13 fotosInfanticidiosSobrevivir a la superstici¨®n de los ni?os brujosAlgunas comunidades animistas en Guinea Bis¨¢u no consideran humanos a los ni?os que nacen con discapacidad. Los que no son v¨ªctimas del infanticidio selectivo, est¨¢n abocados a una vida en la oscuridad. Una ONG espa?ola les ayuda?lvaro Garc¨ªaAlejandra Agudo10 may 2021 - 09:15CESTWhatsappFacebookTwitterBlueskyLinkedinCopiar enlaceIsemene Henriqueta Quintino sostiene en brazos a su hija Jean Philippe Mendy, de un a?o y con par¨¢lisis cerebral por hipoxia durante el parto. Su familia ha tratado de convencerla de que mate a la ni?a, a la que no consideran un ser humano. El infanticidio selectivo de ni?os con discapacidad es una pr¨¢ctica com¨²n en algunas etnias animistas de Guinea Bis¨¢u.?lvaro Garc¨ªaQuintino escribe poes¨ªas en portugu¨¦s sobre su experiencia de ser madre y luchar contra las tradiciones que matan. Sin el apoyo de su familia, ella vive en una casa de acogida de la ONG espa?ola Aida, junto al centro de rehabilitaci¨®n para ni?os con discapacidad de la organizaci¨®n.?lvaro Garc¨ªaLos llaman ir?, que en la lengua criolla de Guinea Bis¨¢u quiere decir esp¨ªritu o demonio. Es el ¨²nico nombre reciben muchos de los ni?os que nacen con alguna discapacidad, desde par¨¢lisis cerebral hasta epilepsia, o que simplemente parecen tenerla. Los mayores de algunas etnias animistas cuentan que no son humanos y que tienen que volver al lugar del que proceden, el m¨¢s all¨¢. O que hay que deshacerse de ellos porque son capaces de actos perversos de brujer¨ªa. As¨ª justifican el infanticidio selectivo?lvaro Garc¨ªaLa falta de acceso al sistema sanitario p¨²blico y la preferencia por los curanderos tradicionales hace que tres de cada cuatro ni?os con discapacidad tengan un diagn¨®stico tard¨ªo, retraso o ning¨²n tratamiento, seg¨²n un estudio que cita Unicef en su ¨²ltimo informe sobre el estado de la infancia en el pa¨ªs, de 2019.?lvaro Garc¨ªaEn la unidad de prematuros del Hospital Nacional Sim?o Mendes, el m¨¢s grande del pa¨ªs, las madres cuidan de sus beb¨¦s. El parto en casa es, sin embargo, muy com¨²n en el pa¨ªs. Y cuando un ni?o nace con alguna discapacidad no solo no recibe la atenci¨®n que necesita, sino que no se les da nombre, no se les registra y, en el peor de los casos, les matan.?lvaro Garc¨ªaUn reci¨¦n nacido es reanimado en la sala de urgencias de pediatr¨ªa del Hospital Nacional Sim?o Mendes.?lvaro Garc¨ªaSalimatu Embalo, de 26 a?os, con su hijo Tcherno Kachide Balde, de cuatro. ¡°Naci¨® con fiebre y nunca estaba bien. Empec¨¦ a notar que no sujetaba la cabeza y un m¨¦dico me dijo que necesitaba fisioterapia¡±, recuerda. Aquel doctor que le habl¨® de que el ni?o pod¨ªa mejorar era un vecino y uno de los especialistas del centro de la ONG Aida. ¡°Otras personas me dec¨ªan que no era una persona, pero no sucumb¨ª a un tratamiento tradicional¡±.?lvaro Garc¨ªaHoy, el peque?o Tcherno Kachide Balde gatea por la sala, pasa de un lado a otro de un tubo siguiendo las instrucciones de sus terapeutas. Al final, le espera un caramelo o un juego. No fueron solo las palabras hirientes lo que Embalo tuvo que combatir. ¡°Me dec¨ªan que era un ir?, que si no lo mataba, ¨¦l me matar¨ªa a m¨ª¡±, se emociona su madre. Cuando Kachide cumpli¨® un a?o, sus parientes dieron un paso m¨¢s all¨¢. ¡°Mi familia me llev¨® a Bafat¨¢ (ciudad en el interior del pa¨ªs) y me hicieron una reuni¨®n para convencerme de que le matara. Tuve que huir¡±.?lvaro Garc¨ªaSamiro da Silva, de 15 a?os (derecha), junto a su madre Santa Aju, de 37, y su terapeuta en el centro de rehabilitaci¨®n de Aida. "El ni?o naci¨® normal, pero con nueve empez¨® a tener problemas. No sabemos si por una meningitis o paludismo cerebral", relata la progenitora. Gracias a la terapia ha recuperado parte de la motricidad. "Quiero poder levantar este brazo y manejar la mano", dice el chico mientras se agarra su izquierda. De hacerlo, podr¨¢ atender mejor sus clases en Braille, pues tambi¨¦n perdi¨® la visi¨®n casi completamente. "Quiero ser m¨¦dico. Y si no, pastor de la iglesia para contar la palabra de Dios".?lvaro Garc¨ªaEn las instalaciones de rehabilitaci¨®n de Aida, atienden a 188 ni?os y hay otros 66 en lista de espera. ¡°Damos prioridad a los que tienen epilepsia porque no les tratan su dolencia al considerar que no son seres humanos", explica la directora del centro. El segundo aspecto es la edad porque ¡°cuanto m¨¢s peque?os, m¨¢s probabilidad de que la terapia funcione¡±. ¡°Tambi¨¦n vemos las necesidades sociales de los padres; vamos a sus casas, evaluamos el apoyo que les podemos dar, por ejemplo: una cama, un carrito, ayuda para emprender un negocio¡±, agrega.?lvaro Garc¨ªaLa mayor¨ªa de los pacientes padecen par¨¢lisis cerebral, despu¨¦s epil¨¦pticos y s¨ªndrome de Down. En el centro de Aida pasan consulta, se les hace seguimiento, terapia y se les dispensan medicamentos gratuitos. En Guinea Bissau hay un 4,5% de peque?os entre dos y cuatro a?os con alg¨²n tipo de discapacidad, la mayor¨ªa ¡°disfunci¨®n en el comportamiento¡± y casi cero con problemas para ver, o¨ªr, andar o descoordinaci¨®n motora. En adultos, el porcentaje baja a 1% de los hombres y 2,7% de las mujeres con ¡°alguna dificultad funcional¡±, en t¨¦rminos de la Encuesta de Indicadores M¨²ltiples (MICS) publicada en 2020. Muy por debajo de la media global: en el mundo, un 15% de la poblaci¨®n vive con alguna discapacidad.?lvaro Garc¨ªaLa sala de logopedia no es muy grande, pero es luminosa, dispone de todo lo necesario, con mucho color. Aqu¨ª se hace estimulaci¨®n sensorial y tambi¨¦n es una habitaci¨®n de lectura. En el espacio de fisioterapia motora, los especialistas trabajan la motricidad con los ni?os. En la imagen, Samiro da Silva se esfuerza en su sesi¨®n.En Guinea Bis¨¢u, en la posici¨®n 175 de 186 en el ¨ªndice de desarrollo humano de la ONU, sobrevivir al infanticidio camuflado de tradici¨®n va, a menudo, seguido de una existencia sin identidad, escondidos y ocultados. Salimatu Embalo, de 26 a?os, se neg¨® a darle esa mala vida a su hijo y le lleva a su terapia con puntualidad. ¡°Estoy muy contenta con mi decisi¨®n. Not¨¦ mucho el cambio desde que empez¨® la fisioterapia. Hace falta mucho coraje porque es duro, pero no nos podemos rendir¡±.?lvaro Garc¨ªa