12 fotosSer madre soltera y confinada en BrasilUn proyecto colectivo de siete fot¨®grafas registra la vida cotidiana de 12 mujeres que cuidan solas a sus hijos en diferentes regiones brasile?as, mostrando c¨®mo han hecho frente a los desaf¨ªos durante la pandemia en su d¨ªa a d¨ªaEl Pa¨ªsBrasil - 18 mar 2021 - 08:27CETWhatsappFacebookTwitterBlueskyLinkedinCopiar enlaceNat¨¢lia Cardoso, 20, con su hija Pietra, de cinco meses, en Osasco, la periferia de S?o Paulo, durante los primeros meses de la covid-19 en Brasil. Despu¨¦s de su permiso por maternidad, Cardoso planeaba trabajar y dividir el cuidado de su hija con su madre, pero cuando sus jefes cambiaron sus horarios de trabajo, tuvo que pedir su dimisi¨®n para cuidarla. Por problemas burocr¨¢ticos, no tuvo acceso a la renta m¨ªnima de emergencia del Gobierno para desempleados y aut¨®nomos durante la pandemia y hubo de buscar otro trabajo temporal. La participaci¨®n de mujeres en la mano de obra ha ca¨ªdo desde marzo de 2020 hasta un 46%, el nivel m¨¢s bajo en 30 a?os. Esto ha profundizado las desigualdades de g¨¦nero y raciales ya presentes en el pa¨ªs.Patricia MonteiroLuisa Brand?o, 27, participa en una reuni¨®n virtual mientras que su hijo Aruan, de cinco a?os, ve dibujos animados en la computadora en su casa en la zona rural de Botucatu, en el interior de S?o Paulo, donde los dos viven juntos. El acuerdo entre ellos es que el ni?o puede ver dibujos animados solo una vez por semana, para que Aruan se quede lo m¨ªnimo posible frente las pantallas. "Yo creo que la primera infancia debe ser vivida en el mundo real y no en el virtual, pero cuando estamos en teletrabajando y no hay nadie adem¨¢s de t¨² y un ni?o en la casa, muchas veces los dibujos animados son importantes para que yo pueda concentrarme en el trabajo o asistir a una reuni¨®n".Patricia MonteiroMarilucia Marcilina Batista, de 37 a?os, y su hijo menor, Jos¨¦, de ocho, se preparan para ir de su aldea hasta la casa de harina en el medio del bosque de la Tierra Ind¨ªgena Andir¨¢ Marau, en el estado de Amazonas, Brasil, donde trabajar¨¢ durante una semana. Con las escuelas cerradas, sus hijos le empezaron a ayudar m¨¢s en la actividad de cultivo que les sostiene. Durante la pandemia ella no pudo viajar de la aldea a la ciudad para vender sus productos ni para recoger los recursos de los beneficios sociales que recibe del Gobierno y que usa para comprar los alimentos b¨¢sicos para su familia.Tayn¨¢ Sater¨¦Ver?nica da Costa, de 31 a?os, es educadora y artista independiente. En la imagen compra hierbas medicinales con su hijo Th¨¦o, de seis a?os, en una feria en R¨ªo de Janeiro, donde viven juntos. Con la llegada de la pandemia, Da Costa se qued¨® sin empleo y se enfoc¨® en ampliar su negocio de productos naturales que ella misma hace en su casa. As¨ª, se ha juntado con otras mujeres artistas que tambi¨¦n son trabajadoras aut¨®nomas y madres solteras para que sus hijos puedan jugar y para apoyarse entre ellas.Mar¨ªa Magdalena Arr¨¦llagaCarlla Bianca Souza, de 21 a?os, amamanta a su hija ?sis, de tres, en su casa, en S?o Luis, Maranh?o, Brasil. Estudiante de Derecho, Souza vive con su familia, sus padres y dos hermanas. Con la llegada del nuevo coronavirus y la clausura de escuelas y guarder¨ªas, la joven empez¨® a dividir su tiempo entre estudiar, cuidar de su familia y trabajar en la tienda de ropa 'online' que administra. "Durante la pandemia me preocup¨¦, tuve crisis de ansiedad y de depresi¨®n, porque te sientes muy presionada, muy exhausta y a¨²n tienes que hacer tus cosas (...) Me sent¨ª muy sofocada", reconoce.Ingrid BarrosC¨¦u, de cuatro a?os e hija de Sof¨ªa Benjam¨ªn, de 30, juega con su tableta electr¨®nica en casa, en R¨ªo de Janeiro. Benjam¨ªn y C¨¦u estuvieron en aislamiento estricto durante ocho meses para mantener la seguridad de la madre de Sof¨ªa, que forma parte del grupo de riesgo y es su ¨²nica red de apoyo. Dise?adora de vestuario y artista independiente, para Benjam¨ªn, uno de los principales desaf¨ªos durante la pandemia con la clausura de escuelas y guarder¨ªas ha sido depender exclusivamente de la abuela materna para que cuidara a C¨¦u y que ella pudiera trabajar desde casa. Tambi¨¦n han hecho mella la sobrecarga f¨ªsica y emocional generada como resultado. Cuando la ciudad sigui¨® adelante con la flexibilizaci¨®n de la cuarentena, tuvieron que mantenerse aisladas para proteger a su ¨²nica red de apoyo.Mar¨ªa Magdalena Arr¨¦llagaRafaela Machado, de 29 a?os, habla con su hijo por videollamada en frente de su casa en la comunidad Cantagalo, en R¨ªo de Janeiro. Machado est¨¢ separada y tiene cuatro hijos, y ha dependido del apoyo de las abuelas de sus ni?os, con quienes los tuvo que dejar durante los primeros cinco meses de la pandemia mientras que ella segu¨ªa trabajando fuera de casa, ayudando a su comunidad a enfrentar la crisis. Durante ese tiempo y hasta que pudieron volver a reunirse, Machado mantuvo contacto con sus hijos gracias a las frecuentes videollamadas.Mar¨ªa Magdalena Arr¨¦llagaLu¨ªsa Molina, de 31 a?os, con su hijo Luca, de seis, aprovechando un d¨ªa de descanso en un arroyo cerca de Bras¨ªlia, donde vive con el ni?o y su madre, que tambi¨¦n es soltera. Durante los meses de pandemia y cuarentena en casa, Molina se concentr¨® en escribir su tesis de doctorado y dedicarse a su trabajo como activista de la causa ind¨ªgena mientras cuidaba de Luca con la ayuda de su progenitora.Andressa ZumpanoB¨¢rbara, de 14 a?os, y su madre, Stella Prado, de 28, durante la cuarentena en su casa en Curitiba, una ciudad en el sur de Brasil. B¨¢rbara vive con sus abuelos en el interior de S?o Paulo desde que su madre se mud¨® para estudiar y trabajar hace cinco a?os. Stella Prado la tuvo muy joven, con 14, la misma edad que tiene su hija hoy. El padre de B¨¢rbara est¨¢ ausente desde hace mucho tiempo y la familia de Prado es la ¨²nica que apoya el crecimiento e independencia de las dos.Isabella LanaveMar¨ªa Francisca trabaja en su chacra (tierra) frente a su casa en el asentamiento Nova Cana?, en Brazilandia, Distrito Federal, donde vive con dos de sus cuatro hijos. Con la llegada de la pandemia, perdi¨® sus fuentes principales de ingreso como trabajadora dom¨¦stica y agricultora. Ella tampoco pudo acceder a la renta m¨ªnima de emergencia del Gobierno, as¨ª que decidi¨® volcar sus esfuerzos en la producci¨®n agr¨ªcola para la subsistencia de su familia durante estos duros meses.Andressa ZumpanoIsis Abena, de 35 a?os, y su hija Ain¨¢, de dos, en el patio con sus vecinos en Salvador, Bah¨ªa. Durante los primeros meses de pandemia viv¨ªan en un departamento, pero con el confinamiento, el peque?o espacio empez¨® a afectar el humor de Ain¨¢ y la productividad de la madre. Las dos se mudaron a una casa de villa, donde la ni?a tiene m¨¢s espacio, libertad, amigos y contacto con la naturaleza y donde Abena cuenta con una red de apoyo gracias a las otras familias que ah¨ª viven. Entre todos se ayudan para cuidar a los ni?os.Shai AndradeStephanie Borges, de 23 a?os, y su hijo Lucca, de tres, juegan juntos en el r¨ªo cerca de su casa, en Arembepe, Bah¨ªa. Borges cruza el mismo r¨ªo a pie todos los d¨ªas de madrugada hasta su trabajo, en una carnicer¨ªa al otro lado del caudal. En sus d¨ªas de descanso, ba?arse con su hijo en el agua es el momento que tienen para estar juntos y recargar las energ¨ªas para seguir m¨¢s ligeros con su d¨ªa a d¨ªa.Shai Andrade