25 fotosViajan solos, llegan solosLos adolescentes son los grandes olvidados en la crisis migratoria de Centroam¨¦rica a Estados Unidos. Muchos son obligados por sus padres a emprender este viaje plagado de peligros. Llegar tampoco es el final del trayectoNick Oza22 oct 2020 - 12:47CESTWhatsappFacebookTwitterBlueskyLinkedinCopiar enlaceBresan ten¨ªa 16 a?os cuando las pandillas en Honduras mataron a su primo y ¨¦l huy¨® a trav¨¦s de M¨¦xico hasta cruzar la valla y 'tirarse' en California. Casi dos a?os despu¨¦s, finalmente fue liberado y encontr¨® refugio en un albergue en Tucson, Arizona.Nick OzaM¨¢s de medio mill¨®n de unidades familiares (un menor y su padre o tutor) y menores no acompa?ados, la gran mayor¨ªa centroamericanos, fueron detenidos por las autoridades estadounidenses al haber cruzado ilegalmente la frontera entre M¨¦xico y Estados Unidos en 2019, el n¨²mero m¨¢s alto jam¨¢s registrado. Nick OzaTabora Garcia y su hijo buscan un momento para rezar frente a un altar en un albergue para migrantes en Tucson, Arizona. Nick OzaDespu¨¦s de pocos d¨ªas de detenci¨®n, la mayor¨ªa de los migrantes son acompa?ados por las autoridades federales hasta albergues como este, un antiguo monasterio transformado en refugio para una ONG cat¨®lica en Tucson, Arizona. Nick OzaAntes de cerrar, salvo para los m¨¢s vulnerables, debido a la pandemia, la Casa del Migrante en Saltillo, en el norte de M¨¦xico, era una parada de descanso muy agradecida por una cantidad sin precedentes de migrantes y refugiados centroamericanos en su camino a Estado Unidos. Sin embargo, la amenaza constante de los c¨¢rteles y traficantes en la regi¨®n es tal que el acceso al albergue, cercado por alambre de p¨²as y con una reja impenetrable, siempre se controla estrictamente.Nick OzaEn Estados Unidos, Bresam pudo asistir por la primera vez al instituto y disfrutar de su pasi¨®n por dibujar o incluso simplemente caminar por el barrio. Puso sus dibujos en una grande carpeta que tambi¨¦n conten¨ªa fotos y cartas del albergue de menores no acompa?ados donde hab¨ªa pasado m¨¢s de 14 meses, y donde fue elegido presidente del consejo estudiantil.Nick OzaJ¨®venes y familias encontraban en la Casa del Migrante en Saltillo, en el norte de M¨¦xico, no solo un hogar acogedor en una regi¨®n adonde los c¨¢rteles atacan a los migrantes sin misericordia, sino tambi¨¦n la oportunidad de unos momentos de recreo como estos ejercicios en el patio de primera ma?ana. Nick OzaPr¨¢cticamente todos los adolescentes que huyen de sus pa¨ªses, como estos j¨®venes hondure?os y salvadore?os en Saltillo, M¨¦xico, tarde o temprano tienen que poner sus vidas en manos de los traficantes que controlan las rutas migratorias en Centroam¨¦rica, M¨¦xico y Estados Unidos, incluso los que tratan de subir a lo largo de M¨¦xico viajando en el infame tren conocido como 'La Bestia'. Nick OzaEl crimen organizado ejerce tanto control sobre las rutas migratorias en las Am¨¦ricas que algunos adolescentes como Carlos (camisa blanca), de Honduras, que no tienen suficiente dinero para pagar la extorsi¨®n en la frontera entre M¨¦xico y Estados Unidos, no tienen m¨¢s opci¨®n que dar marcha atr¨¢s, esperando en las v¨ªas para un tren de carga con rumbo "pabajo". Carlos, padre de un beb¨¦, se hab¨ªa puesto una camisa blanca especialmente para el viaje, ya que tuvo que caminar por el pueblo de Saltillo para llegar a las v¨ªas del tren desde la Casa del Migrante.Nick OzaMonedas de varios pa¨ªses en un albergue para migrantes en Piedras Negras, Coahuila, M¨¦xico, donde el R¨ªo Grande marca la frontera con Texas, Estados Unidos. Nick OzaNixon, de 19 a?os, recibi¨® asilo en M¨¦xico despu¨¦s de huir de Honduras, donde dijo que lleg¨® a intentar suicidarse debido al acoso por su bisexualidad. Sin embargo, junto con su madre ciega, esper¨® toda la noche en Ciudad Acu?a, separada por el R¨ªo Grande de EE UU, en una tienda para que un 'gu¨ªa' los llevase al destino de sus sue?os. Aunque m¨¢s solicitantes de asilo se han quedado en el norte de M¨¦xico en el ¨²ltimo a?o, la gran mayor¨ªa apunta a una nueva vida en el Norte, a pesar de que el cruce de la frontera es controlado por los carteles. Nick OzaUn agente del U.S. Border Patrol (la patrulla fronteriza de Estados Unidos), Jacob Stukenberg, inspecciona la valla fronteriza que separa de M¨¦xico el Monumento Nacional Organ Pipe Cactus en un tramo remoto del desierto de Arizona. En la primavera y principios del verano de 2019, un n¨²mero r¨¦cord de j¨®venes y familias centroamericanas cruzaron por este ppunto sin autorizaci¨®n y se entregaron a las autoridades de inmigraci¨®n de Estados Unidos, quienes r¨¢pidamente llevaron la mayor¨ªa a albergues.Nick OzaAlumnos de secundaria practican la actuaci¨®n para el d¨ªa de la independencia guatemalteca en la peque?a aldea de Xoconilaj, Santa B¨¢rbara, Huehuetenango. Muchos educadores en la regi¨®n lamentan que los padres llevan a los ni?os a trabajar en la cosecha de caf¨¦ en la costa o en M¨¦xico, perdiendo meses de colegio, y que los j¨®venes se acostumbran a este ciclo que raramente abre la puerta para salir de la pobreza, si no intentando de migrar a Estados Unidos por rutas controladas para los traficantes.Nick OzaTan pocos estudiantes llegan al instituto en La Democracia, Huehuetenango, Guatemala, que las clases de secundaria se celebraban por la tarde en la escuela primaria, con los estudiantes apretados en los escritorios de tama?o infantil. Uno de los reci¨¦n ex alumnos, Heffner, termin¨® su educaci¨®n a pesar de que lleva m¨¢s de tres a?os so?ando con ir ¡°al Norte¡±. Nick OzaLa Mesilla, Huehuetenango, Guatemala, marca la frontera con M¨¦xico en la carretera panamericana, que se ha convertido en los ¨²ltimos a?os antes de la pandemia en una de las rutas m¨¢s populares para migrantes desde Centroam¨¦rica que buscan asilo o nuevas oportunidades en Estados Unidos. Nick OzaAlex Garc¨ªa, de 16 a?os, carga madera cerca de su casa en la peque?a aldea de Aldea La Laguna, en las monta?as de Huehuetenango, Guatemala. En los municipios m¨¢s pobres, miles de ni?os pierden meses de escuela primaria porque sus padres los llevan a trabajar en la cosecha en la costa y en M¨¦xico. Nick OzaCiudadanos guatemaltecos celebran su D¨ªa de la Independencia alrededor del Monumento a Tecun Uman, en Quetzaltenango.Nick OzaJ¨®venes guatemaltecos se toman un descanso en una finca de caf¨¦ cerca de Santo Tom¨¢s La Uni¨®n, en Suchitep¨¦quez, Guatemala. Al terminar el sexto grado, muchos nunca vuelven al colegio, y los adolescentes suenan con migrar a los Estados Unidos.Nick OzaMar¨ªa, una guatemalteca de 14 a?os, lleg¨® a EE UU con un su hermano mayor hace m¨¢s de dos a?os para reunirse con su madre en Phoenix, Arizona. Antes de que la pandemia cerrara su escuela, estaba prosperando en la clase de ingl¨¦s, ganando confianza cada d¨ªa m¨¢s. Nick OzaCarlos, de 19 a?os y padre de un beb¨¦, se ha puesto una camisa blanca especialmente para el viaje de vuelta a su pa¨ªs, Honduras, desde el Saltillo, M¨¦xico, tras fracasar en su intento de llegar a Estados Unidos. En La Democracia, Guatemala, Heffner sabe bien que lo m¨¢ximo que puede ganar es unos 2.500 quetzales al mes (275 euros), trabajando duro en varios empleos, como est¨¢ haciendo ¨¦l. No es suficiente para emprender ahora un viaje a Estados Unidos. El endurecimiento de las normas en Estados Unido ha encarecido los servicios de los traficantes. Al mirarla mientras hace sus tareas, la madre de Mar¨ªa para de trabajar por un instante y se llena de orgullo. Criada en una familia ind¨ªgena pobre y un ambiente abusivo, la progenitora nunca asisti¨® a la escuela: ¡°Yo quiero mejor para ellos. No quiero como yo¡±, dice en un espa?ol titubeante.Nick OzaRolando, de 16 a?os, fue uno entre m¨¢s de medio mill¨®n de unidades familiares y menores no acompa?ados a quienes las autoridades estadounidenses detuvieron al haber cruzado ilegalmente la frontera entre M¨¦xico y Estados Unidos en 2019. El padre de Rolando le forz¨® a emigrar de La Democracia, Guatemala, porque un 'gu¨ªa' le vendi¨® pasaje a mitad de precio con la premisa de que, como familia, se les permitir¨ªa entrar. Y efectivamente, unos pocos d¨ªas despu¨¦s de que la patrulla fronteriza les encontrase justo dentro de la frontera, Rolando y su padre fueron acompa?ados por las autoridades federales hasta un antiguo monasterio transformado en albergue para una ONG cat¨®lica en Tucson, Arizona.En los ¨²ltimos a?os, centenares de miles de familias y menores se entregaron a los agentes de la patrulla fronteriza estadounidense pidiendo asistencia humanitaria, siguiendo las instrucciones de los traficantes que les dejaban con un autob¨²s a pocos metros al sur de la frontera M¨¦xico-EEUU. Liberados en pocos d¨ªas, eran entregados a albergues. En la foto, las familias, justo bajadas de los autobuses de las autoridades federales, reciben asistencia m¨¦dica por voluntarios en la antigua iglesia de un monasterio reconvertido en refugio.Nick OzaEsta pantalla en un albergue en Tucson, Arizona, marca los largos viajes en autob¨²s a lo largo de Estados Unidos que los voluntarios ayudan a reservar a las familias migrantes.Nick Oza