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Una vida precaria en las ricas monta?as de Albania Bulqiz? es un pueblo peque?o, pero importante posee la mayor reserva de cromo de Europa. El aumento de la demanda de producci¨®n ha llevado a los propietarios de las minas a aumentar la actividad de los empleados sin invertir en su salud, seguridad o salario. Albania tiene los sueldos m¨¢s bajos de Europa Albania es el segundo pa¨ªs de Europa con m¨¢s recursos naturales per c¨¢pita. Entre ellos destacan el cromo, el cobre, el n¨ªquel y el carb¨®n. Seg¨²n una investigaci¨®n llevada a cabo por el Banco Mundial, la conocida como 'Tierra de las ?guilas' posee m¨¢s recursos naturales per c¨¢pita que Grecia, Turqu¨ªa, Italia y Alemania. En la imagen, unas mujeres lavan el mineral extra¨ªdo de las minas, antes de empezar la selecci¨®n de la cromita. Bulqiz?, conocida como la ¡°ciudad de las minas¡±, es una peque?a ciudad de 12.000 habitantes en las monta?as nororientales de Albania y posee la mayor reserva de cromo de Europa. Albert Daka, 42 a?os, trabaja de minero en Bulqiz?. Los mineros arriesgan su vida a diario por un salario mensual aproximado de 350 d¨®lares. La cromita se descubri¨® a finales de la d¨¦cada de 1930 y las primeras minas comenzaron a explotarse en 1948, durante el periodo comunista. En esos a?os, las estrechas relaciones pol¨ªticas con la URSS al principio y con China despu¨¦s permitieron a Albania recibir el asesoramiento t¨¦cnico necesario para convertir Bulqiz? en el tercer productor de cromo del mundo. Los mineros introducen las viejas vagonetas en los t¨²neles manualmente. Arriesgan la vida a diario por un salario aproximado de 350 d¨®lares al mes. Tras la ca¨ªda del comunismo, las minas se privatizaron, determinando as¨ª la concentraci¨®n de grandes intereses econ¨®micos en manos de unas cuantas empresas, que siguieron excavando en las entra?as de las monta?as en busca de mena de cromita. La demanda de producci¨®n llev¨® a aumentar las actividades mineras sin invertir en salud y seguridad laborales. Vista de las monta?as de Albania, ricas en mena de cromita. Hoy en d¨ªa, cientos de habitantes de Bulqiz? trabajan en las minas con explosivos, equipamiento y sistemas de transporte del material que datan de la d¨¦cada de 1950, arriesgando su vida a diario. Cada minero extrae una media de ocho toneladas de cromita por cada jornada de trabajo, equivalente a un ingreso diario aproximado de 1.600 d¨®lares, a cambio de un salario mensual de 350 d¨®lares. En los ¨²ltimos a?os se han producido varios accidentes y muchos mineros han perdido la vida por falta de medidas de seguridad en el trabajo. En la imagen, dos mineros descargan mena de cromita de una vieja vagoneta en la cima de la monta?a. Las mujeres tambi¨¦n desempe?an una funci¨®n importante en el sector del cromo. Se encargan de seleccionar la preciada mena trabajando al aire libre en todo tipo de condiciones meteorol¨®gicas. Vista de las monta?as que rodean Bulqiz?. Con frecuencia se convocan manifestaciones contra las duras condiciones de trabajo en las minas, y para exigir un aumento de los salarios y una rebaja en la edad de jubilaci¨®n. El Gobierno de Albania suele hacer caso omiso de las reivindicaciones de los mineros de Bulqiz?. En la imagen, Mentor Shehu, de 34 a?os, sentado en casa con dos de sus tres hijos. Trabaja desde hace siete a?os en la mina de cromita, con un sueldo mensual aproximado de 350 d¨®lares. Albania es uno de los pa¨ªses m¨¢s pobres de Europa y tiene los salarios m¨¢s bajos del continente. Dos mineros empujan una vieja vagoneta, tras descargar mena de cromita de la monta?a de Bulqiz?. Un grupo de hombres sacrifica un animal, su carne se distribuir¨¢ luego entre las personas necesitadas de la comunidad. Lirim Hasa, 47 a?os, busca todos los d¨ªas cromita en las monta?as de Bulqiz? para despu¨¦s venderla en el mercado negro. El cromo representa un recurso natural no renovable y de importancia econ¨®mica mundial. Gracias a su gran resistencia a la corrosi¨®n, tiene muchas aplicaciones industriales, en especial en el refinado del acero y en los procedimientos de cromado. La dureza de la vida en las minas de Bulqiz? despliega una imagen dolorosa en el punto inicial de la cadena de suministros de varios productos cotidianos. Unos mineros entran en una mina de Bulqiz?. Los trabajadores arriesgan su vida a diario, por falta de medidas de seguridad. El anticuado equipamiento data de la d¨¦cada de 1950. Emiliano Lami, 48 a?os, trabaja en las minas de Bulqiz?, arriesgando su vida debido a la carencia de medidas de seguridad. Botas de goma de los mineros, en un rinc¨®n del vestuario de una mina de Bulqiz?. Dos mujeres seleccionan piedras de cromita en la cima de las monta?as de Bulqiz?. Muchas esposas de mineros trabajan duramente en todas las condiciones meteorol¨®gicas para ayudar a sostener a sus familias. Un minero muestra una mena de cromita Dos j¨®venes mineros descansando en el vestuario de una mina de Bulqiz?. Aqu¨ª, los j¨®venes no tienen m¨¢s opci¨®n que trabajar en las minas o probar suerte emigrando a otros pa¨ªses europeos. Ramazan Murrja, 53 a?os, lleva 21 trabajando en la mina. Es uno de los mineros con m¨¢s experiencia de Bulqiz?. Dos mineros seleccionan piedras de cromita en una de las minas de Bulqiz?. A diario los mineros arriesgan su vida por falta de medidas de seguridad. Usan equipamiento viejo, de la d¨¦cada de 1950. Aldo Murrja, 20 a?os, es uno de los mineros m¨¢s j¨®venes de Bulqiz?. Los j¨®venes de la ciudad se ven obligados a trabajar en las minas o a probar suerte emigrando a otros pa¨ªses europeos.