Vuelta al f¨²tbol
No es de recibo acelerar el retorno de la Liga si no existen pruebas claras de que la pandemia est¨¢ controlada
Las instituciones del mundo del f¨²tbol, en particular LaLiga y la Federaci¨®n Espa?ola de F¨²tbol, han elaborado durante las ¨²ltimas semanas una compleja casu¨ªstica de pruebas y modos de entrenamiento que deber¨ªan aplicarse cuando se decida la reanudaci¨®n de las competiciones futbol¨ªsticas, congeladas, como el resto de las actividades del pa¨ªs, por la pandemia de la covid-19. Los protocolos voluntaristas que se manejan van desde la presunci¨®n de que no habr¨¢ partidos de f¨²tbol con p¨²blico al menos hasta 2021 hasta el escalonamiento de una pretemporada de seis semanas con entrenamientos limitados en n¨²mero de personas, pruebas serol¨®gicas a los futbolistas, que al parecer ya estar¨ªan contratadas, aceptaci¨®n expresa de los futbolistas de que no hay riesgo cero de contagio en los encuentros y la sugerencia de que la segunda vuelta de la Liga concluya el 31 de julio.
La acumulaci¨®n de sugerencias y calendarios tentativos solo pueden interpretarse como un intento de presionar a las autoridades pol¨ªticas para que autoricen el regreso del f¨²tbol a los estadios. El objetivo ser¨ªa acabar las competiciones, minimizar las p¨¦rdidas de los clubes, algunos de los cuales han tenido que recurrir a una reducci¨®n salarial pactada para sostener sus balances. Es cierto que algunas ligas europeas consideran ya la vuelta a los entrenamientos (caso de Alemania); pero tambi¨¦n es verdad que existe un encendido debate, en Espa?a o en Europa, sobre la oportunidad de volver a las competiciones.
Editoriales anteriores
La presi¨®n para que vuelva el f¨²tbol tropieza con dos obst¨¢culos de peso. El primero, que debe entenderse como condici¨®n superior, es que debe ser el Gobierno el que decida cu¨¢ndo y c¨®mo se reanudan los partidos, en funci¨®n de motivos estrictamente sanitarios; no pueden atenderse otro tipo de razones. Si sectores enteros de la econom¨ªa est¨¢n totalmente paralizados por la pandemia, no hay razones para que el f¨²tbol se precipite en una vuelta a la normalidad, que podr¨ªa ser un retroceso.
La segunda raz¨®n es que una parte de los futbolistas no est¨¢n de acuerdo con un regreso apresurado de las competiciones. Con independencia de cu¨¢l sea la eficacia de su oposici¨®n, sus argumentos son respetables. No es de recibo acelerar el retorno mientras no existan pruebas claras de que la pandemia est¨¢ controlada o minimizada. No basta con que los futbolistas sean un grupo privilegiado que tiene acceso a pruebas espec¨ªficas fuera del alcance del resto de los ciudadanos. No son pocos los epidemi¨®logos e, incluso, doctores de los propios clubes, que consideran muy arriesgado reanudar los partidos de f¨²tbol sin que est¨¦ socialmente controlada la enfermedad.
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