Pupitres oxidados y pizarras descascarilladas: el recuerdo de los huracanes en las escuelas

Todo era agua. La cancha de f��tbol, el huertito de cada vecino de la comunidad, la gasolinera del pueblo�� En octubre y noviembre del a?o pasado, los huracanes Eta e Iota arrasaron Centroam��rica en un a?o ya fuertemente devastado por la pandemia. La peque?a aldea Sont��, en el departamento guatemalteco de Alta Verapaz, se convirti�� de la noche a la ma?ana en un embalse; en uno de tantos. Para ir de una de las casas a orillas de la carretera principal hasta el colegio, a unos 200 metros, era necesario subirse a una barca y pagar 10 quetzales al ��emprendedor�� que aprovech�� las circunstancias para ganar algo de dinero. En una regi��n en la que una de cada dos personas vive en pobreza extrema, seg��n la Encuesta de Condiciones de Vida publicada en noviembre por el Instituto Nacional de Estad��stica, ese euro es inasumible.Jaime Villanueva / Noor Mahtani

La Escuela Oficial Rural Mixta de Sont�� permaneci�� 46 d��as completamente inundada. Por suerte �Cy por desgracia�C sus alumnos hac��a ya m��s de medio a?o que no asist��an a clase, tras el cierre de los 34.000 colegios del pa��s a causa de la pandemia. Aunque no hubo fallecidos ni heridos en el centro, los estragos de ambos huracanes son a��n palpables. Las redes de las porter��as de f��tbol y baloncesto fueron arrastradas por el lodo, las pizarras quedaron inservibles y el olor a humedad sigue impregnado en las paredes.Jaime Villanueva / Noor Mahtani

A finales de febrero de 2021 se inaugur�� la vuelta semipresencial al colegio. Abrir��an algunos con el aforo controlado y siempre que la incidencia en el municipio fuera peque?a. Otra de las condiciones impuestas por el Ministerio de Educaci��n era que las escuelas tuvieran agua y saneamiento. As��, 9.900 centros quedaban fuera de la opci��n. Entre ellos, el de Sont��. Para estos 270 alumnos de Infantil y Primaria no hay nada que festejar a��n. Los pupitres oxidados descansan en pilas y a��n no se ha limpiado ni acondicionado el resto de ��reas comunes. ��?Para qu��?��, se pregunta la maestra de Primaria, Elena Carbonell, ��Si igual no vamos a abrir��.Jaime Villanueva / Noor Mahtani

La situaci��n ya era complicada antes. No hab��a un comedor ni una cocina decente y se las arreglaban con un habit��culo de ladrillos donde preparaban lo b��sico hasta poder acabar de construir uno mejor acondicionado. Otra sala adjunta a la escuela les serv��a de almac��n. Dentro ya no queda nada ��til. Los ba?os siguen sin parecerlo; dos fosas en la tierra cubiertas con un binomio hacen el apa?o. Carbonell reconoce que m��s de un ni?o enferm�� a causa de estos sanitarios: ��No est��n en condiciones��.Jaime Villanueva / Noor Mahtani

Los peque?os, sin embargo, no han dejado de acudir. En esta comunidad la escuela es mucho m��s que un centro lectivo. Es la plaza del pueblo. Las madres se sientan en los muros y charlan �Cpr��cticamente todas sin mascarillas�C de la situaci��n actual mientras que sus hijos juegan a la pelota en la cancha o corretean entre las aulas inusualmente silenciosas. Es el bullicio de la esperanza.Jaime Villanueva / Noor Mahtani

El escenario es desolador. En la pizarra de la clase de Tercero de Primaria a��n se leen las asignaturas que llevan pendientes m��s de un a?o. ��Q'eqchi, Espa?ol, Ingl��s, Ciencias Sociales��... Un pedazo de la pizarra se la llev�� el Eta. Y todo apunta a que la docente tendr�� que acostumbrarse. Pasar por delante es una punzada en el est��mago de esta profesora, que tambi��n sigue viniendo a las clases sin saber muy bien para qu��. ��Aqu�� al menos les veo y socializamos. M��s no podemos hacer��, lamenta.Jaime Villanueva / Noor Mahtani

A 40 kil��metros de aqu��, escondidos entre grandes plantaciones de milpa, plataneras y ��rboles de achiote, hay 72 estudiantes que tampoco podr��n volver a dar clases. Pero en la Escuela del Nuevo Sina�� Rubel Santo, en Chisec, los peque?os tampoco han dejado de venir. Sin mascarillas y varios de ellos tambi��n sin zapatos, siguen pasando por ah�� para ver si encuentran otras caras conocidas. ��Aqu�� no ha entrado el virus y es absurdo perder un a?o m��s��, critica Candelaria Tox, una de las dos maestras del centro. Aunque el Ministerio no le permite reabrir sus clases, tiene pensado hacerlo: ��Los ni?os se me van a ir��.Jaime Villanueva / Noor Mahtani

Esta decisi��n la tiene afanada. Mientras charla de la situaci��n en esta aldea, ordena los pupitres y abre de uno en uno los libros. Los poquitos que puede rescatar, los devuelve a la estanter��a. El resto, carcomidos por el agua y los ratones que llegaron despu��s, ir��n a la basura. ��Es horrible��, lamenta sin querer detenerse, ��?Qu�� futuro les espera a estos ni?os?��. Los ��nicos libros ilesos son las gu��as de autoaprendizaje que el Ministerio reparte peri��dicamente como sustituto de la ense?anza presencial.Jaime Villanueva / Noor Mahtani

El d��a que la maestra viene, toda la comunidad se entera. Durante la pandemia no pudo venir todo lo que le hubiese gustado porque, adem��s de las restricciones, llegar a la zona le toma casi dos horas en moto. La mitad del trayecto es de terracer��a, como se conoce en Guatemala a los caminos sin asfaltar sobre los que toca agarrarse fuerte y prepararse para dar tumbos. Por eso hoy, decenas de madres se acercan a saludarla o a recoger a sus ni?os que juegan en las instalaciones vac��as.Jaime Villanueva / Noor Mahtani

Cuando el lodo y el agua lo abarcaron todo �Cmenos la Iglesia, que sigue intacta�C los padres y sus hijos se encargaron de la limpieza del centro educativo. ��Nos daba mucha pena verlo todo as��, reconoce una joven madre de dos, que carga en la cabeza una cesta llena de frutas. Esta zona es de suelo f��rtil pero la pandemia y ambos ciclones no dieron tregua a estas humildes familias. ��Se lo llev�� todo, las cosechas, trozos de mi casa��, recuerda.Jaime Villanueva / Noor Mahtani

La esperanza de esta aldea son los m��s peque?os. y no lo tienen nada f��cil. El abandono escolar es una triste y brutal realidad del pa��s centroamericano, que en el ��ltimo a?o perdi�� 106.000 ni?os antes de tiempo. Esta comunidad conoce de cerca estas cifras. Ervin Lionel Caal Caal quer��a ser maestro, como Blanca Lidia Caso Poou y Yessica Paola Caal. Dani Rub��n Ical Chic so?aba con convertirse en polic��a. Y Alba Floridalma Ical Xol quer��a ser periodista y narrar las historias de otros. Ninguno pasa de los 16 a?os y todos se vieron obligados a dejar los estudios durante la pandemia. De los siete alumnos que llegaron a sexto, solo tres continuaron en Secundaria.Jaime Villanueva / Noor Mahtani

Para Carlos Carrera, representante de Unicef en Guatemala, ��volver a la escuela es imprescindible��: ��En estas escuelas est��n los ni?os m��s vulnerables y que m��s sufrieron el a?o pasado por no tener electricidad ni internet��. Por ello, el organismo ha priorizado la entrega de sanitarios a varios centros educativos como este para que el agua no sea un impedimento. A veces, el problema no acaba ah��. ��El alcalde dice que deber��amos saber poner ellos solos los inodoros, que donar los sanitarios no es suficiente y que ellos no se encargan��, cuenta la profesora. Hace semanas que llegaron los v��teres y a��n nadie que los instale.Jaime Villanueva / Noor Mahtani

La maestra se lo pregunta una y otra vez: ��?C��mo vamos a acabar as�� con el c��rculo de pobreza?��. Ingrid Mariela Ja Pop, 11 a?os, quiere ser enfermera. Pero para eso, va a tener que esforzarse mucho con la tarea y no es f��cil. Sus pap��s son analfabetos y no le pueden ayudar si no entiende algo. ��Echo mucho de menos las clases con la se?o��.Jaime Villanueva / Noor Mahtani

En las paredes de la clase, cuelgan varios dibujos como tiritas en una herida. Es el poco color entre la humedad y el lodo seco. A la maestra, robusta y tajante, se le escapa un suspiro de alivio. ��Ellos mismos traen sus dibujitos y los pegan aqu�� y all��, explica con una sonrisa triste. Est�� agotada y sabe que a��n queda mucho por hacer.Jaime Villanueva / Noor Mahtani

La infancia en Guatemala es una carrera de obst��culos. En un pueblo al que la covid no se ha asomado a��n, la educaci��n lleva detenida m��s de un a?o. Y para algunos tendr�� unas consecuencias irremediables. Sobre todo para las ni?as: seg��n datos de Unicef son ellas las que lideran las tasas de abandono escolar. Muchas de ellas son madres antes de lo que les gustar��a y la gran mayor��a se ocupa de los cuidados del hogar y de los m��s peque?os.Jaime Villanueva / Noor Mahtani

Se hace tarde y los ni?os a��n corretean entre las salas, ponen al d��a a la maestra y juegan a la pelota en el terreno frente a la iglesia. Algunas madres bajan a decirles que es la hora de irse, que la comida est�� lista. Y aunque se resisten, acaban por ceder. El hambre aprieta y, a fin de cuentas, el colegio seguir�� ah�� tambi��n ma?ana. Aunque m��s como patio de recreo que como centro educativo.Jaime Villanueva / Noor Mahtani