La ¡®caminabilidad¡¯ de las ciudades
El neur¨®logo Shane O¡¯Mara resume en el acr¨®nimo FASE los factores necesarios para medir la relaci¨®n de las urbes con los peatones: f¨¢cil, accesible, seguro y estimulante.
Caminar nos define como especie. Fue la bipedaci¨®n lo que nos permiti¨® salir de ?frica y diseminarnos por el planeta. La bipedaci¨®n deja las manos libres. Y permite pensar. Nuestra actividad cerebral cambia cuando nos movemos. La caminabilidad mide cu¨¢nto y c¨®mo se puede caminar en un lugar. Es el t¨¦rmino que define la amabilidad de un barrio, una ciudad o un pueblo para llevar una vida en la que la mayor parte de las actividades cotidianas puedan hacerse movi¨¦ndose a pie, sin depender de un autom¨®vil. Las llamadas ciudades de 15 minutos tienen servicios e infraestructuras ¡ªparadas de metro o autob¨²s, colegios, supermercados o centros de salud¡ª a una distancia que se puede recorrer en 15 minutos caminando. Las supermanzanas de Barcelona buscan algo parecido: reducir la velocidad de los coches, aumentar la superficie de los peatones y la de la vegetaci¨®n que limpia el aire y mantiene la humedad.
El neur¨®logo irland¨¦s Shane O¡¯Mara defiende que caminar mejora todos y cada uno de los aspectos de nuestro funcionamiento social, ps¨ªquico y neuronal. Para ¨¦l caminar es una ¡°vacuna conductal contra la depresi¨®n¡±. Sostiene que ¡°necesitamos que caminar se convierta en una parte natural y habitual de la vida cotidiana¡±. Y cuenta en el libro Elogio del caminar (Anagrama) que, en Jap¨®n, el n¨²mero medio de pasos dados al d¨ªa por los ciudadanos es de 5.846 mientras que en Arabia Saud¨ª la cifra desciende a 3.103 (con todo lo que ocultan las medias: los que no caminan y los que multiplican esos pasos por 10).
Que en las ciudades sea posible caminar no es una perogrullada ni mucho menos una moda, es una urgencia sanitaria y sostenible. Lo raro no es que se reclame caminar, lo que deber¨ªa sorprendernos es que dej¨¢ramos de hacerlo. O que, en la construcci¨®n de muchas ciudades del mundo ¡ªde M¨¦xico DF a Qatar¡ª no se haya tenido en cuenta al peat¨®n. La raz¨®n principal detr¨¢s de ese descuido de algo esencial tiene que ver con un viejo conocido: la especulaci¨®n, es decir: la b¨²squeda ciega de una rentabilidad econ¨®mica inmediata ha puesto paulatinamente en peligro las ciudades. ?C¨®mo? Los veh¨ªculos privados han tenido prioridad sobre los peatones y sobre la inversi¨®n en transporte p¨²blico, eso ha fomentado uno de los grandes problemas de las urbes: la contaminaci¨®n. Cada vez m¨¢s ciudades est¨¢n reaccionando. Saben que la caminabilidad es un concepto clave no solo para la salud de los habitantes (m¨¢s ejercicio, menos estr¨¦s, m¨¢s di¨¢logo, m¨¢s sol, menos encierro, menos problemas psicol¨®gicos, menos soledad) tambi¨¦n para medir la salud de las propias urbes: (m¨¢s espacio sombreado, m¨¢s ox¨ªgeno, m¨¢s espacio p¨²blico, m¨¢s gente por la calle y por lo tanto menos inseguridad, m¨¢s bicicletas que respeten a los peatones, menos coches o ninguno ¡ªque es hacia donde ha anunciado que trabaja la alcaldesa de Par¨ªs, Anne Hidalgo¡ª).
O¡¯Mara encierra en el acr¨®nimo FASE las claves para medir, planificar y controlar esa caminabilidad de las ciudades. F¨¢cil, accesible, seguro y estimulante. As¨ª debe ser el dise?o que ¡ªayudado de sombras, vegetaci¨®n, bancos, rampas, l¨ªmites de velocidad y lejan¨ªa de los coches¡ª permita caminar en las urbes aumentando nuestra calidad de vida. Adem¨¢s de trabajar, sobrevivir, divertirse y prosperar, las metr¨®polis podr¨ªan permitir descansar, cargar pilas y hacer lo que resulta connatural al ser humano: caminar para descubrir, pensar o simplemente llegar.
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