?Y si esto es el fin de la supremac¨ªa de Estados Unidos en el mundo?
Sali¨® de la II Guerra Mundial convertido en superpotencia y tras la ca¨ªda del Muro de Berl¨ªn se hizo imperio hegem¨®nico. Hoy, EE UU se tambalea, incapaz de dar respuesta a los desaf¨ªos externos y a los desajustes internos
¡°?Es as¨ª como va a acabar el siglo de hegemon¨ªa estadounidense?,¡± se preguntaba Tom Engelhardt el pasado 19 de junio, ¡°?con una pandemia devastadora, guerras interminables y un liderazgo irresponsable y rid¨ªculo en un planeta que agoniza?¡±. El intelectual neoyorquino, un pesimista con fundamento, ha sido uno de los ¨²ltimos en unirse al coro de voces apocal¨ªpticas que pregonan un inminente desplome de Estados Unidos, ese gigante con pies de barro que ¡°ha abdicado de su vocaci¨®n de l¨ªder mundial y se muestra incapaz de preservar la salud y la seguridad de sus ciudadanos¡±. Tambi¨¦n el analista econ¨®mico Lex Sokolin apuntaba hace unos d¨ªas a ¡°una brusca aceleraci¨®n¡± de un declive largamente anunciado y que parece irreversible desde mediados de la d¨¦cada de 1990. El oto?o imperial de la Uni¨®n llevar¨¢, seg¨²n Sokolin, a un nuevo escenario de ¡°liderazgos difusos y en equilibrio precario en un mundo menos racional, menos predecible y menos seguro¡±.
El polit¨®logo James Zogby describe la Am¨¦rica ¡°desnortada¡± de Donald Trump como ¡°una locomotora a punto de descarrilar¡±, un gigante dormido que acumula fracasos ¡°contra la covid-19, contra la desigualdad y las tensiones raciales y contra competidores cada vez m¨¢s poderosos y m¨¢s decididos a asumir el relevo¡±. Incluso el acad¨¦mico Walter Russell Mead, un hombre de opiniones sensatas y ponderadas, acaba de escribir en The Wall Street Journal que Estados Unidos ¡°debe realizar un esfuerzo inmediato para recuperar la iniciativa global¡± si no quiere que ¡°sus contradicciones internas y su falta de direcci¨®n estrat¨¦gica¡± le conduzcan al desastre.
Estos d¨ªas, parte de la prensa estadounidense se ti?e de melancol¨ªa crepuscular y cita con insistencia obras como Coloso: Auge y decadencia del imperio americano (2016), de Niall Ferguson, o La decadencia del imperio. Estados Unidos en un mundo ca¨®tico (2005), de Immanuel Wallerstein. De sus p¨¢ginas rescata el anuncio de una debacle que ya parec¨ªa poco menos que inevitable por entonces y se estar¨ªa produciendo ahora, en este ¨²ltimo semestre de la legislatura de Trump.
La deficiente gesti¨®n de la crisis sanitaria generada por la pandemia, el descontento y la en¨¦rgica respuesta ciudadana causados por los ¨²ltimos casos de racismo sist¨¦mico y brutalidad policial, los continuos incidentes diplom¨¢ticos con rivales y aliados hist¨®ricos o la retirada de instituciones globales como la Organizaci¨®n Mundial de la Salud se interpretan ahora como se?ales de descomposici¨®n que podr¨ªan conducir a un colapso inminente.
Sin embargo, para uno de los analistas consultados en la elaboraci¨®n de este reportaje, Marc Bassets, autor del ensayo Oto?o americano y corresponsal de EL PA?S en Washington hasta 2017, la lectura de lo que est¨¢ ocurriendo no resulta tan sencilla: ¡°Estados Unidos pasa por una coyuntura francamente dif¨ªcil, acentuada adem¨¢s por un liderazgo err¨¢tico, y eso puede haberse traducido en una p¨¦rdida de impulso y de capacidad para ejercer su liderazgo global, pero me parece excesivo hablar de una decadencia profunda e irreversible¡±.
En opini¨®n de Bassets, ¡°hablamos de una naci¨®n que conserva intactas gran parte de las cualidades que la hicieron grande¡±, como ¡°su car¨¢cter de sociedad abierta, creativa y din¨¢mica, que ofrece buenas oportunidades a sus ciudadanos¡±. Incluso en su peor momento, ¡°Estados Unidos es un lugar del que nadie quiere irse, ni siquiera las v¨ªctimas de la pobreza, la discriminaci¨®n y el racismo institucional. Casi nadie emigra. Es m¨¢s, siguen recibiendo inmigraci¨®n masiva. El descontento se manifiesta en movilizaciones para construir una sociedad mejor, no en el deseo de abandonarla y buscar una vida diferente en otro sitio¡±.
Adem¨¢s, tal vez ya no sea la ¡°hiperpotencia¡±, sola en la c¨²spide, de que hablaba el exministro franc¨¦s Hubert V¨¦drine, pero s¨ª que sigue siendo ¡°la primera potencia mundial de largo, l¨ªder muy destacada en gasto militar, tecnolog¨ªa y capacidad de intervenci¨®n e influencia global¡±. Liderazgos alternativos como China ¡°inquietan por su enorme potencial y su capacidad disruptiva, pero a¨²n no est¨¢n en condiciones de asumir el relevo, y es de prever que no lo estar¨¢n en los pr¨®ximos a?os¡±. Como buen periodista, Bassets insiste en que ¡°nuestro negocio no es predecir el futuro¡±, aunque s¨ª apunta a que una victoria de Joe Biden en las elecciones presidenciales del pr¨®ximo mes de noviembre ¡°podr¨ªa suavizar esa supuesta decadencia de la que tanto se habla, al sustituir a los ide¨®logos extremistas e incompetentes de que se ha rodeado Trump por un equipo de gesti¨®n m¨¢s racional y tecnocr¨¢tico¡±.
Isidro Sep¨²lveda, profesor de Historia Contempor¨¢nea en la UNED, precisa que ¡°Estados Unidos alcanz¨® su c¨¦nit como superpotencia al final de la Segunda Guerra Mundial, un momento en que ten¨ªa tropas desplegadas por los cinco continentes, de Tokio a Berl¨ªn, y todos sus competidores se hab¨ªan visto reducidos a una situaci¨®n de extrema debilidad por el esfuerzo b¨¦lico¡±.
"La estrategia de soledad en la cumbre de Trump se ha llevado por delante ese liderazgo moral que constitu¨ªa la principal caracter¨ªstica de Estados Unidos de cara al mundo", asegura Montserrat Huguet
Un segundo c¨¦nit se produjo ¡°en 1989, al final de la Guerra Fr¨ªa¡±, y a partir de ah¨ª se vienen sucediendo se?ales de ¡°decadencia relativa¡± que se manifiestan sobre todo en ¡°una cierta abdicaci¨®n de sus responsabilidades como gendarme mundial y l¨ªder del mundo libre¡±.
Ya con Obama, en un contexto de crisis econ¨®mica y enorme polarizaci¨®n ideol¨®gica, se produjeron ¡°importantes recortes del gasto militar heredado de Georges W. Bush¡±, y eso fue interpretado como una ¡°renuncia¡± al proyecto imperial estadounidense y una apuesta por tener ¡°menor presencia en el mundo¡±.
Sin embargo, Sep¨²lveda considera que lo que resulta at¨ªpico en la historia de Estados Unidos es, precisamente, ¡°el intervencionismo desaforado de Bush¡±, ese proyecto de transformaci¨®n radical del mapa geopol¨ªtico que es ¡°lo m¨¢s cerca que Estados Unidos estuvo nunca de comportarse no ya como una especie de l¨ªder democr¨¢tico o de ¨¢rbitro del mundo, sino como un imperio¡±. Ese proyecto, como el del imperio romano, ¡°fracas¨® en la antigua Mesopotamia¡± y Estados Unidos ¡°gestiona ese fracaso desde entonces¡±.
Para el historiador Jos¨¦ Antonio Montero, coautor del libro Los Estados Unidos y el mundo: la metamorfosis del poder americano (1890-1952), el de la naci¨®n estadounidense es ¡°un imperialismo reticente, porque su opini¨®n p¨²blica nunca ha apoyado del todo el proyecto imperial de sus ¨¦lites¡±. Como m¨¢ximo, ¡°se ha mostrado dispuesta a tolerarlo cuando se ha convencido de la gravedad de amenazas exteriores como el comunismo o el integrismo isl¨¢mico, pero los estadounidenses prefieren pol¨ªticas centradas en la gesti¨®n de sus asuntos internos y rechazan, en general, el uso desproporcionado de la fuerza¡±.
Montero describe Estados Unidos como ¡°un pa¨ªs muy joven, con solo 250 a?os de historia, de los que solo los 70 ¨²ltimos han sido volcados hacia el exterior¡±. Asuntos internos que se est¨¢n manifestando estos d¨ªas, ¡°como las profundas desigualdades, la discriminaci¨®n socioecon¨®mica de las minor¨ªas o la falta de un estado del bienestar robusto como el que se s¨ª tienen las naciones europeas¡± se deben, seg¨²n Montero, a que ¡°en momentos decisivos, de la presidencia de Harry Truman a la de Barack Obama pasando por las de Lyndon B. Johnson, Richard Nixon o Ronald Reagan, el pa¨ªs se ha visto obligado a aparcar esa agenda de reformas en profundidad para centrarse en exigencias de la pol¨ªtica exterior como un gasto militar desorbitado¡±.
Para Montserrat Huguet, profesora de Historia Contempor¨¢nea de la Universidad Carlos III, lo que sufre Estados Unidos es, sobre todo, una profunda crisis de liderazgo: ¡°El proyecto de Trump de renunciar al papel de superpotencia garante de un orden internacional de signo liberal y sustituirla por una estrategia de soledad en la cumbre se ha llevado por delante ese liderazgo moral que constitu¨ªa la principal caracter¨ªstica de Estados Unidos de cara al mundo¡±. El giro aislacionista ha convertido al que un d¨ªa fue l¨ªder del mundo libre en un poder antip¨¢tico, que ¡°pierde socios y afectos: basta con ver lo que est¨¢ pasando con Europa¡±.
Con Trump, al que gran parte de la opini¨®n p¨²blica internacional considera un l¨ªder ¡°tramposo, inmoral, inculto, histri¨®nico e irracional¡±, la capacidad de seducci¨®n y persuasi¨®n de Estados Unidos ¡°est¨¢ en horas bajas y puede quebrarse¡±. Pese a todo, en opini¨®n de la analista, no hay que caer en el error de ¡°identificar a una sociedad tan compleja como la estadounidense con su actual l¨ªder¡±, ni ce?irse a modelos de an¨¢lisis ¡°simplistas y pocos rigurosos¡± como los que apuntan a que ¡°los imperios duran 100 a?os y Estados Unidos est¨¢ a punto de cumplirlos¡±. Un repaso a la trayectoria de imperios hist¨®ricos como los de ¡°Espa?a, Portugal, Pa¨ªses Bajos, Francia o Gran Breta?a¡± desmiente por completo esta presunci¨®n.
Huguet coincide con Montero en que Estados Unidos asumi¨® una responsabilidad global sin tener una decidida vocaci¨®n de convertirse en un ¡°imperio¡±: ¡°Desde el final de la Guerra Fr¨ªa, ha buscado una especie de cuadratura del c¨ªrculo, un encaje internacional que le permitiese seguir siendo primera potencia sin por ello ejercer un poder hegem¨®nico demasiado visible¡±. La quiebra de ese proyecto de multipolaridad equilibrada ha sido la principal novedad negativa de la presidencia de Trump, aunque Huguet destaca que Estados Unidos es una sociedad ¡°con una enorme capacidad de transformaci¨®n, revisi¨®n y autocr¨ªtica¡±, capaz de adaptarse creativamente desde los a?os ochenta a las exigencias de un mundo complejo y cambiante. Adem¨¢s, no ha dejado de aspirar a mantenerse como superpotencia geoestrat¨¦gica ¡°con alrededor de 800 bases repartidas por todo el mundo, presencia militar en 150 pa¨ªses, un programa espacial reci¨¦n retomado y un gasto armament¨ªstico enorme (m¨¢s de 600.000 millones de d¨®lares) y en aumento¡±, por lo que anunciar su declive irreversible puede resultar ¡°algo prematuro¡±.
"Con todos sus defectos, Estados Unidos ha sido un factor de estabilidad cuyo ocaso o desplome ser¨ªa una muy mala noticia para el mundo", advierte Pablo Le¨®n
Para Pablo Le¨®n, profesor de Historia y Relaciones Internacionales del Centro Universitario de la Defensa, adem¨¢s de coautor con Jos¨¦ Antonio Montero de la citada obra Los Estados Unidos y el mundo, ¡°se podr¨ªa decir que los actuales males de Estados Unidos tienen mucho que ver con una interpretaci¨®n triunfalista de su victoria en la Guerra Fr¨ªa, que sirvi¨® de excusa o distracci¨®n para que sus instituciones y su sistema de partidos no abordasen debidamente problemas del pa¨ªs como el racismo o la desigualdad¡±. Para Le¨®n, Estados Unidos consigui¨® liderar el planeta pese a su falta de vocaci¨®n imperial ¡°gracias a que construy¨® un consenso nacional sobre la necesidad de practicar un multilateralismo asim¨¦trico, renunciar al proteccionismo, mantener la superioridad militar y estar dispuesto a emplear la fuerza en defensa de lo que se percibe como intereses nacionales¡±.
Ese consenso se habr¨ªa debilitado en los ¨²ltimos a?os, transformando Estados Unidos en una potencia ¡°en crisis de identidad nacional¡±, que no sabe muy bien cu¨¢l es su proyecto y, en consecuencia, act¨²a en el escenario internacional de manera ¡°menos decidida y menos eficaz¡±. Lo parad¨®jico, seg¨²n Le¨®n, es que es precisamente ahora, en pleno repliegue aislacionista, cuando Estados Unidos tiene un l¨ªder ¡°que se comporta con la arrogancia arbitraria de un emperador medieval¡±, algo que no hicieron ni siquiera presidentes ¡°tan impopulares y de pol¨ªtica exterior tan c¨ªnica como Richard Nixon¡±.
Le¨®n afirma que los estadounidenses han dado lo mejor de s¨ª mismos cuando se han visto metidos en ¡°encerronas como la Segunda Guerra Mundial y han asumido el liderazgo planetario porque la alternativa era, para ellos, una peligrosa anarqu¨ªa¡±. El historiador ve improbable que un nuevo poder emergente, como China, llegue alg¨²n d¨ªa a liderar el mundo ¡°desde una cierta altura de miras¡± y una cierta generosidad: ¡°No es probable que la China totalitaria vaya a ejercer un liderazgo benigno y previsible, y otros poderes regionales, como la muy beligerante Rusia de Putin, una India con mucho potencial y poca vocaci¨®n global, un Jap¨®n en atasco permanente o incluso la Uni¨®n Europea, un gigante econ¨®mico y un enano pol¨ªtico, pueden actuar como contrapoderes, pero no est¨¢n en condiciones de liderar nada. Con todos sus defectos, Estados Unidos ha sido un factor de estabilidad cuyo ocaso o desplome ser¨ªa una muy mala noticia para el mundo¡±.
Para la especialista en historia de los Estados Unidos Carmen la Guardia, de la Universidad Aut¨®noma de Madrid, m¨¢s que decadencia, conviene hablar de ¡°agravamiento de las pol¨ªticas¡± que generan el principal de los problemas de la sociedad norteamericana, ¡°la enorme desigualdad¡±. Seg¨²n La Guardia, ¡°presidentes como Roosevelt, Kennedy, Carter u Obama¡± se esforzaron en corregir la tendencia al republicanismo excluyente del siglo XVIII (¡°un proyecto de sociedad dise?ada solo para los varones libres, de origen europeo, propietarios con frecuencia y casi siempre protestantes, que por entonces ven¨ªan a ser el 4% de la poblaci¨®n¡±) creando una sociedad m¨¢s generosa y m¨¢s inclusiva, mientras que otros han frenado ese esfuerzo de inclusi¨®n. La historia de Estados Unidos es, en gran medida, la cr¨®nica de este pulso no resuelto entre dos modelos, uno social y otro al servicio de las ¨¦lites.
La Guardia asegura que ¡°no es casualidad que Trump, Bolsonaro y Boris Johnson lideren tres de las naciones del planeta m¨¢s castigadas por la pandemia, porque los tres han apostado por ese laissez faire que sigue enarbolando la Nueva derecha nacional y supranacional¡±. Lo que est¨¢ ocurriendo estos meses en Estados Unidos, el triste espect¨¢culo de una sociedad poderosa que exhibe sus cicatrices y costuras, es consecuencia indirecta, para La Guardia, ¡°de las correcciones de Ronald Reagan al proyecto de protecci¨®n social de las cuatro legislaturas de Roosevelt¡±, y el fruto directo del agresivo proyecto neonacionalista de Trump y su America First¡±.
Pese a todo, la acad¨¦mica considera que ¡°Estados Unidos est¨¢ en un proceso de cambio y frente a una gran oportunidad¡±. Un cambio de liderazgo y una vuelta a pol¨ªticas moderadas de protecci¨®n social y cooperaci¨®n con los organismos internacionales podr¨ªa ¡°tal vez no frenar la emergencia de un nuevo orden internacional, pero s¨ª hacer que resultase mucho menos dram¨¢tico¡±. La sensatez y las buenas pol¨ªticas como receta para resistir a cualquier decadencia, por irreversible que parezca.
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