El d¨ªa despu¨¦s
Debemos convertir las duras lecciones de estas semanas de lucha contra el coronavirus en oportunidad
Por primera vez en los ¨²ltimos a?os, Europa se encuentra en el epicentro de una pandemia global. Si bien es cierto que hace apenas unos meses mir¨¢bamos de soslayo los duros efectos que enfermedades como el ¨¦bola o el zika asestaban a otros continentes, tambi¨¦n lo es que ya intu¨ªamos un aprendizaje que ahora llevamos a la pr¨¢ctica en nuestras propias carnes: los retos globales, como esta terrible pandemia que nos asola, no entienden de fronteras, clases sociales ni creencias. A pesar de los American first y de los enfrentamientos entre vecinos y comunidades avivados por el miedo, compartimos un mismo presente que dar¨¢ paso a un futuro necesariamente com¨²n. As¨ª, con esta crisis no solo se est¨¢ poniendo a prueba nuestra capacidad de respuesta conjunta, sin fisuras ni excepciones, sino que ya est¨¢n sobre la mesa una serie de cambios que sin duda se afianzar¨¢n en un futuro inmediato.
Nuestro futuro com¨²n era el t¨ªtulo del informe Brundtland que en 1987 acu?¨® definitivamente la noci¨®n de desarrollo sostenible. En ¨¦l se alertaba de los l¨ªmites del crecimiento y de la expansi¨®n de un modelo productivo y de consumo cuyo ¨¦xito estaba hipotecando el bienestar de las generaciones venideras. Igual que entonces, el escenario actual es otro gran momento para abordar juntos un cambio de modelo social que sepa aprovechar sus aprendizajes para la transformaci¨®n ineludible.
Si tras vencer a este enemigo com¨²n que es la Covid-19 queremos construir un futuro sostenible e igualmente com¨²n, como el que dibujaba el informe, debemos convertir las duras lecciones de estas semanas en oportunidad. Estamos respondiendo a un fen¨®meno nuevo, transversal; que no confronta naciones o personas, sino que es invisible y compartido por todos nosotros y que nos sit¨²a ante dos preguntas: ?Es nuestro modelo social y econ¨®mico capaz de responder a los grandes retos de un mundo globalizado? ?Estamos preparados para dar respuesta a eventos imprevistos y desconocidos? Es probable que tardemos en poder contestar de forma rotunda, pero lo que ya podemos afirmar sin lugar a equ¨ªvoco es que solo obtendremos un s¨ª categ¨®rico si las respuestas se construyen de forma global, impulsando alianzas que persigan un mismo objetivo, aprovechando las particularidades econ¨®micas, sociales y culturales de cada territorio y huyendo de los peligrosos particularismos cerriles que solo nos hacen prisioneros, como ya advert¨ªa Chaves Nogales all¨¢ por los a?os 30.
Esta especie de fatal experimento colectivo que nos est¨¢ tocando vivir nos sit¨²a ante el espejo. De forma brutal e inesperada, ya podemos comprobar, por ejemplo, el efecto que la reducci¨®n de nuestra actividad y desplazamientos habituales tiene en el medio ambiente: se ha contra¨ªdo notablemente la contaminaci¨®n en una extensa zona de China, los sensores de calidad del aire de nuestras ciudades est¨¢n registrando valores inusualmente bajos de sustancias que da?an nuestra salud y el agua de Venecia ha recuperado su tono cristalino. Adem¨¢s, hemos tenido que recordar, una vez m¨¢s, el papel clave y fundamental de una sanidad e investigaci¨®n p¨²blicas, fuertes y dotadas de recursos (gracias, h¨¦roes sanitarios). Tambi¨¦n se ha puesto de manifiesto la funci¨®n b¨¢sica que cumplen servicios esenciales como las telecomunicaciones, la energ¨ªa o los sistemas log¨ªsticos que nos abastecen de alimentos, sin cuya labor estas semanas de aislamiento estar¨ªan siendo mucho m¨¢s duras.
Hay que huir de los peligrosos ¡®particularismos cerriles¡¯ que solo nos hacen prisioneros, como ya advert¨ªa Chaves Nogales all¨¢ por los a?os 30
Tampoco podemos olvidar el poder de la inteligencia colectiva y de la colaboraci¨®n que se est¨¢ poniendo de manifiesto en este gran desaf¨ªo. Es curioso c¨®mo estas semanas de aislamiento, en las que la introspecci¨®n y el individuo han cobrado una fuerza a la que no estamos acostumbrados, nos est¨¢n brindando proyectos, acciones, servicios y encuentros colaborativos, innovadores, multiplicadores y, en definitiva, colectivos.
Por todo ello, cuando hayamos salido de esta, nosotros, los de entonces, no seremos los mismos, que dec¨ªa el poeta. Ya no volveremos al punto de partida. Habremos cambiado como sociedad, conscientes de que podemos responder a los retos globales desde otro prisma. Es esta visi¨®n, proactiva y en positivo, la que nos lleva a analizar, reflexionar y actuar colectivamente sobre el contexto generado por la Covid-19, detectando las mejores herramientas para acelerar la transformaci¨®n sostenible a la que nos convoca la Agenda 2030.
Hoy es momento de comenzar a pensar en el d¨ªa despu¨¦s. Y todo el sacrificio tiene servir para canalizar lo aprendido en este per¨ªodo, afianzar los cambios positivos hacia sociedades m¨¢s preparadas y sostenibles y aprovechar as¨ª las sinergias que hayamos descubierto. De no hacerlo, nos habremos fallado a nosotros mismos y a las generaciones que tomar¨¢n nuestro relevo. Es tiempo de lanzar una plataforma s¨®lida para aprender mientras ¡°frenamos la curva¡±, que nos ayudar¨¢ a acelerar la transformaci¨®n sostenible ¡°despu¨¦s de la curva¡± y a optimizar todo el conocimiento y la experiencia que somos capaces de generar. Una plataforma virtual capaz de conectar a expertos de diferentes ¨®pticas para ser ¨²tiles a los retos a los que nos enfrentamos, aprovechando el aprendizaje del ¨¦xito de organizaci¨®n de la COP25 y de las iniciativas colaborativas y de las aplicaciones m¨®viles espont¨¢neas creadas en estos d¨ªas. Una plataforma, en definitiva, capaz de capitalizar lo mejor de nosotros y de impulsarnos para salir de esta batalla incluso mejor de lo que entramos: diadespues.org
Carlos Mataix es director del ITD (Centro de Innovaci¨®n para Tecnolog¨ªas para el Desarrollo Humano de la UPM); Leire Pajin es presidenta de REDS (Red Espa?ola Desarrollo Sostenible); Gonzalo Fanjul es policy director de ISGlobal (Instituto Salud Global de Barcelona) y Agust¨ªn Delgado es director de Innovaci¨®n, Sostenibilidad y Calidad del Grupo Iberdrola.
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