Pactos reconstituyentes
Si los Pactos de la Moncloa pusieron las bases para el desarrollo de la democracia, un nuevo acuerdo de esta naturaleza est¨¢ llamado a preparar las estructuras para la actual era de incertidumbre
La necesidad de renovar los sistemas democr¨¢ticos ha cobrado fuerza en los ¨²ltimos a?os en todo el mundo. Expertos como Nathan Gardels y Nicolas Berggruen apelan a la idea de renovaci¨®n como el punto de equilibrio entre creaci¨®n y destrucci¨®n, de forma que lo que es v¨¢lido se mantenga y lo que no funciona se descarte. No se trata de partir de cero, sino de reforzar aquello que funciona reconstruyendo lo que falla. Y a?aden m¨¢s: en un contexto de ¡°disrupciones perpetuas¡±, la renovaci¨®n deber¨¢ ser una constante. Algo parecido a lo que hoy se llama ¡°acuerdo de reconstrucci¨®n¡± lleva una d¨¦cada sobrevolando la pol¨ªtica espa?ola. Hubo quienes vieron en el 15-M un proceso destituyente al que seguir¨ªa uno instituyente, y desde entonces no han faltado dirigentes pol¨ªticos de distinto signo que hayan apelado a la ¡°reconstrucci¨®n¡± para superar tanto las graves heridas que la Gran Recesi¨®n dej¨® al Estado del Bienestar como los problemas territoriales.
La importancia de un proceso as¨ª en Espa?a radica, al menos, en tres aspectos: la redefinici¨®n del per¨ªmetro pol¨ªtico, la necesidad de acometer cambios inaplazables y el dise?o de una gobernanza para la renovaci¨®n permanente. Si los Pactos de la Moncloa pusieron las bases para el desarrollo de la democracia hace 40 a?os, un nuevo acuerdo de esta naturaleza est¨¢ llamado a preparar las estructuras para la actual era de incertidumbre. Al igual que hace cuatro d¨¦cadas, el acuerdo, si se alcanza, perimetrar¨¢ el ¨¢rea de acci¨®n pol¨ªtica y definir¨¢ sus protagonistas. Quien quede fuera se habr¨¢ autoexcluido. De ah¨ª que cueste imaginar al Partido Popular ausent¨¢ndose, o a las organizaciones empresariales rehuyendo la negociaci¨®n. M¨¢s all¨¢ de escenificaciones y liturgias, no es imaginable que ninguna de estas fuerzas opte por convertirse en antisistema.
Las crisis hacen emerger problemas preexistentes y generan otros nuevos. Entre los primeros, las brechas que hoy muestran toda su crudeza llevan a?os diagnosticadas: el g¨¦nero, la posici¨®n econ¨®mica, el acceso al conocimiento y la tecnolog¨ªa, o el lugar de residencia, son fuentes de desigualdad. Junto a ellas, la pandemia ha aflorado otros retos inaplazables como la modernizaci¨®n de la administraci¨®n p¨²blica, la capacidad de reacci¨®n ante contingencias, la mejora del engranaje de la gobernanza multinivel o la reindustrializaci¨®n. Lo que hace unos a?os pod¨ªa ser un deseo reconstituyente hoy es una necesidad para afrontar cifras del 20% de desempleo y un entorno global de inestabilidad. La pol¨ªtica tiene un enorme poder, pero no tiene todo el poder. Un virus ha puesto en jaque a un sistema global que rozaba con los dedos la abolici¨®n del tiempo y el espacio. En su capacidad de reacci¨®n est¨¢ su supervivencia, imposible de limitar a un momento de cambio, ni mucho menos a un momento instituyente. Se trata de dise?ar un proceso basado en la capacidad de comprender y renovar lo que sea necesario siempre que sea necesario, para mantener el rumbo. Hoy la inacci¨®n no es posible. No hacer nada es ser arrastrado.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.