Sentimientos a flor de piel
Soy un pringao. Desde siempre, pago mis impuestos. Respeto las opiniones ajenas,aunque no las comparta. Voto aunque llueva y estoy confinado en mi casa teniendo una modesta, pero confortable, segunda residencia. Solo salgo, protegido, a por el pan y EL PA?S por respeto y cari?o a mi quiosquera, que se la juega m¨¢s que yo. Tengo conocidos mucho m¨¢s listos que yo. No pagan casi impuestos, no votan pero se quejan, y ahora est¨¢n en su segunda residencia poniendo en peligro a otros y a ellos mismos. Yo he elegido seguir siendo un pringao.
Pepe Soria. Madrid
?ltimamente, con tantas confrontaciones, las sonrisas ya no afloraban en demas¨ªa en nuestro entorno, Ahora, para colmo y por culpa del coronavirus, las mascarillas las han acabado de apagar del todo, y las que puedan existir no se ven. Las pocas personas que transitan por las calles de nuestras desiertas ciudades van solas y cabizbajas, seguro que no sonr¨ªen. Si por casualidad lo hacen no se percibe debido a su mascarilla. Un mundo sin sonrisas es un mundo triste. El otro d¨ªa, al pagar en el supermercado y como consecuencia de un comentario que le hice a la cajera, esta se ech¨® a re¨ªr con ganas. Para m¨ª fue un verdadero regalo; record¨¦ lo que un d¨ªa dijo el gran Chaplin: ¡°Un d¨ªa sin sonre¨ªr es un d¨ªa perdido¡±. Espero y deseo que, muy pronto, todos logremos salir de esta tragedia y, entre otras much¨ªsimas cosas, podamos volver a sonre¨ªr.
Jordi Querol Piera. Barcelona
Sinceramente creo que una televisi¨®n p¨²blica, e incluso privada, tiene que tener un poco de sensibilidad de la tr¨¢gica ¡ªno complicada sino tr¨¢gica¡ª situaci¨®n por la que estamos pasando. Hay muchas personas, m¨¢s all¨¢ de las que aparecen en las estad¨ªsticas, que est¨¢n siendo azotadas de manera brutal por esta pandemia. Banalizarlo, aunque se haga ¡°con cuidado¡±, no creo que sea lo m¨¢s apropiado. No es rabia. Quiz¨¢s es respeto al dolor de tanta gente. Para re¨ªrnos con la reinvenci¨®n de los hogares generada por este confinamiento ya tenemos las redes.
Ignacio Iglesias Lozano. Madrid
Llevamos semanaspersiguiendo sombras, luchando en los cinco continentes contra un enemigo invisible. Nadie preve¨ªa la sombr¨ªa actualidad. La inhumanidad de no poder tocar ni consolar a amigos, familiares en estado terminal. Pero la historia de la medicina es memoria al servicio de la esperanza, y hoy estamos mejor preparados que nunca para combatir esta pandemia. Airear las discrepancias, frustraciones, cr¨ªticas ahora solo juega a favor del enemigo com¨²n. No es momento de reproches ni de aplausos. De h¨¦roes ni villanos. Los m¨¦dicos debemos ser pacientes y tender la mano (guante) a los dem¨¢s. Con paz y ciencia.
Iv¨¢n Iniesta L¨®pez. Palmerston North (Nueva Zelanda)
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