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Por el campo y la ciudad contra el VIH Una de cada cuatro personas de Eshowe, en Sud¨¢frica, ten¨ªa VIH. Pero la comunidad entera se puso manos a la obra y han logrado mejorar la estad¨ªstica hasta ser uno de los lugares con mejores resultados del pa¨ªs y un modelo para el mundo en la lucha contra una pandemia La agente de salud comunitaria Simangele Dube se lava las manos en las afueras de la caseta de atenci¨®n al paciente donde trabaja desde 2018. Esta instalaci¨®n forma parte de una ambiciosa estrategia desplegada por M¨¦dicos Sin Fronteras y el departamento de Salud de la provincia de Kwazulu-Natal en Eshowe, al sureste de Sud¨¢frica para doblegar al virus del VIH. En Eshowe sobra pobreza, falta empleo y sobre todo, es uno de los puntos calientes del VIH del pa¨ªs, el m¨¢s afectado del mundo, donde unos 7,5 millones de adultos y ni?os portan el virus, 200.000 se contagian cada a?o y otros 75.000 fallecen, seg¨²n ONUSIDA. Alfredo C¨¢liz Caseta de atenci¨®n al paciente instalada en el marco de la estrategia 'Bending the curves' (Doblando las curvas) para combatir el VIH en Eshowe. En esta poblaci¨®n una de cada cuatro personas ten¨ªa el virus en 2011. Aqu¨ª, han logrado alcanzar y superar la meta planteada por las Naciones Unidas para 2020, la conocida como 90-90-90, esto es: que el 90% de la poblaci¨®n seropositiva conozca su estado, que el 90% de ellos est¨¦ siguiendo un tratamiento antirretroviral y que el 90% no presente una carga viral detectable. Aqu¨ª han sobrepasado las expectativas y, adem¨¢s, lo han logrado un a?o antes de lo previsto: en 2019, su 90-90-90 era un 90-94-95, superior a la media de Sud¨¢frica. Alfredo C¨¢liz La subcoordinadora de proyectos de MSF; Deliwe Dlamini-Ndovu, ense?a algunos de los p¨®steres informativos que se colocaron en centros de salud de toda la regi¨®n. En cada uno de ellos se comenzaron a ofrecer servicios como los test de detecci¨®n de VIH y tuberculosis, pero tambi¨¦n otros muy ¨²tiles: como la medida del az¨²car en sangre (en este pa¨ªs m¨¢s de 4,5 millones de adultos, el 12,5% de todos, son diab¨¦ticos), toma de tensi¨®n, pruebas de embarazo, rastreo de contactos, reparto de preservativos masculinos y femeninos... Alfredo C¨¢liz Un grupo de chicos j¨®venes camina por la calle principal de Eshowe. Esta ciudad se encuentra a dos horas en coche del aeropuerto de Durban, capital de Kwazulu Natal, en el sureste de Sud¨¢frica y es la principal ciudad de la regi¨®n de uMlalazi. Es una zona eminentemente rural, con una poblaci¨®n de unos 215.000 habitantes, de los que 14.000 est¨¢n en el n¨²cleo urbano. Alfredo C¨¢liz En la calle principal de Eshowe se agolpan algunos centros comerciales, innumerables tiendas formales e informales, un par de iglesias, mucho trasiego de gente y de vida callejera... Aqu¨ª se encuentra tambi¨¦n la sede de M¨¦dicos Sin Fronteras, quienes arrancaron en 2011 una estrategia que consisti¨® en poner a todo el mundo a trabajar: a las peque?as clinicas rurales, a los grandes hospitales provinciales, a los l¨ªderes comunitarios y a los curanderos, que cuentan con la plena confianza de los vecinos, especialmente en el campo, a los voluntarios, a los profesores de las escuelas... Todo en alianza con el departamento de Sanidad del Gobierno, cuya complicidad era esencial para llevar a cabo cualquier campa?a. Alfredo C¨¢liz Tres vecinos de Eshowe charlan en la calle principal de la ciudad. Casi todos los habitantes de esta regi¨®n est¨¢n implicados de alguna manera en la lucha contra el sida: prevenir las nuevas infecciones de VIH, incrementar la realizaci¨®n de pruebas de detecci¨®n del virus, facilitar el acceso de los pacientes a cuidados m¨¦dicos y apoyarles para que sigan a rajatabla el tratamiento, algo indispensable para controlar la enfermedad. Alfredo C¨¢liz La estaci¨®n de autobuses de Eshowe, con su interminable ir y venir de viajeros, fue otro de los lugares estrat¨¦gicos donde se coloc¨® un punto de atenci¨®n con servicios sanitarios y de informaci¨®n sobre sida, pero con una particularidad: es solo para hombres. Pueden ir con su pareja, pero no una mujer sola. Los enfermeros y todo el equipo son hombres, as¨ª se sienten m¨¢s c¨®modos y en confianza. Alfredo C¨¢liz Recurrir a la medicina tradicional es muy frecuente en esta regi¨®n de Sud¨¢frica, por eso fue fundamental implicar tambi¨¦n a los curanderos en la estrategia para doblegar el sida. Cuando un paciente llega a ellos con alguna dolencia, el curandero les convence para que vayan a un hospital. Tambi¨¦n han recibido informaci¨®n sobre el tratamiento antirretroviral para que puedan ayudar a convencer a los pacientes de que no lo abandonen. En la imagen, un puesto callejero de objetos relacionados con la medicina tradicional. Alfredo C¨¢liz Tras haber logrado controlar el VIH, el nuevo frente de batalla que se plante¨® fue el de la tuberculosis, una enfermedad curable, pero mortal si no se trata, que acaba con la vida de 1,5 millones de personas al a?o. Esta, adem¨¢s, se ceba especialmente con las personas VIH positivas, pues su maltrecho sistema inmunol¨®gico abre las puertas al llamado bacilo de Koch. En Eshowe los n¨²meros tambi¨¦n asustan, con una prevalencia de 717 casos por cada 100.000 habitantes, superior a la media sudafricana. En la imagen, una patrulla de polic¨ªa ciudadana recorre el centro de la ciudad. Alfredo C¨¢liz Otro de los servicios que se ofrece en todos los puntos de salud rurales es el de detecci¨®n de la tuberculosis. Una de las maneras es mediante la recogida de esputos, que luego se env¨ªan al laboratorio m¨¢s pr¨®ximo. Londani Luthulu, de 31 a?os, que ha ido a por una pomada antibi¨®tica, se vuelve a casa con la prueba hecha. Alfredo C¨¢liz Algunos pacientes esperan su turno en el centro de salud de Ngudwini, en el ¨¢rea rural de Mbongolwane. Una de las ventajas que encuentran en estos puntos de atenci¨®n es que al acudir a ellos ya no tienen que esperar tanto como cuando iban a su hospital de referencia. Estos espacios se instalaron con el fin de acercar los servicios a los ciudadanos en vez de esperar a que ellos fueran a buscarlos. Alfredo C¨¢liz La enfermera Lungelo Shezi, del centro de salud de Ngudwini, en las afueras del centro donde trabaja. La mayor¨ªa de la poblaci¨®n de Eshowe vive en el campo, muy diseminada en peque?os n¨²cleos de no m¨¢s de dos o tres casas, por una zona extens¨ªsima de monta?as, bosques y cultivos, principalmente de ca?a de az¨²car. Se trata del ¨¢rea rural de Mbongolwane, donde abundan los mangos, los eucaliptos y las acacias, y donde las vacas pueden pastar pr¨¢cticamente donde m¨¢s les guste, pues todo aqu¨ª es de una frondosidad y verdor comparable al de un paisaje asturiano. Alfredo C¨¢liz Para llegar a las poblaciones rurales se organizaron expediciones que recorrieron todo el territorio. Cada ma?ana sal¨ªan docenas de veh¨ªculos desde la ciudad armados con un GPS y se perd¨ªan el d¨ªa entero por todos esos caminos de tierra roja. Entre 2012 y 2018 se realizaron m¨¢s de 120.000 tests con este servicio domiciliario. Alfredo C¨¢liz En la cl¨ªnica Sukuma Sahke del distrito de Lugu est¨¢ de guardia Slindile Majola, agente de salud de 31 a?os (en el centro), y ella cuenta c¨®mo se trabaja ahora que la covid-19 ha hecho que la gente se quede en su casa: la idea es descongestionar las cl¨ªnicas, as¨ª que sus tres compa?eras y ella se turnan: una se queda en la cl¨ªnica y otra se va en coche a las casas de los pacientes. ¡°Vamos a ver a unas tres familias de la zona cada vez, pero si hay m¨¢s casas que nos pillan de camino, paramos y hacemos toda la revisi¨®n¡±. Alfredo C¨¢liz La agente de salud comunitaria Slindile Majola. Lo m¨¢s complicado de su trabajo es lograr la adherencia a la medicaci¨®n, porque a veces el paciente quiere que nadie de su familia vea que se medica y es dif¨ªcil conseguirlo cuando vives con muchas personas. Por eso uno de los retos actuales es devolver al redil a quienes abandonan el tratamiento. Alfredo C¨¢liz Para usuarias como Elizah Buthelezi, de 49 a?os y habitual del ambulatorio rural de Isikhugo Sezempilo, este tipo de servicios le ha ayudado a no dejar el tratamiento, y agradece mucho la cercan¨ªa. ¡°Aqu¨ª puedo recoger la medicaci¨®n sin perder tiempo en ir a la cl¨ªnica, porque no hay ninguna cercana. Si tuviera que ir lejos quiz¨¢ habr¨ªa acabado por interrumpirlo¡±, asegura. ¡°Otro beneficio es que cuando iba al hospital encontraba mucha cola y ten¨ªa que esperar horas, pero aqu¨ª no hay, solo vengo una vez al mes, recojo mis medicinas y me voy¡±. Alfredo C¨¢liz Robert Ngcobo, l¨ªder comunitario en Eshowe, tiene claro por qu¨¦ de verdad esta estrategia ha funcionado: la aceptaci¨®n de los vecinos. ¡°Una vez que la gente lo acept¨® fue f¨¢cil sentarse y hablar. El principal problema es la negaci¨®n, pero cuando aceptas que tienes VIH, aceptas tambi¨¦n la ayuda, te dejas animar y aconsejar y empiezas a tomar el tratamiento¡±, sostiene. Alfredo C¨¢liz ¡°Si tienen VIH, les animamos a que contin¨²en tomando el tratamiento; conf¨ªan mucho en nosotros porque les hablamos de su historia, de su futuro¡±, asegura el curandero Sgemegeme Mhlongo. A sus 35 a?os, no se parece en nada a la imagen ex¨®tica que de ellos se ha vendido: joven, vestido con vaqueros y camisa y desprovisto de cualquier adorno ex¨®tico. En la imagen, Mhlongo en su casa de Eshowe. Alfredo C¨¢liz