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Trashumantes en marcha No son n¨®madas, son trashumantes. Cada seis meses emprenden un viaje que dura casi un mes. En noviembre huyen de las nieves de la sierra de Albarrac¨ªn, y en junio, de la sequ¨ªa de Andaluc¨ªa. Un viaje de ida y vuelta que emprenden familias enteras que se resisten a abandonar una forma de vida casi extinta. Les acompa?amos en su ¨²ltima aventura invernal. La hoguera se mantiene viva toda la noche, testigo de conversaciones que casi siempre terminan con el recuerdo de an¨¦cdotas de viajes pasados. Carmen Secanella El caballo es imprescindible en el viaje. M¨¢s de una docena acompa?an a los pastores. Cada noche hay que revisar el buen estado de sus herraduras para asegurarse la siguiente jornada del trayecto. Carmen Secanella Morro y oreja cocinados en la hoguera, pan, tortilla, queso y aceitunas, acompa?ados de vino para la cena. Una bombilla es la ¨²nica luz que ilumina la noche. Carmen Secanella A las puertas de Alhambra, los pastores esperar¨¢n durante horas a que la Guardia Civil corte la carretera y permita as¨ª el paso de los animales. Carmen Secanella Vacas y ovejas viajan de Albarrac¨ªn a Ja¨¦n en casi un mes. Comen y beben lo que encuentran por el camino. Cada noche son cercados. Carmen Secanella Un ¨²ltimo control de los animales antes de sentarse en la hoguera y descansar. Carmen Secanella Los perros no dejan que el reba?o se disperse ni se pare. Carmen Secanella Ganaderos y perros se aseguran de que ning¨²n animal quede rezagado ni se pierda en el camino. Carmen Secanella Todas las ma?anas hay que preparar la comida que se llevan los pastores para la jornada. Bocadillos y fruta. Despu¨¦s queda recoger el campamento y llegar hasta el pr¨®ximo lugar de acampada. Carmen Secanella El cerdo acompa?a casi todas las comidas (se trae preparado en adobo desde casa), que tienen que ser cal¨®ricas para aguantar las largas jornadas. Carmen Secanella La rutina diaria es esencial. Cada uno empaqueta y carga sus tiendas de campa?a en alguno de los dos coches que acompa?an el trayecto. Los pastores y pastoras que van en los autom¨®viles se encargan de montar el campamento por la tarde antes de que lleguen el resto con los animales. Carmen Secanella De Ruidera a Alhambra, en Ciudad Real. Casi 20 kil¨®metros ser¨¢ la jornada del d¨ªa. La lluvia les acompa?ar¨¢ hasta la noche. Trashumantes en marcha La marcha precisa grandes preparativos; los nervios y el trabajo intenso se empiezan a sentir en las casas de los ganaderos un mes antes de la partida. Hogares en los que se escuchan los acentos andaluz y aragon¨¦s y que permanecen cerrados hasta el retorno de los due?os, seis meses despu¨¦s. Viajan en noviembre y en junio. Pastores y pastoras migran a caballo, y sus perros les ayudan a desplazar a los reba?os de ovejas y vacas. Juntos recorren las ca?adas reales. En Espa?a, la red de v¨ªas que comunican las dehesas de invierno con las de verano suma 125.000 kil¨®metros. Y la trashumancia fue declarada manifestaci¨®n representativa del patrimonio cultural inmaterial en 2017. En los meses con temperaturas bajas, la lluvia y el fr¨ªo son los compa?eros de viaje y las ropas quedan impregnadas del olor a humo de la hoguera que da calor por las noches. En verano se refrescan en los r¨ªos que encuentran a su paso. Un modo de vida ancestral. ¡ªEPS Carmen Secanella