Renaturalizar la industria
Recuperar la eficiencia energ¨¦tica de un edificio no consiste en ba?arlo de vegetaci¨®n sino en hacerlo respirar
La sostenibilidad pasa tanto por proyectar un futuro de menor consumo energ¨¦tico como por rentabilizar energ¨¦ticamente las inversiones ¡ªy construcciones¡ª del pasado. En Terrassa (Barcelona), la f¨¢brica Lloveras produc¨ªa m¨¢quinas para hacer chocolate. Hace tres a?os, una de las empresas punteras dedicadas a la producci¨®n de l¨¢mparas, Marset, la compr¨® para convertirla en su buque insignia. El complejo deb¨ªa reunir una sala de muestras ¡ªshowroom¡ª, oficinas, almac¨¦n, f¨¢brica de l¨¢mparas, cantina y jard¨ªn. Era importante ordenarlo todo y lo era tambi¨¦n que la transformaci¨®n hablara de la empresa. Hoy, el edificio es b¨¢sicamente el mismo. El cambio es, sin embargo, radical.
El arquitecto Stefano Colli asegura: ¡°No se ha construido nada m¨¢s que lo que encontramos¡±. Y es cierto que han aprovechado los vol¨²menes existentes. Pero han rescatado mucho m¨¢s. Delante de las naves, hab¨ªa un olivo, era la ¨²nica vegetaci¨®n del complejo industrial. Decidieron respetarlo y termin¨® por convertirse en el punto de partida del nuevo proyecto: el paisajismo ser¨ªa el protagonista.
Colli firma el jard¨ªn con un paisajista conocido en el ¨¢mbito del dise?o barcelon¨¦s: Jose Farriol que ide¨® tambi¨¦n los de Paloalto. El italiano indica que ¡°todo se pens¨® y dise?¨®, alrededor del olivo¡±. Ahora los n¨ªsperos conviven con madro?os, ginkos, cipreses y ¨¢rboles de Katsura. El mirto, el jazm¨ªn y las buganvillas salpican de color la fachada, y las trepadoras las invaden con un doble objetivo: construir un aislante t¨¦rmico ¡ªque protege el interior del exceso de sol y tambi¨¦n del fr¨ªo¡ª y unificar las fachadas creando un nexo entre las distintas partes del complejo.
El jard¨ªn ¡ªde f¨¢cil mantenimiento y bajo consumo h¨ªdrico¡ª tapiza, protege y une, pero tambi¨¦n cuida: es un lugar que genera bienestar: se ve y se utiliza. Las p¨¦rgolas y el estanque con plantas acu¨¢ticas refrescan el lugar. Las vigas de madera convertidas en bancos y las piedras lo acercan a las personas. Una gran puerta de garaje une ese vergel y la cantina. ¡°No es un jard¨ªn para ense?ar sino para disfrutar¡±. Farriol y Colli lo resumen: el ajardinamiento tiene la capacidad de apaciguar las temperaturas extremas, tanto las altas como las bajas.
As¨ª, el jard¨ªn es el que ordena la vida y la calidad del edificio. Pero bajo el manto verde, hay rescate y planificaci¨®n. Las paredes perimetrales y los techos se han tratado con trasdosados y aislantes. La cubierta se ha saneado y reutilizado, y las placas fotovoltaicas ¡ªque ya exist¨ªan pero que no se usaban¡ª se han puesto en funcionamiento.
Las fachadas de la antigua torre ¡ªdonde hoy est¨¢ el showroom¡ª eran completamente opacas. Estaban construidas con placas de hormig¨®n prefabricado, y Colli y su equipo decidieron sustituir dos de ellas ¡ªla que da al este y la que da al norte¡ª para atrapar el sol de la ma?ana y evitar el de la tarde. Hoy hay ventilaci¨®n cruzada. M¨¢s all¨¢ de orientar el soleamiento, los huecos ¡ªcerrados con vidrio¡ª tienen dos grandes balcones corridos para facilitar su limpieza. Esos huecos son los ojos de la empresa. La ventana por donde las l¨¢mparas afloran al exterior cuando llega la noche y, como si fuera un escaparate, las l¨¢mparas se encienden y se ven desde la calle.
En lugar de deshacer el edificio, Colli y su equipo lo desmontaron siguiendo un minucioso proceso de deconstrucci¨®n y dejando la estructura de hormig¨®n vista. Quer¨ªan limitar el desperdicio, reducir los escombros y desnudar para mostrar el car¨¢cter industrial del inmueble. El arquitecto habla de ¡°ense?arlo en crudo¡±. El resultado tuvo un coste medio de 600 euros por metro cuadrado y tiene un car¨¢cter algo inacabado, y por eso, vivo. La vegetaci¨®n, que invade los diferentes vol¨²menes, uniformiza su imagen, la cose. Les da a los edificios un nexo, una identidad com¨²n. ¡°Los ata y los hace amables¡±, dice Colli. Logra que el edificio y los trabajadores respiren.
Babelia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
