23 fotos
La sequ¨ªa de las Tablas de Daimiel, en im¨¢genes La ausencia de lluvia y la sobreexplotaci¨®n agr¨ªcola han obligado a los gestores del Parque Nacional de Las Tablas de Daimiel a bombear agua del acu¨ªfero para evitar que desaparezca del todo la zona inundada donde conviven m¨¢s de 250 especies de aves en un ecosistema ¨²nico en Espa?a El agente medioambiental del parque Juan Felipe observa desde uno de los observatorios faun¨ªsticos ubicado en la Laguna Permanente. Este puesto se encuentra en uno de los cuatro itinerarios que los visitantes pueden realizar. Tres de ellos a trav¨¦s de pasarelas y uno en 4x4. Carlos Rosillo Romualdo Calahorra, operador de maquinaria del Parque Natural Tablas de Daimiel, observa una zona seca de lo que se conoce como el Tablazo, lo que antes era la parte m¨¢s extensa del humedal, y que cuidan con la esperanza de que se recupere con la llegada de las lluvias. Carlos Rosillo Varios ejemplares de gruidos, conocidas vulgarmente como grullas, vuelan sobre una zona del parque cercana a la dehesa. Las grullas son aves migratorias que suelen viajar en invierno desde el norte de Europa y permanecen en parque hasta marzo. Carlos Rosillo Vista a¨¦rea del humedal de las Tablas de Daimiel, sin agua, en la zona de la torre de observaci¨®n de Prado Ancho, en el norte del parque. Con la p¨¦rdida de agua, tambi¨¦n se reduce el n¨²mero de visitas, sobre todo de los aficionados a la ornitolog¨ªa y a la observaci¨®n de fauna. Carlos Rosillo Imagen a¨¦rea de la zona m¨¢s plana del humedal totalmente seco. Los empleados del parque trabajan en la conservaci¨®n del terreno mediante el desbroce de especies arb¨®reas invasoras como el taray, para que las lagunas no se colmaten. Carlos Rosillo El taray es un ¨¢rbol de crecimiento r¨¢pido que habitualmente se mantiene en los bordes del humedal, pero ante la falta de agua se introducen en el interior. Si no se frena la proliferaci¨®n de esta especie dificultar¨ªa mucho la inundaci¨®n de nuevo de la mayor parte de la superficie del humedal. Carlos Rosillo Carlos A. Ruiz, diector y conservador del Parque Nacional de las Tablas de Daimiel muestra en un mapa la superficie inundada, que a 19 de noviembre era de 167 hect¨¢reas, y actualmente es de 254 , de las 1.750 que tiene el humedal. Carlos Rosillo Imagen del cauce del r¨ªo Guadiana totalmente seco. Hist¨®ricamente, Las Tablas surg¨ªan en la confluencia del r¨ªo Gig¨¹ela con el r¨ªo Guadiana, y al tratarse de una superficie tan plana, se generaba una extensa llanura de inundaci¨®n. Carlos Rosillo Felipe, uno de los guardias del parque observa un grupo de patos y gansos desde una de las zonas cerradas de Las Tablas, cerca de la Isla del Morenillo, donde se ha inundado artificialmente el humedal para la preservaci¨®n del ecosistema. Carlos Rosillo Carlos Ruiz de la Hermosa, director y conservador del Parque Nacional de las Tablas de Daimiel percha con una barca en la zona inundada. La profundidad media del humedal es de unos 70 cent¨ªmetros. Carlos Rosillo Ciriaco, operador de m¨¢quina, retira las ramas de la parte frontal de su tractor para continuar con el desbroce de la zona seca del humedal, para que est¨¦ en perfectas condiciones por si en alg¨²n momento llega la lluvia y vuelve a inundarse. Carlos Rosillo El agente medioambiental del parque, Juan Felipe, observa las aves durante el atardecer. Las grullas y otras aves suelen entrar en el humedal para pernoctar durante el atardecer. Una de las funciones de los guardas del paraje protegido es realizar el censo de los ejemplares de distintas especies que habitan en el parque, tanto de forma permanente como aves migratorias. Carlos Rosillo Dos ejemplares de grulla sobrevuelan la superficie inundada del Parque Nacional de Las Tablas de Daimiel. Carlos Rosillo A la derecha, Julio Escudero, nonagenario pescador y guardia jubilado del Parque Nacional de Las Tablas de Daimiel, acompa?ado de su primo "Juli", (tienen el mismo nombre y apellido), cocinan cordero en una hoguera de le?a en su vivienda que limita con el parque. Carlos Rosillo Vista a¨¦rea del r¨ªo Guadiana, a la izquierda, y de la Isla del Morenillo, donde se encuentra una antigua casa de pescadores. Como se observa en la imagen, el entorno de la isla est¨¢ totalmente seco, cuando deber¨ªa estar inundado. Carlos Rosillo Escala de profundidad en el cauce del r¨ªo Guadiana, en una de las zonas que deber¨ªan estar inundadas en esta ¨¦poca del a?o. Sin embargo, la escala marca cero cent¨ªmetros. Carlos Rosillo Dos veh¨ªculos de conservaci¨®n del Parque Nacional de Las Tablas de Daimiel recorren el Tablazo, la mayor superficie plana inundable del humedal, una ¨¢rea por la que tradicionalmente solo se pod¨ªa navegar en barco. Carlos Rosillo Una visitante contempla desde un mirador la zona inundada del humedal de Las Tablas. Carlos Rosillo Un ejemplar de cormor¨¢n grande reposa sobre una rama en la zona sur del humedal de Las Tablas. Dar¨ªo Rodr¨ªguez-Madridejos propietario de la empresa de turismo Ecodestinos sube a su veh¨ªculo en la dehesa pr¨®xima al parque. Adem¨¢s de ofrecer rutas guiadas, empresas como la de Dar¨ªo ayudan a divulgar la importancia de la preservaci¨®n de este entorno. La falta de agua afecta directamente a las compa?¨ªas tur¨ªsticas que ven mermada la cantidad de clientes que demandan sus servicios. Carlos Rosillo Una de las amenazas para la supervivencia del ecosistema del Parque Nacional es la sobreexplotaci¨®n agr¨ªcola, sobre todo en verano, que es cuando se cultivan verduras que requieren mayor aporte de agua. La proliferaci¨®n de cultivos de vi?as en espaldera tambi¨¦n ha provocado una mayor demanda de agua. La agricultura de la comarca extrae el agua de pozos conectados al mismo acu¨ªfero del que se abastece el humedal, que se forma con la subida del nivel fre¨¢tico del mismo. Carlos Rosillo Patos, gansos y cormoranes revolotean en uno de los espacios inundadas en la parte sur de las Tablas de Daimiel, al atardecer. Carlos Rosillo Vista a¨¦rea de uno de los itinerarios de pasarelas que salen del centro de visitantes del Parque de Las Tablas. Carlos Rosillo