La sociedad brasile?a se despierta y dice basta a Bolsonaro
La grave epidemia del nuevo coronavirus, que el presidente minimiza, puede hacerle perder el cargo
No ha sido la oposici¨®n pol¨ªtica ni los militares quienes han entendido que, como ya hab¨ªa profetizado el decano del Tribunal Supremo de Brasil, Celso de Mello, el presidente Jair Bolsonaro ¡°se ha hecho indigno de su cargo¡±. Ha sido la sociedad quien, sin salir a la calle, desde las ventanas de importantes ciudades del pa¨ªs, al rito de los cacerolazos nocturnos, piden la salida del mandatario brasile?o.
Y es emblem¨¢tico que est¨¦ siendo, seg¨²n revelan los sondeos, la grave epidemia del nuevo coronavirus, que est¨¢ asustando al mundo y que Bolsonaro minimiza y hasta ridiculiza, la que puede hacerle perder el cargo.
Haber instigado en este momento a los suyos a salir a la calle para defender a su Gobierno y el haber querido participar ¨¦l, incluso saliendo al encuentro de los manifestantes y despreciando todas las normas dadas por su ministro de Sanidad, ha sido la gota de agua que ha colmado el vaso de la irritaci¨®n popular. Mientras se imponen restricciones graves a la poblaci¨®n, el presidente se echaba a la torera todas las normas impuestas por su Gobierno.
Puede parecer una iron¨ªa, pero la lluvia de peticiones para la salida del presidente, incluso dos pedidos formales ante el STF de impeachment del presidente, as¨ª como las protestas populares, se est¨¢n multiplicando a la velocidad del coronavirus del que ¨¦l se mofa.
Si hasta el escritor ultraderechista, Olavo de Carvalho, el gur¨² de Bolsonaro y familia, empieza a dudar de su pupilo, como ha hecho saber por Twitter, es porque la ca¨ªda de su mito se acelera cada d¨ªa.
Ya antes de la tragedia de la epidemia que est¨¢ confinando en sus casas a la sociedad y que amenaza en este pa¨ªs con tantas bolsas de pobreza de ser m¨¢s mortal que en otros pa¨ªses, el presidente daba se?ales claras de no estar a la altura de su responsabilidad para dirigir la naci¨®n.
Ahora su postura de chuler¨ªa frente a esta guerra que ¨¦l sigue negando cuando ya hasta tres ministros de su Gobierno y el presidente del Senado m¨¢s otros muchos pol¨ªticos de su entorno han sido contaminados, hace insuportable su continuaci¨®n al frente de un pa¨ªs grande y rico como Brasil que se siente, en este momento de crisis, hu¨¦rfano de liderazgo pol¨ªtico.
Si algunos analistas pol¨ªticos no niegan ya que la ca¨ªda de Bolsonaro est¨¢ sancionada y que este despertar de la sociedad que pide su salida no tiene marcha atr¨¢s, es prudente recordar que faltan algunos ingredientes para sellar su destino. El primero, de orden pr¨¢ctico: para poner en marcha un impeachment, es necesario que Rodrigo Maia, el poderoso y cordato presidente de la C¨¢mara de Diputados, as¨ª lo autorize. En segundo lugar, la popularidad de Bolsonaro va en picada, pero no hay se?ales de que haya perdido su base m¨¢s fiel, entre el 20% y el 30% de la poblaci¨®n - situaci¨®n distinta de la Dilma Rousseff en su momento.
Hay otro factor, los militares. La situaci¨®n an¨®mala de Brasil es que el Gobierno de Bolsonaro, por primera vez despu¨¦s de la dictadura, est¨¢ formado en su mayor¨ªa por militares en reserva y hasta en activa. Con m¨¢s de cien militares en el Gobierno y en los puestos claves de la Administraci¨®n p¨²blica, en este delicado momento de crisis pol¨ªtica, sobre ellos recae una gran responsabilidad.
Los militares son hoy en Brasil una de las instituciones del Estado con mayor aprecio popular. De que lado estar¨¢n los militares, muchos de ellos generales con biograf¨ªas de prestigio y su probada trayectoria democr¨¢tica y de fidelidad a la Constituci¨®n desde la dictadura a hoy, es una pregunta crucial. Las consecuencias de una Presidencia que no honra con sus gestos y sus actitudes de hostilidad constante a los medios de comunicaci¨®n y las otras instituciones del Estado acabar¨ªan cayendo sobre la clase militar que mantiene hoy la confianza de la naci¨®n. Es un momento en que cada d¨ªa que pasa resulta m¨¢s delicado para los militares, quienes pueden verse arrastrados en esa carrera loca hacia el abismo pol¨ªtico.
Brasil est¨¢ en v¨ªsperas de un cambio hist¨®rico. Ya no se trata de la pugna entre derechas e izquierdas. Millones de votos dados en las urnas a Bolsonaro por quienes no quer¨ªan que volviera la izquierda al poder hoy se dicen arrepentidos de haberle votado. Ello no significa que a?oren el retorno a los gobiernos del PT, pero s¨ª que la Presidencia de Bolsonaro se ha hecho inviable no solo para parte de la sociedad, sino hasta para famosos gur¨²s intelectuales y empresariales de la derecha liberal y democr¨¢tica.
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