Una oportunidad para mejorar el sistema de salud
La integraci¨®n de la sanidad y los servicios sociales o por lo menos una estricta coordinaci¨®n ser¨¢ clave en el modelo de bienestar futuro. Hay que pasar de modelo asistencial pasivo a un proactivo y preventivo
El Sistema Nacional de Salud en Espa?a (SNS) est¨¢ superando el mayor reto de su existencia. Lo ha hecho con un modelo de ¨¦xito de descentralizaci¨®n de la sanidad a las comunidades aut¨®nomas. A pesar de las muertes, es evidente que el SNS est¨¢ funcionado con gran eficacia. Se certifica as¨ª que el sistema p¨²blico de salud es el modelo que necesitamos para el futuro, tanto para futuras crisis epid¨¦micas como para poder ofrecer los servicios necesarios derivados de todas las enfermedades. Tambi¨¦n queda patente que la sanidad en un pa¨ªs es una inversi¨®n, no un gasto.
Debemos fortalecer nuestro modelo de bienestar social. Para ello se debe priorizar la financiaci¨®n p¨²blica para la sanidad p¨²blica y, cuando sea necesario, complementarla con el valor que aporta el sector privado, como se ha visto en esta crisis. Una crisis donde fueron ejemplares la reacci¨®n ciudadana y la de los profesionales de la salud. Sobre esa doble capacidad se debe construir el SNS a partir de ahora.
El virus se aprovecha de nuestras debilidades biol¨®gicas, pero tambi¨¦n de las debilidades sociales. Al virus le conviene una sociedad insolidaria. En Espa?a, en esta epidemia, el virus se ha encontrado con una sociedad muy solidaria. Eso lo est¨¢ frenando. No se ha podido aprovechar de esa potencial debilidad. Es necesario imaginar qu¨¦ hubiera pasado estas semanas de crisis sin un sistema de salud universal que ofrece el acceso a la poblaci¨®n o uno que le hiciera pagar por ese acceso. Quiz¨¢ no ser¨¢ necesario imaginarlo ya que pronto asistiremos en directo a un cambio a bien en Espa?a y a mal en Estados Unidos.
Tras la epidemia ser¨¢ necesario mirar hacia atr¨¢s y evaluar la gesti¨®n de la crisis de forma independiente ya que es necesario aprender y prepararse mejor para la siguiente epidemia. Este proceso de evaluaci¨®n ser¨¢ una prueba para el liderazgo pol¨ªtico del pa¨ªs. Debe ser un proceso de aprendizaje, no de culpabilizaci¨®n entre los l¨ªderes pol¨ªticos del sector. Ese proceso deber¨ªa de tomar forma de un informe t¨¦cnico independiente y contener un plan de mejoras de preparaci¨®n epid¨¦mica a medio plazo. Aprender y mejorar es lo que les debemos a los muertos de esta pandemia. Sin embargo, igual de importante ser¨¢ mirar hacia adelante y decidir qu¨¦ modelo asistencial sanitario y social necesitamos para las pr¨®ximas d¨¦cadas, con independencia de amenazas externas. Es necesario recordar que despu¨¦s de esta epidemia ser¨¢ necesario planificar en un pa¨ªs que puede estar en recesi¨®n, en un pa¨ªs que est¨¦ en una situaci¨®n compleja como la padecida en 2009.
Cuando llegue, la revisi¨®n de lo sucedido en esta crisis debe ser un proceso de aprendizaje, no de culpabilizaci¨®n
Existe una nueva oportunidad. En el ¨¢mbito regulatorio y pol¨ªtico hay que aprovechar la sensibilizaci¨®n social actual con el SNS y los servicios sociales. Esa ventana de oportunidad no quedar¨¢ abierta mucho tiempo. En el contexto posepid¨¦mico se juzgar¨¢ a los pol¨ªticos por su sentido de Estado y por saber aprovechar esa oportunidad. El presidente dem¨®crata Lyndon Johnson, tras la tr¨¢gica muerte del presidente Kennedy en 1963, supo aprovechar el sentimiento de uni¨®n y solidaridad creado por el asesinato para aprobar, con los republicanos, el paquete de medidas sociales m¨¢s importantes de la era reciente en aquel pa¨ªs.
Es conveniente pero insuficiente decidir poner m¨¢s fondos a una sanidad que lleva a?os infrafinanciada. Es necesario a la vez lanzar una transformaci¨®n del modelo asistencial. Clave en esa transformaci¨®n ser¨¢ una franca desburocratizaci¨®n del sector p¨²blico y cambiar las rigideces que no permiten gestionar lo p¨²blico para el bien de los pacientes y los profesionales. Una propuesta concreta es mantener para siempre los mecanismos administrativos m¨¢s flexibles que han permitido actuar m¨¢s r¨¢pido durante esta crisis. Han evidenciado su utilidad. No volvamos al modelo burocr¨¢tico anterior.
Nuestro SNS no es perfecto. Es un gran sistema centrado en la medicina aguda y eso obviamente ha sido clave en esta crisis ya que el virus crea episodios respiratorios de ese tipo. Sin embargo, no es a¨²n un buen sistema para cr¨®nicos, para los que tienen insuficiencia cardiaca, renal, diabetes, hipertensi¨®n, insuficiencia respiratoria, salud mental, ciertos c¨¢nceres y muchas m¨¢s enfermedades y dependencias. Un tercio de los espa?oles tiene una o m¨¢s enfermedades cr¨®nicas, y el 90% de la mortalidad en nuestro pa¨ªs se debe a este tipo de dolencias. Esta cifra acaba de subir dram¨¢ticamente debido a la agresividad de la covid-19. A este grupo de personas les ofrecemos a¨²n un modelo pasivo y fragmentado que no es compatible con la continuidad de cuidados que necesitan. Ser¨¢ necesario complementar el sistema de agudos con uno de cr¨®nicos. Y entonces podremos decir que tenemos uno de los mejores sistemas de salud del mundo.
El virus seguir¨¢ presente en los pr¨®ximos meses y es preciso reforzar r¨¢pidamente la red local sanitaria
Esas personas con enfermedades cr¨®nicas han sufrido innecesariamente en esta epidemia. No las tenemos en el radar del sistema de salud. El indicador m¨¢s sangrante es lo que est¨¢ pasando en las residencias de mayores donde el virus ha hecho aflorar muchas desigualdades estructurales en todo el pa¨ªs. La integraci¨®n de la sanidad y los servicios sociales o cuando menos una estricta coordinaci¨®n ser¨¢ un elemento clave en el modelo de bienestar futuro. El pacto pol¨ªtico deber¨¢ ser un pacto socio-sanitario ya que los servicios de salud y servicios sociales son vasos comunicantes. Prueba de esa interrelaci¨®n ha sido asistir en directo por la televisi¨®n al trasvase de personas vulnerables desde residencias de mayores hasta el sistema de salud durante esta epidemia. Esos dos sectores no deben seguir siendo planificados separadamente. Cuando lo hacemos, perdemos de vista a los m¨¢s vulnerables.
No parece complejo pasar progresivamente de un modelo asistencial pasivo, que espera a que aparezcan los pacientes cuando enferman, a uno mucho m¨¢s preventivo y proactivo que se adelante a ayudar a las personas con enfermedades cr¨®nicas. Disponemos de la tecnolog¨ªa digital que permite monitorizar a los pacientes a distancia y de nuevos perfiles de profesionales capaces de atender a estos pacientes en casa. Con una reforma de este tipo, podr¨ªamos evitar el 35% de los ingresos. No volvamos al modelo asistencial pasivo. Por ejemplo, estamos confirmando que podemos atender a muchos enfermos de forma digital durante esta epidemia. El potencial de esta forma de trabajar puede descongestionar nuestra atenci¨®n primaria y nuestras consultas externas para siempre. Se trata de abandonar la idea de que todo en medicina debe resolverse con encuentros cara a cara.
Asimismo, la enfermer¨ªa en atenci¨®n primaria y hospitalaria ha mostrado su enorme potencial en esta tragedia. Fortalezcamos sus funciones de forma que puedan expresar esas capacidades en el d¨ªa a d¨ªa despu¨¦s de la epidemia.
Hemos apreciado en esta crisis la importancia de la salud p¨²blica, la epidemiolog¨ªa, los sistemas de alerta y el trabajo en la comunidad. En los pr¨®ximos meses, en la fase de desconfinamiento progresivo, el coronavirus seguir¨¢ entre nosotros y aparecer¨¢n otras amenazas en los pr¨®ximos a?os. Es necesario reforzar r¨¢pidamente la red local sanitaria. Detectar brotes pronto y controlarlos localmente ser¨¢ clave a partir de ahora. Los expertos de salud p¨²blica del pa¨ªs podr¨ªan integrarse en los centros de atenci¨®n primaria, los cuales deber¨¢n estar el frente de la detecci¨®n de brotes de este virus en los pr¨®ximos meses.
Todos los brotes epid¨¦micos anteriores fueron vencidos con medidas comunitarias y cl¨ªnicas. La viruela, el SARS, el MERS, el ¨¦bola, la polio son todos virus y fueron eliminados o controlados as¨ª. El coronavirus tambi¨¦n lo ser¨¢. Es un enemigo nuevo, pero sabemos m¨¢s y m¨¢s sobre su comportamiento tanto en lo cl¨ªnico como lo epidemiol¨®gico. La epidemiolog¨ªa, la medicina, las vacunas y un liderazgo fuerte y unido han sido las armas m¨¢s importantes en todas esas guerras.
Rafael Bengoa es codirector de SIHealth.Bilbao y exdirector de Sistemas de Salud OMS.
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