El imprescindible pacto europeo
La UE no tiene m¨¢s remedio que demostrar que existe. La uni¨®n fiscal es m¨¢s necesaria que nunca
La dimensi¨®n sanitaria, econ¨®mica, laboral y social de la pandemia del coronavirus hace imprescindible que los poderes p¨²blicos nacionales y las instituciones europeas e internacionales adopten medidas extraordinarias y coordinadas entre s¨ª.
En primer lugar, en el ¨¢mbito sanitario, para vencer al virus con el menor coste posible en vidas humanas y prevenir que una posible segunda oleada de la Covid-19 vuelva a encontrarnos con una preparaci¨®n insuficiente.
En segundo lugar, de car¨¢cter socioecon¨®mico y laboral. Las medidas que ha venido aprobando el Gobierno tras decretar el estado de alarma se dirigen a proporcionar liquidez a las empresas, mantener los empleos asalariados a trav¨¦s de los ERTE y ayudar a los aut¨®nomos. Van en buena l¨ªnea, pero no son suficientes y deben reforzarse.
Pero lo que falta es dise?ar un plan de recuperaci¨®n y reconstrucci¨®n de la econom¨ªa espa?ola que va a sufrir una recesi¨®n m¨¢s profunda en el corto plazo que la vivida tras 2008. Tiene que ser muy contundente para reducir la duraci¨®n de la recesi¨®n y debe contener l¨ªneas de inversi¨®n, fortalecimiento de servicios p¨²blicos, readaptaci¨®n de las medidas de protecci¨®n social, reestructuraci¨®n de sectores, apoyo financiero a pymes y aut¨®nomos, etc¨¦tera.
?C¨®mo ponerlo en marcha? Lo ideal ser¨ªa mediante un amplio acuerdo de las principales fuerzas pol¨ªticas y sociales. El presidente ha propuesto unos nuevos Pactos de la Moncloa. El nombre es lo de menos, aunque conviene tener en cuenta algunas consideraciones.
La primera puede parecer formal, pero no es menor. Los Pactos de la Moncloa fueron unos acuerdos pol¨ªticos, que comprometieron en su ejecuci¨®n a los agentes sociales, particularmente sindicatos, pero sin una intervenci¨®n previa en su dise?o. En la actual situaci¨®n, CC?OO deja clara su autonom¨ªa y advierte que, si se busca un pacto social, se debe contar con el sindicato en su elaboraci¨®n y no solo en la ejecuci¨®n de las medidas que pudieran impulsarse desde el ¨¢mbito pol¨ªtico.
En segundo lugar, en 1977 el objetivo pol¨ªtico dominante era asegurar la transici¨®n de la dictadura a la democracia, legitimar un proceso pol¨ªtico. Ahora no estamos en esa. De hecho, es el Gobierno quien debe liderar este acuerdo pol¨ªtico y social.
En tercer lugar, entonces hab¨ªa que combatir una inflaci¨®n del 27%. Ten¨ªamos un sistema fiscal raqu¨ªtico y un deficiente sistema de protecci¨®n social, rid¨ªculamente financiado en pensiones, desempleo, ense?anza o sanidad. Hoy, al contrario, nos enfrentamos al riesgo de deflaci¨®n; tenemos un sistema fiscal modernizado, pero de escasa recaudaci¨®n comparada; la necesidad del debate resolutivo sobre la dotaci¨®n de recursos suficientes al sistema de protecci¨®n social, as¨ª como el an¨¢lisis riguroso sobre la construcci¨®n del ¨²ltimo pilar del Estado de bienestar, en buena parte, con f¨®rmulas concertadas o privatizadas.
El gran problema del plan es su financiaci¨®n. Requiere grandes cantidades de dinero cuando se va a producir una ca¨ªda muy fuerte de los ingresos del Estado. De partida, nuestra contribuci¨®n fiscal es siete puntos del PIB inferior a la media europea. Tenemos margen fiscal que habr¨¢ que explorar en el medio plazo ¡ªen el epicentro de la crisis hay que actuar con cuidado¡ª. Hay que pensar que la recesi¨®n podr¨ªa producir un d¨¦ficit de entre el 11% y el 15% del PIB. Espa?a no est¨¢ en condiciones de financiarlo solo con su propia capacidad de endeudamiento a tipos de inter¨¦s sostenibles.
Aqu¨ª es donde la UE no tiene m¨¢s remedio que demostrar que existe, no s¨®lo con la pol¨ªtica monetaria del BCE, sino con una potente iniciativa fiscal com¨²n. El BCE ha asegurado liquidez al sistema financiero ampliando en 750.000 millones sus programas de compra de deuda. La Comisi¨®n cuenta con un exiguo plan de inversiones de 37.000 millones de euros. Se han suspendido temporalmente las cl¨¢usulas de d¨¦ficit y deuda del Pacto de Estabilidad y Crecimiento. Est¨¢ pendiente de aprobaci¨®n el programa Sure, dotado con 100.000 millones de euros.
Pero el problema vuelve a estar en la posici¨®n estrecha e insolidaria de algunos Gobiernos: Alemania, Holanda, Austria¡ algunos de los principales beneficiarios de la existencia del euro y, en el caso holand¨¦s, un para¨ªso fiscal en el centro de la Uni¨®n.
La uni¨®n fiscal es m¨¢s necesaria que nunca. Uno de sus instrumentos, la capacidad para emitir deuda com¨²n, tiene que anticiparse ya. Es imprescindible para financiar un gran plan de choque europeo contra la crisis que deber¨ªa sumar entre 1?y 1,2 billones de euros, financiado por un presupuesto extraordinario de la UE, a trav¨¦s de eurobonos o cualquier otra f¨®rmula de deuda mutualizada y por el Banco Europeo de Inversiones.
Ni la actitud pol¨ªtica de algunos Gobiernos en la UE, ni en Espa?a quienes juegan m¨¢s la baza de debilitar al Gobierno que de fortalecer al pa¨ªs, infunden optimismo. En todo caso, es obligatorio intentarlo.
Es lo menos que merecen los millones de trabajadores y trabajadoras de los servicios e industrias esenciales, adem¨¢s de los que hoy est¨¢n cerrados y a los que echamos tanto en falta. Hay que salir de esta tr¨¢gica crisis conscientes de que la principal fuerza creadora del valor en nuestra sociedad es el trabajo.
Unai Sordo es secretario general de CCOO.
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