Obeso y maltratado, el ¨²nico elefante de Pakist¨¢n abandonar¨¢ su pa¨ªs

Kavaan era solo un peque?o elefante cuando Sri Lanka lo regal¨® a Pakist¨¢n, en 1985. Hoy, 35 a?os despu¨¦s, es un paquidermo obeso, despu¨¦s de a?os de maltrato, y est¨¢ listo para dejar Islamabad. Su historia ilustra la indignidad de los zoos de Pakist¨¢n. En mayo, la justicia, escandalizada por el trato que recib¨ªan los animales en el zool¨®gico de la capital, orden¨® el traslado de algunos de ellos a zonas m¨¢s propicias.?

Dos meses despu¨¦s, dos leones murieron, probablemente por estr¨¦s, cuando los sacaron de su angosta jaula. Los avestruces tambi¨¦n perecieron. En los ¨²ltimos cuatro a?os, seis cachorros de le¨®n tambi¨¦n resultaron muertos.

El ¨²nico oso, que sufre un tumor, sigue dando vueltas en un recinto min¨²sculo. Kaavan es el h¨¦roe involuntario entre sus compa?eros animales y tendr¨¢ al final m¨¢s suerte. Su salvaci¨®n se debe a un veterinario californiano, Samar Khan, que qued¨® espantado en una visita al zoo hace unos a?os: "Me horroric¨¦ al saber que llevaba 28 a?os encadenado", recuerda ahora. Su denuncia lleg¨® a o¨ªdos de la cantante Cher, que hizo propia la causa.

Tras la lucha feroz de animalistas pakistan¨ªes, la liberaci¨®n de Kaavan est¨¢ ya m¨¢s cerca. Este viernes un equipo de expertos internacionales armados con dardos tranquilizantes hizo un reconocimiento m¨¦dico al animal, el primero desde 2016, antes de su partida hacia su pr¨®ximo destino: los bosques de Camboya.?

Atra¨ªdo por pl¨¢tanos y pan, y luego anestesiado en tres tandas, el resultado del chequeo es satisfactorio, aunque con alguna pega. "Est¨¢ en buen estado general (...) pero muy obeso", ha se?alado el veterinario jefe Frank Goeritz, que trabaja para una asociaci¨®n austriaca de rescate de animales, Four Paws International. "Pesa demasiado y las patas est¨¢n en un terrible estado", prosigue su trabajo, mientras canta My way, de Frank Sinatra, para tranquilizar al animal, cuyas u?as, agrietadas y deformes, requieren atenci¨®n veterinaria para evitarle infecciones.

Kaavan com¨ªa hasta 200 kilos al d¨ªa de ca?a de az¨²car y no recib¨ªa ning¨²n est¨ªmulo, lo que seg¨²n el veterinario explica su comportamiento: el elefante gira la cabeza y la trompa de un lado a otro durante horas. "Est¨¢ aburrido. Definitivamente, necesita desaf¨ªos f¨ªsicos y mentales", afirma Goeritz, que ha tratado a varios elefantes en ?frica, en el pasado.

Cantarle al animal parece surtir efecto. Amir Khalil, un veterinario que ha trabajado en zonas de guerra para rescatar animales, ha viajado a Islamabad con Four Paws para valorar si Kaavan, que ahora tiene 36 a?os, est¨¢ en condiciones de ser trasladado. "Cuando llegamos hace 10 d¨ªas [asegur¨® el pasado d¨ªa 4], comenc¨¦ a entrenarlo y a cantarle y empez¨® a sentirse c¨®modo conmigo".??

El pr¨®ximo paso es construir un caj¨®n para su transporte, al que Kaavan tendr¨¢ que acostumbrarse antes de que pueda ser transportado en un avi¨®n de carga hasta la reserva de Camboya donde debe reconstruir su vida. Su pareja, Saheli, que lleg¨® de Sri Lanka en 1990, muri¨® de gangrena en 2012. "Esperaremos a tener todos los resultados?

Los zoos de Pakist¨¢n destacan por sus malas instalaciones y el mal cuidado que dan a los animales. En 2018, 30 de ellos murieron en el nuevo zool¨®gico de Peshawar (noroeste del pa¨ªs), incluidos tres cachorros de una rara especie, los leopardos de las nieves.?

En febrero, el cuerpo de un adolescente fue hallado en el recinto de los leones de un parque de animales en Lahore (este del pa¨ªs), donde trabajaba.?

Los derechos de los animales est¨¢n lejos de ser una prioridad en Pakist¨¢n. Se han importado o criado cientos de animales ex¨®ticos, que usan los ciudadanos ricos para presumir de ellos en redes sociales, donde algunos se muestran conduciendo sus 4x4 de lujo acompa?ados de sus leones.?

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