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Desafiar a las llamas en Moria, la foto del a?o Unicef 2020 La imagen ganadora, del fot¨®grafo griego Angelos Tzortzinis, es un momento congelado en el tiempo que captura la valent¨ªa e incredulidad de los ni?os y su disposici¨®n a ayudar a otros ante una gran adversidad. Pero hay m¨¢s lugares donde ellos son los protagonistas El 9 de septiembre de 2020 el campo de refugiados de Moria, en la isla griega de Lesbos, ardi¨® dejando a 13.000 personas, incluidos 4.000 ni?os, sin refugio. Los migrantes y refugiados que viv¨ªan all¨ª proced¨ªan de Siria, Afganist¨¢n o Irak. Los habitantes del campo vivieron en condiciones terribles durante a?os: hacinados, con apenas agua limpia, sin alimentos suficientes, sin un tejado sobre sus cabezas, sin escuelas y sin oportunidades para el juego. El fot¨®grafo griego Antelos Tzortzinis captur¨® en una sola imagen un momento que muestra valent¨ªa, incredulidad y la disposici¨®n de ayudar a quienes lo necesitaban urgentemente. Seg¨²n estimaciones de Unicef, casi la mitad de las personas refugiadas o desplazadas en todo el mundo son ni?os o adolescentes. Angelos Tzortzinis (AFP) Los campos de carb¨®n de Jharia, en el estado indio de Jharkhand, se encuentran entre los m¨¢s grandes de Asia. En un ¨¢rea de 280 kil¨®metros cuadrados, el carb¨®n se extrae en minas a cielo abierto, y a menudo son ni?os quienes lo hacen. El fot¨®grafo indio Supratim Bhattacharjee ha capturado toda la miseria, el horror, el agotamiento y la destrucci¨®n en los rostros de estos ni?os. Los gases t¨®xicos, as¨ª como el aire y el agua contaminados, son caracter¨ªsticos del entorno peligroso de estos campos de carb¨®n. El salario diario equivale a uno o dos d¨®lares. Muchos ni?os y ni?as est¨¢n desnutridos y miles de ellos no van a la escuela. Supratim Bhattacharjee Los miembros de una de las mejores academias de baile de Brasil decidieron ofrecer una alternativa a las condiciones de vida, a menudo desesperadas, de las favelas de R¨ªo de Janeiro. Pusieron en marcha una escuela de ballet en la favela de Manguinhos, a la que acuden 250 ni?as para experimentar la sensaci¨®n de felicidad, ir a la escuela y hacer viajes al Teatro Municipal. El fot¨®grafo ruso Evgeny Makarov, residente en Alemania, acompa?¨® a las estudiantes de ballet de Manguinhos en sus paseos por la favela, durante el entrenamiento en la escuela y en una comunidad que les hace felices. Evgeny Makarov (Agentur Focus) En el pueblo sirio de Aljiina, cerca de la ciudad de Alepo, Wasim Satot ha abierto una escuela de k¨¢rate para ni?os. Lo que lo hace especial es que a las ni?as y ni?os con y sin discapacidad se les ense?a juntos. Tienen entre seis y 15 a?os. Con su escuela, Satot quiere crear un sentido de comunidad y superar cualquier experiencia de guerra de las mentes de los ni?os. El fot¨®grafo sirio Anas Alkharboutli ha documentado c¨®mo el k¨¢rate ha conseguido hacer que los ni?os sean felices, fuertes y seguros de s¨ª mismos; promover su resistencia y permitirles llevar una vida sin preocupaciones, aunque solo sea por unos pocas horas. Anas Alkharboutli (dpa) Catania, Sicilia. En las "¨¢reas problem¨¢ticas" de esta ciudad, tanto la tasa de deserci¨®n escolar como la de delincuencia son altas. Muchos j¨®venes aqu¨ª viven del robo y el tr¨¢fico de drogas, apoyando a sus madres. El fot¨®grafo italiano Daniele Vita afirma que no son diferentes a las leyes de "respeto" de la cultura mafiosa. Vita acompa?¨® a j¨®venes de barrios concretos, los llamados ¡°Quatteri¡±, en sus primeros pasos hacia la edad adulta: j¨®venes de diez a 15 a?os que se encuentran en los acantilados junto al mar para probar muchas cosas por primera vez: primeros cigarrillos, primeras drogas, primeros besos, primer sexo. A menudo han experimentado violencia, algunos incluso han tenido un arma en sus manos. Sin embargo, todav¨ªa son ni?os. Quieren seguir la corriente, pero ?ad¨®nde los llevar¨¢? Daniele Vita Nacen en el fr¨ªo, crecen en tiendas de campa?a y se mueven con sus padres en trineos: son los hijos de los Nenets, uno de los 44 pueblos ind¨ªgenas en territorio ruso, que crecen en gran libertad. Su gente vive como n¨®madas en el extremo noroeste de Rusia. Los ni?os no conocen ni calefacci¨®n ni electricidad; obtienen el agua de la nieve derretida y el generador les proporciona electricidad de dos a tres horas al d¨ªa. Pero cuando cumplen siete, van en helic¨®ptero a una escuela p¨²blica durante nueve meses al a?o, hasta que tienen 17 a?os. La escuela es gratuita, pero especialmente inusual para los ni?os, que al principio no hablan ruso y tienen que caminar por la cuerda floja entre dos culturas. La fot¨®grafa Elena Chernyshova ha acompa?ado a los hijos de los pastores de renos en ambos mundos: en la tundra y en la ciudad; envuelto en pieles y haciendo gimnasia en la escuela; debajo del gran cielo y bajo la observaci¨®n de sus maestros. Elena Chernyshova (Panos Pictures) Guarder¨ªas y escuelas cerradas, sistemas de salud colapsados, padres y madres en desempleo, miseria agravada: la pandemia mundial de coronavirus ha tenido efectos desastrosos y consecuencias para millones de ni?os, especialmente en los pa¨ªses m¨¢s pobres. Lugares donde el distanciamiento y las reglas son una mera teor¨ªa y las m¨¢scaras protectoras son un lujo, donde el autoaislamiento debe hacerse en peque?as viviendas, donde la gente tiene que viajar en trenes y autobuses abarrotados en lugar de coches privados. En la capital iran¨ª de Teher¨¢n, el fot¨®grafo Erfan Kouchari ha capturado algunas escenas de un pa¨ªs en tiempos de pandemia. Un pa¨ªs donde casi 50.000 personas murieron de covid-19 a fecha de diciembre de 2020, a pesar de los bloqueos impuestos. Kouchari muestra c¨®mo los ni?os se escapan a los tejados de sus casas, c¨®mo utilizan estos espacios para jugar, patinar, volar cometas, hacer gimnasia, construir carpas o plantar jardines. Erfan Kouchari (Tasnim News Agency) Aproximadamente 25.000 personas en Ir¨¢n se encuentran en lista de espera para donantes de ¨®rganos. Seg¨²n las estad¨ªsticas oficiales, se realizaron casi 1.000 trasplantes en 2018. Los dramas ocultos detr¨¢s de estos n¨²meros suelen pasar inadvertidos para el p¨²blico. Una de estas historias, en las que se encuentran la belleza y el dolor juntos, ha sido capturada por el fot¨®grafo iran¨ª Hamed Malekpour. Es la de Sajjad Darwishali, un ni?o de nueve a?os que result¨® herido de muerte tras ser atropellado en la calle en su ciudad natal. Tras ser declarado con muerte cerebral, su familia decidi¨® donar tanto su coraz¨®n e h¨ªgado, la c¨®rnea de sus ojos y sus ri?ones a personas en extrema necesidad. El coraz¨®n de Sajjad se trasplant¨® con ¨¦xito a un ni?o de diez a?os en Teher¨¢n que sufr¨¦ una enfermedad arterial mortal. Malekpour captur¨® el destino de dos ni?os y sus familias en im¨¢genes de gran dolor y alivio, a un tiempo. Hamed Malekpour La gente ha estado huyendo del estado de crisis de Venezuela a la vecina Colombia desde 2016: de la inseguridad pol¨ªtica y la violencia, del hambre y un sistema de salud en estado de colapso. Seg¨²n estimaciones de Unicef, el n¨²mero de refugiados ha aumentado a 1,7 millones, incluidos m¨¢s de 430.000 ni?os y j¨®venes. Las organizaciones colombianas brindan una especie de primeros auxilios en la frontera, distribuyendo alimentos, agua potable y medicinas. La mayor¨ªa de los refugiados, sin embargo, intentan llegar a la capital, Bogot¨¢, o continuar hacia Ecuador. Se embarcan en viajes de aventura a pie, algunos lo consiguen viajando encima de camiones. El fot¨®grafo italiano Nicol¨® Filippo Rosso, quien actualmente vive en Colombia, ha capturado una de esas escenas: ni?os transportados en un cami¨®n que normalmente lleva carb¨®n. Nicol¨® Filippo Rosso Sin techo sobre sus cabezas, sin escuela, sin acceso a la atenci¨®n m¨¦dica y sin una familia que les proporcione refugio y protecci¨®n: en la capital de Bangladesh, Dacca, los ni?os viven d¨ªa y noche en las aceras, y duermen sobre bancos, cartones, esteras de bamb¨². O cerca del r¨ªo, junto a carreteras de cuatro carriles, frente a estaciones de tren, en los terrenos de las f¨¢bricas. A veces tienen una manta vieja entre ellos y el pavimento, a veces una almohada de trapos. Es dif¨ªcil estimar el n¨²mero de ni?os de la calle en Bangladesh, pero probablemente hay cientos de miles. Seg¨²n estimaciones, casi la mitad de ellos ni siquiera tienen 10 a?os. Su n¨²mero tambi¨¦n seguir¨¢ aumentando debido a la continua afluencia de familias empobrecidas de las zonas rurales a las urbes. Estos ni?os ganan su dinero con los mandados, como recolectores de basura y obreros. Intentan sobrevivir como mendigos y carteristas en esta ciudad de 20 millones de habitantes. El fot¨®grafo Sumon Yusuf caminaba por sus calles de noche para documentar lo que ¨¦l llama "belleza durmiente". Yusuf ve este t¨ªtulo po¨¦tico como una llamada de atenci¨®n a la dignidad y valent¨ªa de los menores de edad tirados en la cuneta. Sumon Yusuf