Solos de voz
Me pregunto si ¡°al publicar subasta / el Hombre su Esp¨ªritu¡±, como escribi¨® Emily Dickinson, la m¨¢s grande poeta que haya existido
Me pregunto si ¡°al publicar subasta / el Hombre su Esp¨ªritu¡±, como escribi¨® Emily Dickinson, la m¨¢s grande poeta que haya existido. Ella no public¨® en vida, aunque lo hizo la posteridad: no solo sus casi 2.000 poemas sino tambi¨¦n las mil y pico fantasiosas cartas. Mi pregunta v¨ªa Dickinson se hace m¨¢s pertinente cuando lo publicado p¨®stumamente pertenece al campo de la intimidad, que es el caso del volumen de cartas de Jaime Salinas, su ¡°correspondencia privada¡±, como la llama Enric Bou, que las ha seleccionado y editado. La carta, tal como se entendi¨® y practic¨® en otro tiempo, es el alma escondida de la literatura, pues revela voces que desconocemos, por mucho que hayamos le¨ªdo la obra de creaci¨®n de sus autores; voces escritas para un lector con apellido, historia y capacidad de respuesta. El editor Salinas dirigi¨® estas a su pareja de m¨¢s de cinco d¨¦cadas, Gudbergur Bergsson, novelista island¨¦s y traductor a su lengua de cl¨¢sicos hispanos. El libro ha de interesar por el panorama que ofrece del mundo cultural, en el que Salinas fue descollante, y los apuntes de muchas figuras y alg¨²n que otro figur¨®n son vivaces y a menudo implacables en su amarga impaciencia; al hijo de Pedro Salinas m¨¢s que dolerle le irritaba la Espa?a de la que sali¨® en exilio, y a la que volvi¨® como misionero de un credo laico y un tanto licencioso. Pero nadie ¡ªni los damnificados por su retrato quemante¡ª podr¨¢ hablar de ilegitimidad, de violaci¨®n de secretos. Quien escribe estas cartas, fallecido en 2011, y quien las recibe y contesta decidieron poner su propio coraz¨®n al desnudo, relatando (p¨¢ginas 239-250) una traici¨®n amorosa, la del tercer hombre, al que dan vida sin darle la palabra. La emoci¨®n de este libro no la depara el chisme, sino la verdad, compa?era infiel de la ficci¨®n, y aqu¨ª protagonista.
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