Maduro, la pandemia y nosotros
Venezuela se encuentra indefensa ante el ataque del coronavirus. El 90% de los hospitales p¨²blicos carece de agua potable y corriente
Contando todos los hospitales p¨²blicos de Venezuela no llegan hoy a cien las camas destinadas al cuidado intensivo de quienes puedan ser v¨ªctimas del coronavirus. As¨ª lo admiti¨®, este fin de semana y ante un grupo de expertos epidemi¨®logos venezolanos, el viceministro de salud del r¨¦gimen de Maduro. Para valorar lo que entra?a este d¨¦ficit consid¨¦rense las proporciones que hoy conocemos de la pandemia en la ciudad de Wuhan.
Seg¨²n observa el especialista Gustavo Villasmil, profesor del posgrado en Cl¨ªnica M¨¦dica de la Universidad Central de Venezuela, ex secretario de Salud del Estado Miranda, al alcanzar el pico mayor de las cifras, entre el 40% y 50% de la poblaci¨®n de Wuhan se hallaba ya infectado. El 15% de sus m¨¢s de once millones de habitantes requiri¨® hospitalizaci¨®n y, al cabo, casi el 4% de ellos debi¨® ingresar a unidades de cuidados intensivos para recibir ventilaci¨®n mec¨¢nica.
Guardando en lo demogr¨¢fico las debidas proporciones y admitiendo el acad¨¦mico ceteris paribus de todas las dem¨¢s variables que concurren en un brote epid¨¦mico de tan descomunal virulencia, el doctor Villasmil advierte que, en un pa¨ªs de casi 28 millones de habitantes ¨C ¨¦ramos muchos m¨¢s hace solo cuatro a?os, pero casi cinco millones han huido de las bondades del Socialismo del Siglo XXI? , en cosa de muy pocas semanas, m¨¢s de 150.000 venezolanos presentar¨¢n en las placas de rayos X el fat¨ªdico¡±pulm¨®n blanco¡± que delata el progreso de la fibrosis pulmonar.
En su c¨¢lculo, el doctor Villasmil se obliga a prescindir de lo mucho que a¨²n ignoramos los humanos sobre el coronavirus. Entre tantas inc¨®gnitas que solo el tiempo disipar¨¢ est¨¢ la reacci¨®n de la biolog¨ªa del virus ante el clima tropical venezolano que, en los idus de marzo, y va solo a modo de ejemplo, lleg¨® a registrar 37¡ãC en los llanos de Acarigua. Estremece pensar en la cifra de muertes que, a buen seguro, comenzar¨¢ mendazmente a escamotear Nicol¨¢s Maduro en sus c¨ªnicas y vergonzosas alocuciones televisadas.
Las previsiones aportadas desde hace semanas por expertos de indiscutible probidad, como el respetado infect¨®logo Julio Castro, se?alan con alarma la indefensi¨®n de Venezuela ante el ataque del coronavirus. El 90% de los hospitales p¨²blicos carece de agua potable y corriente, ?c¨®mo podr¨¢ una enfermera ce?irse a la recomendaci¨®n de lavarse las manos, en promedio, unas 25 veces al d¨ªa?
A poco m¨¢s de un a?o del Gran Apag¨®n nacional de marzo de 2019, que caus¨® la muerte de centenares de beb¨¦s neonatos, ya no es an¨¦cdotico el que un equipo de cirujanos termine una intervenci¨®n a la luz de los celulares de sus colegas y enfermeras.
El colapso del sistema de salud venezolano se hizo evidente hace ya muchos a?os cuando la corrupci¨®n y la desidia de la cleptocracia chavista permitieron el retorno de flagelos como la malaria y la fiebre amarilla, erradicados hac¨ªa m¨¢s de 60 a?os. El coronavirus que nos visita llega a un pa¨ªs donde, ya a fines de 2017, y seg¨²n estad¨ªsticas de la FAO, casi el doce por ciento de la poblaci¨®n, es decir, 3,7 millones de venezolanos, cifra superior a la poblaci¨®n total del Uruguay, sufr¨ªa una severa desnutrici¨®n. ?Qu¨¦ puede esperarse del r¨¦gimen de Maduro en esta hora tan cr¨ªtica, sin precedente en nuestra historia?
Maduro es el mismo el hombre que, en 2010, no vacil¨® en culpar del terremoto de Hait¨ª a una infernal maquinaria submarina estadounidense capaz de causar sismos. La intenci¨®n del imperialismo yanqui era, seg¨²n Maduro, provocar un caos que permitiera a los EE UU. apoderarse de las riquezas naturales de Hait¨ª. El c¨¢ncer que mat¨® a Hugo Ch¨¢vez fue inoculado, de nuevo seg¨²n el dictador, por un equipo de guerra biol¨®gica de la CIA. Otros voceros del r¨¦gimen ya hab¨ªan denunciado la pandemia como una ofensiva bacteriol¨®gica de Donald Trump contra China.
En su alocuci¨®n del domingo pasado, Maduro se esmer¨® en enfatizar, con mal disimulada insidia, que uno de los infectados a quienes detect¨® su inefable sistema de salud proven¨ªa de la p¨¦rfida Colombia.
Para afrontar la emergencia que en conjunto representan la pandemia y la ca¨ªda de los precios del crudo, Maduro ha designado otro de sus ¡°estados mayores bolivarianos¡±, integrado una vez m¨¢s, cu¨¢ndo no, por el aguerrido general Padrino L¨®pez. Hasta donde se alcanza a ver, ninguno de esos b¨¢rbaros chafarotes es epidemi¨®logo.
Sin embargo, el que Maduro asimile la omnipresencia del agresivo coronavirus a una invasi¨®n enemiga no es solo una risible pantomima militarista: ella anuncia a¨²n m¨¢s letal violencia de Estado que, decirlo es pavoroso, seguir¨¢ juntando muerte a la que la pandemia traer¨¢ a una Venezuela ya mil veces ultrajada y expoliada hasta la consunci¨®n.
Para colmo apocal¨ªptico, todo ello nos sorprende con una oposici¨®n democr¨¢tica perseguida, encarcelada o dispersa, denodada pero dolorosamente desunida y por completo inerme ante los designios de un b¨¢rbaro probadamente dispuesto a todo, incluso a servirse de una calamidad humanitaria sin precedentes, para perpetuarse en el poder.
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