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Dime con qu¨¦ andas... Todo comenz¨® con un recuerdo de infancia los domingos de pesca con su padre en el lago Trasimeno. En busca de una radiograf¨ªa emocional de las relaciones paternofiliales, el fot¨®grafo italiano rastrea el mundo para hallar historias de padres e hijos. Ellos crean los recuerdos m¨¢s v¨ªvidos de ma?ana. Adidas Samba /El tipo sencillo Las Samba son uno de los modelos m¨¢s ic¨®nicos de Adidas y van justo por detr¨¢s de las Stan Smith en cuanto a n¨²mero de pares vendidos. Nacieron para la pr¨¢ctica del f¨²tbol en terrenos helados o superficies duras y se han afianzado en el imaginario popular como un calzado propio de las gradas futboleras. Es f¨¢cil imaginarse a uno mismo marcando goles en el g¨¦lido Olympiastadion berlin¨¦s con un par de sambas en los pies. Pronto se desplazaron al ¨¢mbito del f¨²tbol sala, pero se consagraron gracias a la moda callejera. Es un enigma por qu¨¦ tras m¨¢s de 65 a?os, este sobrio par de zapatillas sigue irradiando personalidad y encanto. Arraig¨® en la subcultura del obrerismo brit¨¢nico. La escena ¡°casual¡± en la era Thatcher nos regal¨® la imagen de pandillas de adolescentes ingleses de clase trabajadora que fumaban, beb¨ªan, se enamoraban y enloquec¨ªan por amor a sus equipos de f¨²tbol. Gabardinas Aquascutum, chaquetas Harrington, polos de Fred Perry y¡ Adidas Samba. Seguir a tu equipo en los partidos europeos supuso tambi¨¦n la peregrinaci¨®n de los hinchas para conseguir un par de Adidas Samba en tiendas continentales. Las hay en numerosos colores, pero las genuinas, las m¨¢s qu¨ªmicamente puras, son las negras con las tres bandas blancas de Adidas. Parte de su gracia reside en la suela de goma con aspecto de gruesa loncha de tocino. Tambi¨¦n en la lengu?eta, sobre la que estampa el tr¨¦bol de la marca alemana. Hooligans, ritos de paso masculinos y cerveza, mucha cerveza. Las Samba son sencillas, sobrias, de una austeridad que agrada por igual al afanoso hombre sencillo como al gamberro. El treinta?ero posmod, postskin, que a?ora a su Vespa como a su primera novia y que lleva el romanticismo adherido a sus pantalones de pitillo.Joan Alturo Stan Smith / El cl¨¢sico Quiz¨¢ la zapatilla m¨¢s ic¨®nica que exista. Si se ha llamado ¡°tenis¡± a playeras y bambas ha sido por culpa de este modelo archiconocido. Se dise?aron en 1965 para el tenista franc¨¦s Robert Haillet, un tipo estiloso que parec¨ªa sacado de una peli de la nouvelle vague, cuando el tenis era un deporte delicado y sus jugadores eran lechuguinos con pantalones blancos almidonados y raquetas de madera. Haillet se retir¨® en 1971 y la firma alemana husme¨® el mercado de jugadores para reclutar a Stan Smith, que ese a?o hab¨ªa ganado el US Open. Siete a?os despu¨¦s se rebautizaron con su nombre y su cara se imprimi¨® en la lengu?eta. La pieza verde en el protector del tend¨®n de Aquiles sigue enamorando al hombre cl¨¢sico, al tipo con buen gusto, ya sea un ac¨®lito de Snoopy o un rapero enfadado del suburbio. La posteridad nos imaginar¨¢ con ellas puestas, tal y como nos figuramos a un romano con sandalias de cintas. Perfectas para el manso yerno que come los domingos en casa de sus suegros. Eso s¨ª, su blancura es como la de la nieve reci¨¦n ca¨ªda: dura poco.Joan Alturo Nike Air Jordan / El eterno adolescente Su historia es la de transgresi¨®n. Cuando en 1984 los Bulls de Chicago ficharon a Michael Jordan, un novato de la Universidad de Carolina, nadie pod¨ªa presagiar el fen¨®meno en que se convertir¨ªa. El mito empez¨® a construirse por los pies. Nike vio un fil¨®n en aquel escolta al que se apodaba Aire. Por entonces, una norma puritana obligaba a que los jugadores de la NBA llevaran zapatillas blancas. Como marca disruptiva por antonomasia, Nike ide¨® un plan que era pura desobediencia aunque de signo comercial: unas zapatillas con los colores de los Bulls ¡ªrojas y negras¡ª que atraer¨ªan las miradas sobre aquel portento de la canasta. Por primera vez, un atleta negro iba a ser la imagen de una marca deportiva. Aquel primer prototipo sembr¨® el esc¨¢ndalo, y el club afront¨® la multa de 5.000 d¨®lares por cada partido que Jordan jugaba con esas zapatillas. El modelo se consolid¨® con un ruido salvaje de estilo y muchos millones detr¨¢s. Las Air Jordan han conservado intacta su rebeld¨ªa. Atraen inevitablemente a los revoltosos, a los que sienten que dentro de ellos hay un pandillero audaz col¨¢ndose en una cancha urbana de cemento en un barrio de la periferia. Son un monumento al ego. Y por ello son las preferidas por todo lo que gira alrededor del arte: date una vuelta por un casting teatral, por la puerta de las escuelas de ballet contempor¨¢neo, por una galer¨ªa de arte. Son las preferidas por los youtubers. Si hubiera un uniforme para los Peter Pan del siglo XXI, incluir¨ªa a la fuerza estas zapatillas para el chaval que no quiere dejar de serlo. Se manejan mejor con un monopat¨ªn que con un borrador de la Agencia Tributaria. Est¨¢n ah¨ª y si no los vemos es porque los salones de recreativos desaparecieron.Joan Alturo Gucci Screener/ El fashionista Coco Chanel instaur¨® el precepto de que la moda deb¨ªa bajar de vez en cuando a las calles, y eso es lo que ha hecho Gucci con las Screener, unas zapatillas inspiradas en el vintage de la d¨¦cada de los setenta, con siluetas y materiales old school. Tienen la orgullosa tribanda Web de Gucci y una apariencia desgastada que nos deja perplejos. Que unas zapatillas de 700 euros parezcan sacadas de un vertedero no es quiz¨¢ un n¨ªtido s¨ªntoma de lujo, pero su encanto reside en la ir¨®nica manera en la que se plantea. Los franceses, siempre tan agudos, designaron a este apetito como nostalgie de la boue, la nostalgia del barro. Se trata de esa atracci¨®n irresistible por la vida m¨ªsera y los bajos fondos con la que han coqueteado siempre algunos elementos de las clases altas. Todo en sinton¨ªa con el esp¨ªritu de la casa italiana: subcultura urbana, grafitis. Fascinaci¨®n burguesa por el barrio. Son la zapatilla emblem¨¢tica del profesional creativo con sueldo de varios ceros, de los influencers con buena billetera. Esclavos de Instagram, arist¨®cratas urbanos conectados con la moda gracias a la econom¨ªa digital suntuaria. Dise?adores, personal asalariado de la Moda con may¨²sculas. Toda la tribu fashionista a la que Gucci ha hipnotizado. Los dandis de anta?o ya desluc¨ªan sus trajes pas¨¢ndoles piedras hasta que parec¨ªan andrajos. Aqu¨ª hay algo de postureo, pero tambi¨¦n ingenuidad. Son sensibles mileniales de esp¨ªritu gretista: Gucci ha erradicado las pieles de sus creaciones, en sinton¨ªa con los nuevos (y parad¨®jicos) compromisos ¨¦ticos de la generaci¨®n nativa digital. Sucias, provocativas.Joan Alturo Reebok Classic Leather / El pijo nost¨¢lgico Corr¨ªan los a?os ochenta cuando Jane Fonda alent¨® la fiebre del aer¨®bic en Estados Unidos calzada con unas Reebok Freestyle. La marca olfate¨® de inmediato el tir¨®n que la religi¨®n aer¨®bica tendr¨ªa en el pa¨ªs y patrocin¨® programas de televisi¨®n y gimnasios. Como resultado, multiplic¨® sus ventas gracias al primer par de zapatillas dise?ado en exclusiva para las mujeres. Los ojos masculinos no tardaron en posarse sobre aquellas zapatillas ic¨®nicas y Reebok dise?¨® una versi¨®n para ellos, orientada m¨¢s bien al running: las Classic Leather. Sobrias, elegantes, atemporales. Lo cl¨¢sico nunca se va del todo y esta reliquia ochentera sigue vi¨¦ndose sobre el asfalto de nuestras ciudades. Los pijos de esa ¨¦poca encontraron as¨ª una zapatilla para ir al gimnasio, jugar al squash o salir a hacer footing. Hay una inevitable nostalgia alrededor de estas Reebok. Evocan estatus. Van bien con vaqueros o con chinos. Puedes estar seguro de que el ni?o pijo con el que se fue tu novia, en un Ford Fiesta blanco y con un jersey amarillo, llevaba unas Reebok ClassicJoan Alturo New Balance 574 / El hombre c¨®modo New Balance naci¨® para que estuvi¨¦ramos c¨®modos. Se inspir¨® en los tres puntos de apoyo de las patas palmeadas de los pollos, con los que estos consiguen un balance perfecto, de ah¨ª el nombre de la compa?¨ªa. En los a?os sesenta se atrevieron a lanzar el modelo Trackster, con suela dentada y en varios anchos, para el descanso del honrado trabajador nativo. Pero sin quererlo arras¨® entre la clase deportista, que vio en aquellas zapatillas el modelo ideal para correr. En los ochenta lleg¨® la eclosi¨®n de New Balance. Los yuppies, j¨®venes profesionales urbanos, demandaban un nuevo calzado para sus escapadas rurales y la marca dio con la idea definitiva: las 574. Triunfaron sin necesidad de publicidad. Sin¨®nimo de confort, tienen m¨¢s que ver con la calidad que con dise?o o estilo. Las llevaba Steve Jobs para sus presentaciones, como las llevan Jordi ?vole o ??igo Errej¨®n. Gustan a los exigentes y a los contentadizos. Son para el hombre fiel a las modas o para los que llegan tarde a ellas. Se las ver¨¢s al fundador de una start-up y al que odia complicarse la vida.Joan Alturo