ªa... Yo he tendido a ser una persona muy pac¨ªfica y muy mansa, y no es una buena manera de sobrevivir hoy. Cada vez est¨¢ m¨¢s desconectada del mundo en que vivimos, con lo cual me he ido a vivir al campo. Soy manso por naturaleza, y hay situaciones est¨²pidas en las que una persona con educaci¨®n pierde siempre. En una agresi¨®n inmediata, gana el peor educado.
Dice "manso" como algo peyorativo.
Para nada, lo digo como elecci¨®n. La persona que sigo queriendo ser, ese ni?o sin estupideces, quiere seguir teniendo esa sensibilidad que te hace ser pac¨ªfico. La gran prueba es llegar a los 53 con ella, porque todo lo que vivimos en sociedad nos presiona para que la dejemos por el camino.
?Es una victoria personal?
S¨ª, y muy dif¨ªcil. Seguir siendo buena gente a los 53 es una elecci¨®n y hay que pagar un peaje.
?Cu¨¢l ha sido el suyo?
El primero de todos, tener que llegar a la conclusi¨®n de que la soledad es el camino de una persona con mis caracter¨ªsticas.
?Soltero vitalicio?
Yo no estoy solo. Me refiero a la soledad de quienes consideran que el ¨¦xito social es la pareja. Y yo no creo que eso sea un ¨¦xito. Lo ser¨¢ si compartes total y absolutamente cosas maravillosas. Si no, es una soledad acompa?ada. Y para eso, he elegido quererme solo.
Es que lo quiere todo.
No. Quiero una evoluci¨®n mutua. La que sea. Pero para que llegue el momento del estanque, del final de la estaci¨®n, prefiero que mi tren siga solo. Lo otro ya me ha pasado demasiadas veces.
?Le ha visto las orejas al lobo?
Much¨ªsimas veces.
?De qu¨¦ color son?
Negras. Pero sobre todo son... Son el final. Verle las orejas al lobo es ver el final. Puede ser f¨ªsico, ps¨ªquico, emocional. De las tres formas las he visto. Es que he hecho un ejercicio de vivir la vida tan a tope... Y, adem¨¢s, observ¨¢ndolo despu¨¦s, tampoco es que fuera tan a tope. Simplemente, me estaba equivocando.
?Por qu¨¦ tuitea a diario deseando feliz d¨ªa a sus seguidores?
Porque de repente se ha producido ese cambio respecto a querer estar aqu¨ª. De repente, me apetece compartir, he generado un grupo que no esperaba, y me gusta.
?Le hacen compa?¨ªa?
De alguna manera, s¨ª. Deseo compartir, pero cada vez de manera m¨¢s selectiva. La emoci¨®n de compartir es lo que me sucede con los aplausos de esta funci¨®n. Hay un punto extraordinariamente excitante. Esto es lo m¨¢s cercano a la excitaci¨®n que vivo hoy en d¨ªa. Y por eso amo el teatro.
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