Las ciudades menguantes
La decadencia de poblaciones como Le¨®n puede derivar en un colapso m¨²ltiple de proporciones desconocidas, seg¨²n un estudio
Sergio Tom¨¦, profesor de Geograf¨ªa de la Universidad de Oviedo, acaba de presentar en el ¨²ltimo congreso de la Asociaci¨®n Espa?ola de Geograf¨ªa, celebrado en Valencia, un estudio sobre las llamadas en ingl¨¦s shrinking cities (ciudades menguantes en castellano) referido a nuestro pa¨ªs cuyas conclusiones son demoledoras. El estudio toma como ejemplo la ciudad de Le¨®n, que el profesor Tom¨¦ denomina el Detroit espa?ol por comparaci¨®n con la ciudad estadounidense paradigma de las ciudades menguantes norteamericanas por su decadencia industrial, demogr¨¢fica y social, pero alude a todas esas ciudades, del interior peninsular principalmente, cuyos datos socioecon¨®micos las sit¨²an al borde de la par¨¢lisis efectiva. En concreto, de Le¨®n, el profesor Tom¨¦ afirma en su estudio que su decadencia es tal que ¡°puede derivar en colapso m¨²ltiple con proporciones desconocidas¡±.
El profesor ovetense se apoya para sus conclusiones en la observaci¨®n directa (¡°la p¨¦rdida de vitalidad, el deterioro, la cantidad de locales cerrados, la avanzada edad de los viandantes y la antig¨¹edad de los autom¨®viles son estampas de esa decadencia¡±), pero sobre todo en datos. Datos como que la edad media del padr¨®n municipal de Le¨®n es de 49 a?os, que los mayores de 65? representan ya la cuarta parte de la poblaci¨®n y que el grupo de edad dominante (¡°el lobby que decide las elecciones¡±) ronda los 60. Hay m¨¢s, como que la poblaci¨®n activa ha descendido al 50%, que la Universidad de Le¨®n ha perdido en lo que va de siglo un tercio de sus alumnos, que los j¨®venes licenciados huyen, que la desinversi¨®n y la falta de actividad ha llenado la ciudad de f¨®siles urban¨ªsticos, que solo 10 empresas pasan de los 200 trabajadores, que los sectores de la construcci¨®n y ferroviario, dos de sus tradicionales pilares econ¨®micos, han perdido la mitad de los suyos, que la ciudad se ha llenado de casas vac¨ªas, sobre todo en el centro y en su parte antigua, y, en fin, que de los 200.000 habitantes que los gestores municipales preve¨ªan para el 2020 a principios de los a?os noventa, cuando la ciudad ten¨ªa 147.000, se ha pasado a los 124.000 con los que cuenta actualmente, es decir, 23.000 menos que hace 29 a?os.
Cierto que el caso de Le¨®n es extremo, pues el fin de la miner¨ªa, que lleg¨® a ocupar hasta a 40.000 personas en la provincia, ha agudizado su decadencia (tambi¨¦n la de Ponferrada, la otra gran ciudad del territorio), pero su declive es parecido al de muchas otras ciudades vecinas y del interior peninsular, condenadas por su alejamiento de los grandes corredores de crecimiento econ¨®mico y de infraestructuras y de los centros de poder a ser decorados para turistas (las que pueden) y geri¨¢tricos gigantescos, ante la huida masiva de su poblaci¨®n m¨¢s joven y la concentraci¨®n en ellas de una poblaci¨®n rural que huye tambi¨¦n de los pueblos y que agudiza sus desequilibrios, pues se trata, en general, de gente mayor y pasiva y de mentalidad individualista y conservadora que acent¨²a la ya escasa capacidad de contestaci¨®n del resto. El desolador an¨¢lisis del ge¨®grafo ovetense acaba diciendo que ¡°si no se produce una intervenci¨®n estatal que contrarreste el efecto desequilibrador del mercado global, muchas de nuestras ciudades de tama?o medio colapsar¨¢n por su escaso margen de resiliencia¡±.
Pero aqu¨ª seguimos hablando de Venezuela y de Catalu?a.
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