A la espera del D¨ªa D
Dos generaciones de europeos acaban de descubrir la incertidumbre que vivieron sus antepasados m¨¢s directos
Qui¨¦n iba decir que la gran amenaza para el periodo de paz m¨¢s prolongado en Europa desde el derrumbe del imperio romano no iba a ser una invasi¨®n militar, como sucedi¨® hasta la ca¨ªda del Muro de Berl¨ªn, ni el caos provocado por una estrategia coordinada de atentados terroristas indiscriminados, como ha intentado desde comienzos de este siglo el terrorismo yihadista. Al final ha sido un enemigo mucho m¨¢s insignificante en tama?o que las divisiones sovi¨¦ticas o los suicidas radicalizados, pero mucho m¨¢s efectivo.
Dos generaciones enteras de europeos que no han conocido la guerra ni sufrido sus consecuencias ¨Cm¨¢s all¨¢ en la mayor¨ªa de los casos de lo que les ha llegado por la televisi¨®n¨C, se encuentran de pronto inmersas en una situaci¨®n que tiene muchas similitudes a las que han vivido sus antepasados m¨¢s directos. Por supuesto, no aquellos que lucharon el frente, o cuyas ciudades fueron destruidas o que tuvieron que huir con lo puesto hacia un futuro incierto, pero s¨ª aquellos que, relativamente alejados del frente, vieron como su vida se pon¨ªa patas arriba porque sus seres queridos eran enviados al combate con la casi certeza de que no los volver¨ªan a ver o porque el mundo tal y como lo conoc¨ªan quedaba borrado de un plumazo: rutinas, trabajos, amistades. Todo, absolutamente todo, quedaba subordinado a un objetivo: ganar la guerra.
De modo que una forma de vivir basada en la previsibilidad y la seguridad ha quedado en suspenso para una ciudadan¨ªa que ha estado durante d¨¦cadas recibiendo el mensaje de que pod¨ªa planificar, y en cierto sentido controlar, cualquier aspecto de su vida individual y social. Resulta que ahora se encuentra, al principio incr¨¦dulamente, con sus ciudades ocupadas por un enemigo contra el que, por el momento, no es posible alzarse y solo queda resistir a la espera del D¨ªa D.
Pero incluso antes de la victoria, pasado el shock inicial, comenzar¨¢ el tiempo de las preguntas a las que seguir¨¢ el de las respuestas tanto individual como colectivamente. Una de las m¨¢s trascendentales para los pr¨®ximos a?os ser¨¢, sin duda, el de la organizaci¨®n pol¨ªtica de cada sociedad. Y aqu¨ª vamos a escuchar de todo; sensateces e insensateces, opiniones buscando el bien com¨²n y otras persiguiendo un objetivo personal. Un totum revolotum donde es preciso discernir en una ¨¦poca donde ¨Cantes de la gran interrupci¨®n¨C ya estaba empezando a ser dif¨ªcil hacerlo.
Tal vez uno de los efectos positivos de esta situaci¨®n es que ciudadanos descre¨ªdos y desafectos se convenzan de la importancia que tiene la pol¨ªtica cuando las cosas se ponen feas y que, por tanto, es preciso prestarle atenci¨®n cuando todo va estupendamente.
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